¡Bou yure! ¡¿Qué tal todos?! … si otra vez yo subiendo capitulo con más de un año de retraso :'v … u.u que irresponsable TwT)9

Y weno, Como hace poco me fije en la fecha en la que publique el primer capítulo del fic, (17 de septiembre del 2013) y para compensar en algo la tardanza…Les traigo un capítulo "especial o extra" pero siempre tiene continuidad con el fic :3

Mil gracias a todas por seguir aquí, leyendo y comentando… me hacen querer seguir esforzándome por sacar adelante esta historia, Los aprecio tanto :') … Y pues bueno, como dije, para conmemorar estos tres años, haré algo que jamás he hecho en mis fics y pues no sé si volveré a hacerlo (a ver si no la cago :,v) pero al menos, no podrán decir que no lo intenté u.u

Créditos por la imagen: Michijm n.n

Dedicado a todas las fans de la pareja 3 ¡los aprecio mucho! 3 :'3

¡Nos leemos abajo! :'D

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CAPITULO EXTRA

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Sentado en la cama de su habitación, cubierto por las sabanas y con la ropa de dormir puesta, el Sargento Ackerman seguía sin poder dormir. Estaba preocupado por cosas de trabajo, la próxima expedición se acercaba y el consejo ya les había hecho un ultimátum; esta vez los altos mandos esperaban resultados contundentes de esta próxima salida fuera de los muros, porque si no, el comandante y toda la Legión de Reconocimiento estarían en serias dificultades. Alguien estaba poniendo tanto a los nobles, como al Rey en su contra. Erwin tenía razón al decir que "Los verdaderos enemigos de la humanidad no son los titanes".

Por otra parte, y aunque en medio de tantos problemas estaba mal pensar en asuntos personales, le era inevitable pensar en ella. Una y otra vez reproducía en su cabeza, los momentos tan apasionados que esa tarde habían vividos juntos, y como ella luego de demostrarle su amor, entregándose por completo a él, se había ido de inmediato, como que si después de haber recuperado la cordura y su orgullo, huyera despavorida él.

Tenía que hacer algo para recuperar su confianza y demostrarle que a pesar de ser tan duro de carácter y tan poco expresivo, estaba dispuesto a todo con tal de dejar atrás todos esos sucesos dolorosos, y volver a empezar juntos.

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*A la mañana siguiente*

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Muy temprano por la mañana, como era costumbre en la milicia, Rivaille ya vestido, se dirigía al campo de entrenamiento. Erwin haría una reunión con todas las tropas de la legión, para hablar acerca de la delicada posición en la que se encontraban, para darle ánimos a sus camaradas y tranquilizar un poco el nervosismo colectivo que se vivía entre los soldados, cada vez que se estaba a punto de salir a alguna expedición. En especial esta; ya que de los resultados obtenidos, los miembros del consejo y el comandante Zaclay, podrían deliberar acerca del futuro de esta rama militar.

El pelinegro caminaba tranquilamente por el pasillo, cuando a lo lejos divisó la figura esbelta de una pelinegra que le resultaba muy atractiva. De inmediato paró su marcha y sin impórtale que alguien pudiera descubrirlo se la quedo viendo un momento. Ella como siempre, estaba con sus compañeros de promoción, sin decir nada, solo observando a Eren y Armin mientras parecían conversar muy animados acerca de algo. De repente y sin avisar, como si lo hubiera adivinado, ella levantó la mirada hacia el otro lado del pasillo, donde su Sargento la observaba atentamente, y no pudiendo ocultar su rostro terriblemente sonrojado y abriendo los ojos con sorpresa, tomó a eren y a Armin por la manga de la chaqueta y camino lo más rápido que pudo, casi llevándolos a rastras lejos de ahí. A lo que estos con cara de extrañados no hicieron más que seguirla.

Rivaille los siguió con la mirada hasta que desaparecieron de su vista, para después quedarse observando el lugar en el que antes ella estaba, preguntándose cómo demonios haría que ella lo aceptara otra vez.

–¡Ya- te-vi! – le dijo alguien que estando detrás de él y colocando sus manos en los hombros del pelinegro, le habló cerca del oído, de forma pausada y algo burlesca.

Rivaille estaba tan concentrado que no se lo esperaba, y su sobresalto ante tal acción fu evidente – ¡Mierda Hanji! ¡Siempre tienes que aparecer de la nada!

