Disclaimer: el universo de Sherlock no me pertenece, es propiedad de su creador, Sir Arthur Conan Doyle y de la BBC.
Capítulo 1: El hielo se derritió
Ahora entendía un poco a su hermano menor, era cierto, muchas personas son ineptas e idiotas, ¿Qué parte de revisar todo el edificio y asegurarlo no entendieron? Y ahora él se encontraba ahí, frente a la puerta de ese armario para escobas que nadie revisó, golpeando el suelo con su paragüas, decidiendo si entrar o no.
Finalmente Mycroft Holmes se decidió, y frente a él, en aquel oscuro y frío lugar se encontraba un niño de al menos dos años de edad, pálido, tembloroso, asustado, cabello castaño y ojos azules, muy azules, dueño una mirada que le paralizó en su sitio.
El pequeño extendió los brazos hacia Mycroft, buscando la seguridad que por tanto tiempo deseó.
El mayor de los Holmes se inclinó y alzó al niño, huérfano de la masacre que el MI5 no pudo evitar en ese edificio, unos bracitos rodearon su cuello y ahí se quedaron, aferrados por completo al cuerpo y corazón de ese hombre que empezaba a derretirse.
Nadie le detuvo ni le dijo nada, después de todo EL era el gobierno británico, él podía hacer lo que deseara y más.
Subió a su auto negro y le ordenó al chofer que enfilara hacia su mansión y que tan pronto lo dejara en ella fuera en busca de John Watson al 221b de Baker Street. Por el camino el niño seguía aferrado con fuerza al político, como si la vida se le fuera en ello.
Mycroft no sabía que hacer, las muestras de cariño no eran lo suyo, no sabía como tranquilizar a un niño, así que solo le dio torpes palmaditas en la espalda. Se encargaría del niño hasta encontrar un orfanato decente donde dejarlo. Aunque siendo sinceros, ningún orfanato es decente.
Quizás… solo quizás.
¡No! Se había prometido a si mismo no tener hijos ni nada que se le pareciera, los sentimientos no eran lo suyo, suficiente con demostrarlos con Lestrade, para él eso bastaba y sobraba.
Pero Lestrade llevaba semanas con el mismo tema, que si no quería dejar descendencia, que si no quería una familia, que Sherlock y John se veían tan felices con Hamish; incluso le había dicho que Sherlock era mejor que él por atreverse a dar ese paso en su vida.
Luego de eso el DI se disculpó, sin embargo, la mirada triste y vacía persistía hasta esos días.
Una que desapareció en cuanto Mycroft atravesó la puerta del salón cargando al niño. Lestrade miró la escena boquiabierto, deseaba un hijo, pero que Mycroft llegara del trabajo esa noche con uno en brazos le sobrepasó.
—Mycroft ¿qué…—empezó a decir mientras se levantaba del sillón.
—Un niño Lestrade—respondió el político sentándose en su sillón junto al fuego—uno que sobrevivió al atentando del…
— ¿Y lo traes así nada más? —musitó el DI tratando de ver la cara del niño, algo imposible ya que este se ocultaba en el hombro del político.
—Mandé a traer a Watson, es médico ¿no? No creo que necesite nada más.
—Es un niño Mycroft…—dijo Lestrade acariciándole una de las manos al pequeño.
Mycroft lanzó una mirada que solo quería decir "eso lo se y me estas cansando"
-Mycroft Holmes te informo que las visitas a domicilio están en desuso, si necesitas de un doctor debes ir a un hospital como la gente común—despotricó John entrando al salón, seguido del mayordomo de la mansión—.Porque esto de ¡Oh dios mío! ¿Un niño Mycroft?
El político rodó los ojos, ¿Qué tenía la gente con lo obvio?, bien, se estaba comportando como su hermano pequeño, tomó un respiro y forzó una sonrisa sarcástica.
