CAP. 1 Encuentro

Acababan de llegar a la Villa Auditore luego de un camino de poco más de una hora a caballo, donde Ezio le había dicho a su novia que debía contarle algo importante y que necesitaba que lo acompañase a la villa de su familia.

Al llegar, noto que las calles estaban solitarias, aunque era más del medio día, algunas personas iban y venía, pero era demasiado diferente a la bulliciosa ciudad de Florencia a la que estaba acostumbrada. No había lugares vendiendo cosas, ni guardias caminando entre las calles, la pequeña cantidad de agua de una fuente estaba oscurecida por el moho. Tampoco había un herrero o una tienda de arte, y el médico del lugar atendía dentro de una capilla, en un estado igual de olvidado a todos los edificios. Las ventanas se encontraban tapadas con tablones de madera, las puertas parecían tener mucho tiempo sin cuidar y otras tantas estaban abiertas sin temor a que les robaran, la Villa Auditore sin duda estaba abandonada.

Vio a niños jugar en los tejados, corriendo y persiguiéndose, unos decían ser guardias y otro fingían ser un tipo de salvador vestido con ropas blancas que tenía capucha apenas dejándolo ver a donde iba, Cristina cayó al suelo cuando dos de los niños chocaron con ella, ellos empezaron a decirle que era la culpable y que se la llevarían, la joven Vespuccio reía por la seriedad en la que hablaban.

Otro más llegó, el de la capucha y fingiendo golpearlos para ser su "salvador" la ayudó a levantarse, el niño solo sonrió y los otros dos se disculparon brevemente para luego salir corriendo a perseguir al otro niño, subiendo hábilmente por las ventanas hacia el tejado.

Buscó a su novio con la mirada, estaba hablando con un par de hombres que le dieron una llave, él les agradeció y le pidió que lo acompañara.

Mientras inspeccionaba, su mirada fue directo a la casa principal, donde en las escaleras estaba tallado un símbolo que había visto antes, parecía una letra A y si no estaba mal, el hermano mayor de Ezio no se despegaba de una manopla de hierro con esa misma insignia y recordaba haber visto en el dedo anular de sus suegros la misma figura. Se acercaron más y ella se detuvo a ver el emblema con más detenimiento, estaba en lo cierto y llegó a la conclusión de que eso no era casualidad, ni que los niños treparan tan hábilmente como Ezio y sus hermanos.

— Todo tiene que ver con este símbolo. — deslizando sus dedos por encima de la insignia tallada.

— Buena observación, ¿Cómo lo descubriste? — preguntó curioso Ezio.

— Tu hermano lleva una manopla con este signo grabado y tus padres lo tienen marcado en sus dedos anulares, viéndolo aquí tan resaltante en la villa de tu familia, todo encaja.

Ezio sonrió al saber que Cristina pudo conectar todo por su cuenta.

— Ven, hay algo importante dentro de la casa de mi tío. —tomando su mano para guiarla

Lo siguió a la parte trasera de la casa y entraron a un estudio, Ezio movió una palanca que estaba escondida entre el librero, mostrando un pasaje con escaleras.

El lugar que los esperaba abajo parecía un santuario, había varias estatuas en ese gran lugar, una en medio de todas, era un hombre que le recordaba a Ezio, se adelantó a su novio para ver más de cerca, realmente tenían un buen parecido, en la parte de abajo de la estatua venía un nombre: "Altaïr Ibn-La'Ahad" "Nada es verdad, todo está permitido", decía luego del nombre.

— ¿Quién es él?

— Mi antepasado más importante, el junto con su padre fundaron esta villa hace más de doscientos años atrás, buscando un refugio luego de las cruzadas en Jerusalén. — explicó, sin apartar la vista de la estatua.

— ¿Tus antepasados eran árabes? — ahora Cristina estaba muy curiosa.

— De ahí provenimos, y de eso quiero hablarte, Altaïr es importante en la historia de mi familia no solo por participar en las cruzadas y fundar esta villa sino que él fue un gran maestro de la orden a la que pertenece mi familia, la hermandad de los asesinos.-

Cristina abrió mucho los ojos, pero el continuó.

— Sé que el nombre puede dar a entender algo diferente, pero apreciamos la vida, creemos que a veces una sola persona muerta puede hacer la diferencia en la de muchas otras, por ejemplo, Altaïr mato a Roberto de Sable, líder de la Orden del Temple de aquel entonces y con ello, logro que Jerusalén tuviera paz y los templarios se retiraran por un tiempo, vio como muchos hombres utilizaban a la religión para guiar a un mundo injusto a la sociedad de aquél entonces.