La castaña tratando de contener la risa para no llamar la atención de los que iban pasando, tratando de ser "discreta" dijo en voz alta – ¡Hoooo! ¿No me digas que te asusté? ¡Así tendrás la conciencia! – comenzando a reír después

–Tks, no tengo tiempo para esto – dijo él a punto de retirarse

–¡Espera! – Pidió ella, tomándolo del brazo – Tenemos que hablar – dijo, cambiando de tono, a uno más preocupado y serio.

Él la miró con frustración –Tu marido va a da un discurso en unos minutos… ¿Tiene que ser ahora? – respondió serio, no estaba de humor para las impertinencias de la científica en estos momentos.

Ella se acomodó los lentes, teniendo ya un semblante formal – ¿Qué pasó ayer en la oficina de Erwin? – Preguntó concisa y tajante – no te confundas, no es que me parezca mal, ustedes ya están grandecitos… ¡sobre todo tú! – bromeó entre risas dándole una palmada en el hombro al pelinegro, quien solo cerros los ojos y cruzó los brazos – Ni tampoco se lo voy a contar a Erwin. – Continuó– Solo quiero saber que está sucediendo.

Rivaille sudó frio. ¿Cómo hacia esa cuatro ojos que siempre se enteraba de todo? "¡¿Acaso tenia ojos y oídos en todas las malditas paredes?!" Pensó.

–Sé lo que estás pensando… –afirmó – ¿Cómo lo supe?...¿No?

No tenía que ser adivina, en ese momento la expresión del pelinegro era muy comunicativa, por así decirlo. – Lo supe porque cuando Ángela bajó a comer, pensé que vendrías con ella, ya que aunque no estuvieras con ella en ese momento, seguro te habría ido a buscar para que bajaras con ella al comedor, pero no te vi. Después repare que había enviado a Mikasa a buscarla, y cuando Ángela llegó, tampoco la vi comiendo con los chicos, cosa que me pareció muy extraña, así que pensando en que era más que seguro que se habían quedado discutiendo por culpa mía, fui a percatarme si mis sospechas eran ciertas… y cuando llegué, si escuché…cosas, pero no eran gritos de discusión, si no, ruidos de otra clase –dijo con insinuante tono pícaro, dándole un codazo al sargento – así que mejor decidí irme y no interrumpirlos.

Rivaille, en silencio miraba a una sonriente y maliciosa Hanji, sin poder esconder el tinte algo más colorido de sus mejillas, a lo que esta parecía que no podría contener por más tiempo, uno de esos agudos gritos que le rompían en mil los tímpanos, ya que sin duda la situación, o más bien lo que había pasado estaba más que claro.

Ambos tenían muchos años de conocerse, para Hanji, él era un libro abierto; no necesitaba que le dijera una palabra, con ver sus gestos era más que suficiente para confirmarlo todo.

Sin embargo, la curiosidad y (¿Por qué no?) el morbo de la científica era tal, que quería escucharlo de sus labios… necesitaba que lo dijera, para que al fin pudiera soltar esa carcajada que había estado conteniendo durante varios minutos…

Rivaille volvió a cerrar los ojos y suspiró –Hanji, La verdad es que...– la castaña abrió los ojos entusiasmada y con una sonrisa que no podía evitar tener en sus labios, esperó aquellas tan ansiadas palabras…

– No tengo una puta idea de que hablas – respondió Rivaille retirándose del lugar con las manos en los bolsillos y con su habitual cara de seriedad, dejándola desconcertada y con sus "ilusiones rotas"

–¡Ya vendrás a contármelo todo cuando no tengas a nadie! ¡Lo sé porque soy la única que puede ayudarte en eso! …¡Y cuando eso pase, tendrás que rogarme! – fue lo último que Rivaille escuchó antes de salir al patio, y la verdad es que para su desgracia, la maldita cuatro ojos tenía razón.

Hanji de pie en el mismo lugar donde Rivaille la había dejado hirviendo de cólera, pensaba "¡Maldito enano!... ¡mira que dejarme con la duda!" – Pero ya va a ver, ya va a ver…– murmuraba

–¿Hanji? – escuchó detrás de ella

Reconociendo esa voz de inmediato, se dio la vuelta –¡Erwin! – dijo nerviosa

–¿Pasa algo? – preguntó extrañado

–Nada. – dijo algo molesta, para luego irse, dejando a su esposo rascándose la cabeza; "Vaya, mejor ni entero" pensó confundido, siguiéndola al campo de entrenamiento segundos después.

En este momento debía pensar en el discurso que daría en breve, las excentricidades de su esposa podían esperar hasta la noche.