—Si, un niño, que saqué de un edificio que estalló hoy a las afueras de Londres, ¿Tendrías la amabilidad de revisarlo por favor?
—Debes llevarlo a un hospital—le regañó John ahora en su modo "doctor"
—Esta traumado y casi pegado a mi, ¿Cómo crees que estará en un hospital?
Mycroft preocupándose por los sentimientos de un niño y evadiendo los canales regulares, el mundo se acabará mañana, pensaron al unísono Lestrade y John compartiendo idénticas miradas de sorpresa.
—Esta bien, pero como encuentre la más mínima razón para que vaya a un hospital…
—Lo llevaré doctor Watson, no se preocupe—interrumpió el político con seriedad.
—Bien, veamos que tenemos aquí—dijo John tratando de sonar simpático para el niño, luego analizaría la situación, esa era la única manera de sobrevivir con los Holmes—.Hola pequeño, ¿Cómo te llamas? —preguntó agachándose detrás del sillón mientras se colgaba el estetoscopio al cuello.
No obtuvo respuesta.
—Bien, no te gusta hablar, lo entiendo—cedió, ocultando su preocupación— ¿Puedes soltar a este señor un momento? Sólo unos minutos.
El niño negó con la cabeza y se aferró más a su protector. Sin embargo eran buenas noticias, el niño parecía comprender preguntas simples.
— ¿Te duele algo? —preguntó John acariciándole el cabello.
El niño volvió a negar aferrando con más fuerza al político.
— ¿Te lastimaron?
El niño volvió a negar, pero empezó a temblar, situación que aprovechó John para soltarlo de los hombros de Mycroft y cargarlo por su cuenta.
—Ven, no te haré daño—le aseguró al ver que empezaba a llorar—.Siéntate aquí un momento—pidió dejándolo en el sillón libre, Mycroft suspiró aliviado y estiró los brazos, Lestrade se acercó con cautela y se agachó al lado del niño, esbozando una sonrisa tranquilizadora.
— ¿Quieres jugar con las esposas de policía? —invitó sacándolas de su bolsillo, el niño dejó de llorar de inmediato y extendió una mano, Lestrade se las dio y el pequeño se dedicó a jugar con ellas durante todo el examen.
—Está bien—sentenció John cerrando su maletín—.Me preocupa que no hable, comprende las frases sencillas, pero no contesta, quizás sufra de estrés post traumático, debes llevarlo con un especialista—aconsejó.
—Lo haremos, ¿no My?
— ¿Mycroft? —llamó John.
Pero el aludido miraba el fuego de la chimenea ensimismado.
—Déjalo así, cuando se pone pensativo no hay quien le saque una palabra—dijo Lestrade vigilando al niño, que empezaba a cerrar los ojos poco a poco.
—Se donde es la salida, cuida de ellos—murmuró John alborotando el cabello del niño que ya dormía a pierna suelta.
— ¿De ambos? Será mi nueva obligación—contestó el Di con los ojos brillantes y exudando paternidad por todos los poros.
Media hora después John entraba al 221b, estaba colgando la chaqueta en el perchero cuando Sherlock preguntó desde su sofá:
— ¿Qué tenía Mycroft? ¿Hemorroides? —rió divertido—. Algo serio debe ser si te llamó a ti y no fue con algún doctor privado.
—En realidad—comenzó John sin saber como continuar, tomando asiento al lado de su esposo—. Creo que serás tío.
—Sabía que la gordura de mi hermano no era natural, ¿Cuántos meses tiene? —interrogó con voz seria y neutra.
—SHERLOCK
— ¿Qué? Es la única manera por la cual Mycroft aceptaría a un niño en su vida, sabes como es de cauteloso con Hamish.
—Hamish pintarrajeó los papeles del ministerio, las paredes del despacho, robó los periódicos de los políticos del club Diógenes, le hizo romper su dieta, encontró cierto disfraz perturbador en su armario…
—Esta bien—cedió Sherlock riendo—.Nuestro hijo es único, es todo.