— ¿Entonces ese signo, es el emblema de los asesinos?-preguntó ella, Ezio asintió.

— Dentro de un par de semanas me mudaré aquí con mi tío, empezaré el entrenamiento para seguir los pasos de mis padres y mi hermano.

Esperó un momento para ver como lo tomaba su novia, ella tardó un poco en ordenar de nuevo sus pensamientos.

— No sé qué decir, esto es tan repentino, saber que tu familia…— aunque lo intentó no pudo comentar nada más.

— Sé que es difícil de asimilar. — tomándola por los hombros. — Verás, cualquier miembro está sujeto a seguir cuatro normas importantes: Luchar por la paz y proteger a inocentes, no comprometer a la hermandad, ser discretos y tener en cuenta que nada es verdad, que todo está permitido,

— ¿Cómo es eso?

— Nos habla sobre ser sabios y justos, nos enseñan desde pequeños su significado, a valorar la vida y no sentir placer al matar, en proteger a quien sea inocente, a buscar justicia encima de la venganza.

Su vista volvió a la estatua de Altaïr. — Desde chico me he preguntado tanto acerca de él, de sus descubrimientos, pero solo tengo retazos de pergaminos escritos por su padre, si supiera acerca de él, de lo que descubrió, tal vez podría encontrar la verdadera razón por la que la orden del temple persigue a los asesinos.

— ¿Aún existe la Orden del Temple?

— Más fuerte que nunca, porque ahora trabajan en las sombras, dominan altos mandos, en busca del secreto de los asesinos, un secreto que nadie conoce, se perdió en el tiempo, se perdió con Altaïr y sus hijos. — mientras se recargaba a las rejas que estaban cubriendo la estatua del nombrado. — Necesito averiguarlo y asegurarme de que los templarios no lo encuentren antes.

— El secreto de los asesinos, ¿Es tan grande como para que altos mandos lo quieran conseguir?

— Demasiado, hemos intentado hacer de todo para encontrarlo antes, pero todo indica que ellos llevan ventaja. — hizo una pausa y luego continuó. — ¿Aun sabiendo esto, amore mio, te sigue interesando tener algo que ver conmigo?-

Cristina siguió viendo alrededor y observando la estatua de Altaïr, se fijó que también, encima de su nombre decía: "El águila de Masyaf", aquel hombre, del que Ezio decía querer saber más de él, miembro de una hermandad, ¿Qué hacer? Ezio por su parte se impacientaba, esperando una respuesta negativa de la chica, lo peor que podría pasar.

— Esto es muy repentino, pero…—lo miró fijamente. — De lo que estoy segura es que te amo Ezio, y aun sabiendo esto, no podría dejar de sentir lo mismo. — tomándolo las manos del chico.

Ezio sintió como su corazón se regocijaba de alegría, mientras le daba un beso casto a su novia, queriendo simbolizar que lo que sentían el uno por el otro iba más allá de solo una pasión momentánea. No supo cuántas veces le dijo gracias, ni cuantos besos le dio, pero aquel momento dio el inicio de algo grande, de una relación que a pesar de todo, superaría todas las dificultades.

— Cristina, quisiera contarte una última cosa, otra razón por la que me gustaría saber más de Altaïr. — sin soltar sus manos. –Su padre cuenta acerca de una mujer de carácter fuerte que pudo con la personalidad de Altaïr, una mujer guerrera que lo apoyo en todo momento de su vida, hasta su último respiro.

Cristina sentía que su corazón latía fuertemente, el joven Auditore no estaba mejor.

— Se llamaba María, y quisiera, que tú te volvieras mi María, mi amore Cristina.-de su cuello sacó una cadena.

Esta, tenía un dije con el emblema de los asesinos. — En la Orden, para prometerse con alguien se da el emblema de la hermandad, para señalar el lazo que ambos tendrían entre sí, igual de fuerte que el compromiso con el credo de los asesinos.

Ezio se acercó a ella y le puso el collar delicadamente, Cristina no pudo contener sus lágrimas de felicidad.

Signorina, ¿Sería usted amable de concederme el honor de volverse la Signora Auditore? — uniendo su frente con la de ella, mientras sus manos se posaban en su cintura.

Cristina lo tomo por las mejillas y lo besó con intensidad y con todo el amor que sentía por su ahora prometido, Ezio Auditore, soñar con que no tardaba mucho para compartir apellido con su amado lograba que su corazón siguiera latiendo descontrolado, mientras que imaginaba su vida al lado del chico de ojos color miel.