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*Más tarde esa noche*

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Cansado después de un día lleno de tedioso papeleo, seguido de un frustrante entrenamiento con los nuevos reclutas, los cuales cada día parecían más inútiles, haciéndolo pensar "¡¿Qué demonios le enseñan ahora a estos mocosos?!", logrando que su trabajo de entrenarlos para el mundo real fuera de las murallas, haciéndolos sobrevivir más de cinco minutos, fuera algo agotador. Y por si fuera poco, la desgastante tarea de estar quebrándose la cabeza con sus miserias personales.

Suspiró al cerrar la puerta; esperaba que por lo menos en sus sueños, podría escapar un poco de toda esta situación. Poniéndose el pijama y acomodándose en la cama se quedó profundamente dormido en pocos minutos.

Pasada la media noche, estando en lo mejor del sueño, despertó de golpe, al sentir una presencia de pie junto a él, observándolo. Como es de esperarse, estando algo atolondrado, se sentó de inmediato y enfocando la mirada, tratando de dilucidar al intruso, se llevó una gran sorpresa al darse cuenta quien era…

– ¡Ackerman! – Exclamó abriendo los ojos por la sorpresa – ¿Pero Que…dem..? – balbuceó, siendo interrumpido por el dedo índice que la chica le puso sobre los labios, y quedándose completamente atónito, solo se limitó a clavar su mirada, en los ojos de ella que, a pesar de la poca luz de luna que entraba por la ventana, se veían casi tan brillantes como siempre. Sin embargo, su forma de verlo era diferente, había algo en sus ojos que nunca antes había visto, una expresión que no era propia de ella. Una expresión tierna, pero a la vez… ¿seductora? Incluso su ropa era diferente, un pequeño vestido, de suave y traslucida tela rosa, muy atrevido escote con encaje, de tirantes y tan corto, que casi podía ver su ropa interior.

Él realmente no estaba seguro cuál era su propósito, solo sabía que no podía apartar la vista de los grises y cautivadores ojos de ella. Estando como ido, y en completo silencio, la siguió con la mirada, mientras la chica se acomodaba de rodillas junto a él en la cama, a lo que acercando peligrosamente su escote al rostro de su sargento, ella levantó la mirada, empezando a acariciarle el cabello al mismo tiempo.

Sus senos, sus labios, su piel, su olor… era demasiado para él. Su respiración empezó a agitarse al igual que su corazón, su mente chocada por la impresión, no podía pensar y en ese momento la parte baja de su cuerpo empezaba a responder.

Un escalofrío corrió por el cuerpo del pelinegro al sentir las tibias manos de ella sobre su cuerpo helado, bajando desde su cabello, pasando por su rostro, llegando al cuello, para después concentrarse en quitarle la camisa que llevaba puesta y empezar a acariciar su marcado pecho y abdomen.

Este era uno de esos momentos tan inesperados, que no importa cuanta experiencia tengas, no estás preparado más que solo para dejarte llevar.

El pelinegro se apoyó sobre sus codos en la cama, dejando su cabeza alta; este era un espectáculo que por nada del mundo podría perderse. Más no pudo mantenerse tan firme, cuando al sentir un tierno beso, seguido de un corto lengüetazo atrevido bajo su ombligo, echo la cabeza hacia atrás soltando un corto gruñido, sintiendo flaquear sus brazos, terminando acostado, cubriéndose el rostro con ambas manos y tratando de ahogar sus gemidos, al sentir como ella comenzaba a bajar más, haciendo lo mismo que antes, pero con más ahínco, devorando su piel por completo, mientras rápidamente llegaba a ese punto tan sensible en él, y deteniéndose un momento, le bajó los pantalones y la ropa interior al pelinegro hasta dejárselos en los tobillos, posicionándose ella sobre sus rodillas, en medio de las piernas abiertas del sargento.

No era algo común en él, pero en esta inédita ocasión, no era dueño de sí, sintiéndose como un tonto chiquillo virgen, cuando un fuerte sonrojo subió a su rostro. Ahora comprendía cual el objetivo de esta mocosa… vengarse de él.

No podía recordar cuando había sido la última vez que una mujer le había hecho un oral. Mikasa jamás había expresado algún deseo de intentarlo, ni si quiera sabía si ella lo habría hecho alguna vez; pero ¿que importaba todo eso ahora? Todo iba jodidamente bien por el momento.