Unos días después Lestrade y Mycroft aparecieron en la puerta del piso, llevando al niño de la mano, entre ellos.
Hamish se acercó corriendo a saludar, más sin embargo frenó en seco al ver al otro niño y se ocultó tras la pierna de Sherlock, tímido, ¿quién era ese otro niño? Se dedicó a observarlo.
—Que sorpresa—dijo Sherlock mirando a su hermano, buscando síntomas de algún tipo de locura.
—Si Sherlock, lo hemos adoptado—confirmó el político sin moverse de la puerta, contestando así a la muda pregunta de su hermano menor.
—Se llama Henry—explicó Lestrade sonriendo orgulloso—.Anda, ve a saludar a tus tíos.
Henry no se movió de su sitio e imitó a Hamish ocultándose tras Mycroft.
—Eso es de mala educación…—empezó el político con reproche en su voz, sin embargo John lo atajó a tiempo.
—Hamish, lleva a Henry a jugar, puedes mostrarle tus juguetes, no seas tímido, es tu nuevo primo—sonrió el buen doctor dándole un empujoncito juguetón a su hijo.
—Si papi—accedió Hamish saliendo con timidez de su seguro escondite— ¿Quieres ver mi colección de rocas? —invitó a Henry.
Tras pensarlo durante un rato el niño asintió y siguió a su primo a su habitación.
—Mycroft, no puedes regañarlo por ser tímido o por no hablar—reprochó John sirviendo el té.
—La sicóloga dijo que hablaría un día de estos, que sólo es una respuesta emocional al trauma vivido, seguramente tuvo que guardar silencio mientras estuvo oculto en el armario y se producía el tiroteo y ahora lo relaciona con la seguridad—explicó Lestrade.
—Con más razón no puedes forzarlo Mycroft—opinó Sherlock molesto.
El político les dirigió una mirada enfadada.
En la habitación ambos niños jugaban en la cama de Hamish, quien a pesar de ser dos años mayor no se aburría con su primo.
Era curioso que no hablase, debía arreglar eso, lo hacía aburrido, demasiado silencio no era bueno.
Henry jugaba con uno de los barcos piratas de Hamish cuando este se lo quitó con un sonoro MIO. El menor se encogió de hombros y tomó un auto de carreras, que también le fue arrebatado. Y así con cada juguete hasta que Henry estaba al borde de las lágrimas y a Hamish se le acababan las ideas para hacerlo hablar.
Hasta que le quitó uno de los dulces que encontró bajo la almohada de Hamish, quien había compartido ese secreto con él y ahora no quería compartirle la barra de chocolate.
Y ocurrió lo que tenía que pasar.
— ¡Mío! —gritó Henry molesto— ¡Papá! ¡Papi!
— ¡Habla pero no seas acusica! —gritó Hamish.
—¡Malo!
Los gritos llamaron la atención de los adultos, que se levantaron y fueron corriendo hasta la habitación.
Hamish y Henry rodaban por el suelo, jalando una barra de chocolate y gritando MIO a todo pulmón. Se apresuraron a separarlos, Hamish sonreía orgulloso desde brazos de Sherlock comiendo el chocolate.
Henry lloraba en brazos de Lestrade, acusando a su primo entre sollozos.
—Hamish malo, papi, me quito chocolate.
Todos se quedaron de piedra al oír la infantil voz del pequeño, ¡hablaba! ¿Cómo era posible?
¿La respuesta? La capacidad de incordiar innata en el hijo de Sherlock Holmes y el corazón Watson que dirigía sus inocentes acciones.
O quizás no tan inocentes.
N/A: vaya que cuando una idea se me mete en la cabeza no sale ni a patadas ^^ esto es tu culpa I-Am-Momo XD con lo que dijiste en tu review me diste la idea jajajaja asi que va para ti ;)