Aunque nunca lo admitiría, hacer el amor con ella era algo maravilloso…pero esto, era tan distinto y tan satisfactorio, que no podía decidir si seguirle el juego, o acostarla de una vez y volverla a hacer suya ahí mismo. Su mente estaba confundida, no era capaz de explicárselo.

Sintió algo de impotencia al observar la expresión tan altanera de la chica, era una engreída. Sabía perfectamente que lo tenía en sus manos, en ese momento ella era la superior, era suyo, completamente sujeto a sus deseos, por más arrebatados que fuesen.

De pronto ella de la nada se detuvo, y Rivaille algo confundido, volvió a apoyarse sobre sus codos y la miró con una expresión de duda en su rostro.

Ella sentada sobre sus rodillas le devolvió el gesto con una mirada llena de seguridad y una corta sonrisa sínica en sus labios –Ahora que ya tengo tu atención – dijo, a lo que de un tirón terminó de deshacerse de las ropas de su sargento –puedo continuar– añadió mientras paseaba tentadoramente sus manos en forma circular por sus bien proporcionados senos, para luego bajar ambos tirantes del sostén y del babydoll, dejándolos al descubierto frente a él, haciendo que el miembro ya erecto del pelinegro, respondiera de inmediato – No se recueste Sargento, quiero que vea esto– dijo ella mientras se apoyaba sobre sus rodillas y codos, quedando sus suaves labios a la altura perfecta del miembro de su sargento, lista para comenzar con su tarea.

Primeramente se apoyó sobre una mano, mientras que la otra de forma delicada tomó el miembro del sargento empezando a acariciar despacio la punta de su pene con el pulgar, sin quitarle de encima la mirada a él; quería disfrutar hasta la última de sus muecas y expresiones, y ver como pasaban de sutiles gestos, hasta llegar gemidos placenteros.

Tal y como lo esperaba, al principio su cara permanecía casi inmutable, pero con una expresión relajada. Fue entonces cuando decidió empezar a ser más atrevida y tomó con fuerza, usando toda la mano, el cuerpo del miembro de su sargento, haciendo un movimiento de arriba hacia abajo, sin quitarle la mirada, notó como la expresión de él fue cambiando, empezando a respirar de forma un poco más profunda y audible para ella.

Por la cabeza de Rivaille pasaban muchas cosas: lo mucho que estaba empezando a gozar esto, el hecho de que Mikasa Ackerman estuviera ahí haciéndole esto…¿Dónde lo aprendería? Y más importante ¿Con quién? ¿Acaso Jean? ó ¿Eren? NO, él no, no podía ser posible… y además de todo eso también pensaba que era un zopenco por pensar en eso ahora, que no importaba como, debía disfrutar este instante tanto como pudiera.

Sin embargo estaba convencido de dos cosas: primero, después de que todo terminara, Mikasa le debía una explicación y segundo, si algún tipo se había atrevido a tocar a su mujer, pagaría las consecuencias.

De repente por estar distraído en sus inoportunos pensamientos, no se dio cuenta en que momento la pelinegra se detuvo un instante , y sin retirar la mano, se acercó, dándole después un corto beso en la punta de su pene. El cuerpo de Rivaille tembló por completo al sentir como ella pasaba su húmeda y tibia lengua, desde la base hasta la punta, subiendo y bajando una y otra vez, para luego con su mano hacer un movimiento de arriba hacia abajo a manera de que el miembro de su sargento se humedeciera, haciendo más fácil el inicio de su siguiente acción. La respiración de él se volvía aún más rápida que antes, pero él solo se limitó a fruncir el ceño mientras arrugaba un poco las sabanas con ambas manos.

Seguidamente paró un segundo, y quedándose como apreciando su obra, se pasó la lengua por los labios; Rivaille levanto la cabeza esperando ver cuál era su siguiente movimiento; No tardó mucho en averiguarlo…

De un tirón y sin avisar, ella se abalanzó sobre la entrepierna del pelinegro, introduciendo todo el miembro en su boca y llevándolo hasta lo más profundo que pudo en su garganta, en ese momento Rivaille sintió su cuerpo entumecerse al mismo tiempo que tomaba un largo y rápido suspiro, antes de apretar los dientes.

No quería, no lo haría, no le daría el gusto a ella de oírlo quejar. Dejándose caer en la cama por completo, se llevó ambas manos al rostro, al mismo tiempo que sentía la humedad y el calor en la boca de la pelinegra y como la punta de su pene, acariciaba su garganta. En ese momento, después de varios segundos de permanecer así, ella empezó a sacarlo muy lentamente, mientras el sargento sacaba el aire que había tomado, en forma de suspiro, relajando así un poco su cuerpo. Para luego estremecerse nuevamente al sentir que ella, saco todo el cuerpo de su pene de su boca, mas no la punta, la cual empezó a chupar cual se tratara de un caramelo, haciéndolo retorcerse por un sinfín de sensaciones placenteras que lo golpeaban cual oleadas, una tras otra, cada vez que ella, acompañada de una mano que subía y bajaba en el cuerpo de su miembro, succionaba el glande, de forma rítmica y sin detenerse, haciéndolo perder la noción de todo.

Entonces no pudo callarse más tiempo, y cuando ella, haciendo casi lo mismo de antes, introduciendo el miembro de Rivaille hasta el fondo de su boca, pero esta vez haciéndolo más rápido, empezó a acariciar sus testículos; le fue imposible seguirse conteniendo, y comenzó a gemir, alto, sin importar si lo escucharían, estaba demasiado perdido ahora como para que eso le importara. Ella sonrió por dentro; había logrado su cometido.

Pasados unos instantes, los movimientos de la chica fueron haciéndose más rápidos y esas correntadas eléctricas que se daban con mayor intensidad cada vez, fueron acrecentando el deseo del sargento por más y tomando la cabeza de la chica, con ambas manos, comenzó a hacer movimientos cortos con su cadera, asemejando a embestidas que seguidamente fueron haciéndose más enérgicas, rápidas y profundas en la boca de Mikasa, a lo que esta se detuvo de lo que estaba haciendo, cerrando sus ojos que ya comenzaban a humedecerse y tragando la saliva que se había acumulado, dejó que el sargento se deleitara ahora por sí mismo, mientras ella se limitaba a permanecer quieta y a apretar la sabanas con sus manos, tratando de controlar el reflejo nauseoso en parte posterior de su garganta, para que el rose del pene del sargento en ella no le provocase nauseas.

Cada vez más el calor iba aumentando y los gemidos y gruñidos del sargento subían de volumen, así que como la fuerza y la velocidad de las embestidas, Mikasa apretaba los ojos aún más sintiendo que el momento que estaba esperando estaba tan cerca, sentía que ya no podía más pero debía soportarlo, ya no tardaría en llegar. De repente de una sola y fuerte embestida, seguida de un alto gemido, sintió como una explosión en su boca tenía lugar, derramando dentro de sí, un líquido espeso y caliente, el cual trago de inmediato. Escucho a Rivaille suspirar y supo que todo había concluido.

Él se recostó en la cama, apenas pudiendo respirar con su cuerpo completamente relajado, mientras sus músculos abdominales aún se contraían levemente.

Mikasa lo observó recostado mientras el pelinegro desviando la mirada y cubriéndose el rostro con el antebrazo exclamó – mocosa traviesa, lograste lo que querías conmigo

Mikasa se reclinó a su lado, acariciándole el cabello, para luego abrazarlo – Me alegra – afirmó.

Tenerla a ella, su mujer, la madre del único hijo que había tenido y su único amor, era la mejor sensación de todas. Se sentía tan pleno, tan satisfecho, y ¿porque no? Tan Feliz.

En ese momento, el cansancio comenzó a ganarle y poco a poco estaba quedando dormido, cuando de repente el sonido del llanto de un bebé irrumpió en la habitación.

–Yo iré– dijo Mikasa, a lo que él se sentó en la cama y la observó dirigirse hacia una cuna blanca que había en una de las esquinas de la habitación, confundido trató de abrir bien los ojos. ¡¿Una cuna en su habitación?! Es cierto que con tanto trabajo, hacía días que no llegaba más que caer postrado a su cama, sin fijarse en nada más, pero algo como eso "¡Seguro lo habría notado!" pensó. Además ese bebé, ¡¿De quién era?! No estaba entendiendo nada.

La pelinegra se acercó a la cama con el bebé en brazos – Mira a tu papá, parece que todavía no puede creer que tenemos otro bebé– sonrió

Rivaille aun sin poder hablar, solo se quedó viendo como Mikasa arrullaba al bebé, envuelto en sabanas rosas. Estaba feliz de ver lo que estaba pasando pero la duda que no lo dejaba reaccionar era "¡¿cuándo rayos pasó?!".

De repente la puerta de la habitación rechino, abriéndose lentamente, dejando entrar una luz blanca, casi resplandeciente que lo cegó por un momento; una pequeña figura, al principio oscura se hizo presente, –¡Mami! ¡Papi! ¡Tengo miedo! – gritó. En ese momento supo quién era, y se congeló. De inmediato quiso levantarse de la cama, correr hacia él y abrazarlo, no importaba como, y aunque aún no podía verle el rostro, era él, estaba seguro, era Noah, había regresado.

El pequeño también corrió hacia su padre, escuchándose su risa en toda la habitación, pero en ese momento, el suelo que había entre la cama y la puerta empezó a desmoronarse y cuando Rivaille volvió a levantar la mirada, la puerta estaba muy lejos, pero aún así podía ver al niño, que no dejaba de llamarlo ahora escuchándose más asustado. Rivaille trató con todas sus fuerzas de llegar hacia él, más sin embargo entre más trataba de acercarse, más lejos veía la puerta. En sus fallidos intentos por alcanzarlo, y estando ya cerca, observó con horror como detrás de la pequeña figura aparecía un extraño titán con el aspecto de un mono enorme que le sonrió con malicia y después de un destello de sus brillantes ojos amarillos, tomó al niño con una mano y mientras este empezó a llorar desesperado, el titán comenzó a devorarlo ante los propios ojos de su padre, quien aún se esforzaba por llegar, y gritando el nombre de du hijo con dolor e impotencia… despertó.

Sentándose de golpe en la cama, con la respiración errática y bañado en sudor volvió a la realidad y se dio cuenta que todo había sido una cruel y estúpida broma que le había jugado su mente, una treta de su subconsciente, que empezó muy bien pero al final fue de lo peor. Ya decía que "era demasiado bueno para ser verdad"… y limpiándose el sudor de su frente, observó a su alrededor y como siempre, estaba solo. Se levantó y se dirigió a la ventana, necesitaba un poco de aire fresco, todo había sido un sueño; entonces vio tanto con decepción como con alivio, que los primeros rayos de sol de la mañana comenzaban a asomarse.

Todavía estaba algo contrariado y confundido, más sin embargo en ese momento se dio cuenta, cuanto deseaba a esa mujer y una vida con ella, cuanto seguía doliéndole la perdida de ese hijo que tanto amaron los dos, y que siempre que existiesen los titanes, jamás podría tener la vida tranquila que soñaba al lado de Mikasa Ackerman, pero así también se dio cuenta que no todo era tan malo, porque apesar de su perdida, de todo el dolor y del mundo tan cruel con el que luchaban, aún estaban vivos y eran jóvenes, podrían algún día hacer una vida juntos y tener más hijos; claro que sin olvidarse nunca de ese pequeño pedacito de ambos, que selló su amor y que estuvieran juntos o no, los uniría por siempre.

De una cosa si estaba seguro, no era el mismo de antes, la demostración de amor de Mikasa le había dado muchas esperanzas y había hecho que en el fondo de su alma se reavivara la fe que había perdido. Se quedó en la ventana viendo al cielo. Desde que había perdido las cosas que más quiso en esta vida, y a pesar de todo lo que tenía en su contra, desde hace mucho, no había visto un amanecer con tanta esperanza; hasta hoy. La conquistaría, la convencería de luchar por esa vida que juntos, tiempo atrás, habían soñado. Se lo juró a sí mismo, se prometió que esta vez, todo sería diferente.

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Oie zhii que rikolino(¿) 7-7 y sad jaja … sé que este capítulo fue cortísimo y pudo ser algo fanservice, pero como dije, es extra y solo para celebrar los tres años del fic y que bueno, siempre quise que Mikasa le hiciera sexo oral a Levy y nunca lo introduje antes u.u era como una fantasía no cumplida :v

Eso es todo. Espero poder subir el siguiente capítulo pronto (?), quiero trabajarlo muy bien (más que este alv :'v) déjenme saber su opinión de este en los Reviews :3

Gracias por sus comentarios, algunos hasta me insultaron jajaja pero bueno, las entiendo, yo también me quede esperando por algún fic que nuca terminaron u.u

La verdad iba darle otro fin a este capítulo, uno más siniestro y jodido, pero luego hice este así (de gay xD ) y pues ya, se quedó. Pero si quieren ver cómo era el otro, subiré este capítulo como una historia aparte, será igualita pero solo cambia el final. Sé que algunas me mataran jajaja pero es que me pareció tan asdjfgdfsjg que no puedo dejar de publicarlo jajaja No quería herir sensibilidades, ¡ahí queda a su criterio si deciden leer! 3:D

Se despide de ustedes con mucho amorsh Marielle-San! Que estén bien, ¡cuídense!

¡Bye Bye! :*