OOoOo oOoOo

Ezio no creía lo que acababa de escuchar de su tío Mario. Un inmenso vacío en el pecho le impedía respirar calmadamente. Cerró la puerta de su cuarto sin fuerza y se deslizó hacia el suelo con la espalda en la pared, lágrimas corrían por sus mejillas.

No podía aceptarlo, creer que sus suegros habían formado parte de aquella atrocidad, lo único que le aliviaba un poco el alma era saber que su hermana Claudia y el menor, Pretuccio, de 15 y 13 años respectivamente, se encontraban afuera entrenando un poco en el patio, a comparación de su hermano mayor, que se contenía para no empezar a gritar improperios en contra de los culpables y desatar un poco su ira.

Se levantó no pudiendo contenerse más, pronto llegaría Cristina de dar una vuelta por la Villa y tenía que estar calmado para hablar con ella. Abrió la puerta y sin ver a nadie fue al estudio de su tío y rumbo al santuario donde estaban las estatuas de asesinos importantes. Estuvo ahí unos minutos, meditando acerca de la noticia y entonces ocurrió… dos resplandecientes luces blancas lo encandilaron.

El cuerpo de dos personas en el suelo, uno con ropas extrañas, llevaba una curiosa bolsa en su espalda y el otro, vestido muy parecido al hombre que tanto admiraba, ¿Qué acababa de suceder? Con duda se acercó, uno de ellos empezó a moverse y se sentó, mientras se quejaba.

— Sabía que era peligroso intentarlo. —habló el de ropas extrañas en inglés.

Ezio pudo comprender un poco ya que sabía tres idiomas aparte del italiano, inglés, francés y arameo, aunque le pareció raro el inglés utilizado por el desconocido.

— ¿Quién eres tú y que haces aquí?-dijo Ezio en el inglés que él conocía mientras lo miraba con desconfianza.

Aquel chico mostró su rostro, muy parecido al de Ezio, los dos se quedaron viendo, sin creerse el parecido innegable, el chico extraño se levantó y miro al joven Auditore, justo cuando el florentino iba a hablar, el otro de ropas blancas también los miró, ninguno de los tres decía palabra.

— No entiendo nada. — comentó Ezio en italiano

— Yo estaba en Masyaf, ¿Cómo es que…?— el que se parecía a su antepasado habló consigo mismo en arameo.

— ¡Sabía que eran ustedes!-dijo en italiano. — Nunca creí que una grieta pudiera hacer esto. — mientras miraba a su alrededor, reconociendo el lugar.

— ¿Qué significa eso? — preguntó Ezio atónito, usando su lengua materna, al descubrir que el joven de ropas extrañas hablaba italiano también.

— Significa que una grieta temporal aquí permitió traer a Altaïr y a mí a tu época, posiblemente porque los tres nos encontrábamos encima de una al mismo tiempo. — meditaba más para sí mismo.

Altaïr no hablaba debido a que solo comprendía el italiano, pero no lo hablaba fluidamente y no sabía si los otros dos le comprenderían con claridad, por lo que se limitó en poner atención a lo que decía. Ezio frunció el entrecejo sin comprender del todo, pero sorprendido al descubrir que su ídolo estaba en frente suyo; y entonces una luz en el suelo con la forma de la insignia de asesino llamo su atención, parecía una grieta.

— Ese es el secreto de los asesinos, vivimos para que esas grietas temporales no las utilicen personas equivocadas. —comentó al observar donde miraba Ezio

— El secreto está escondido entre el tiempo…—dijo para sí mismo el florentino. — Eso escribió Balduino IV en una de sus notas. —volteando a ver a Altaïr. —Ahora lo entiendo, ¿Pero, por qué razón, por qué ahora?-

— Los templarios van en busca de una grieta escondida en el vaticano, debes de llegar a ella antes e impedir que la utilicen. —explicó, al parecer era el que más entendía la situación.

Ezio quedó en silencio mientras trataba de digerir toda la situación, Altaïr estaba pensativo, pero no le quitaba la mirada al chico que solo parecía fascinado por estar ahí, pero no desconcertado como los otros dos presentes.

— Primero lo primero, necesitamos que parezcan de este tiempo. —mencionó Ezio luego de respirar profundamente, no daba crédito aún a lo que veía, pero las notas del fallecido rey le hacían pensar que siempre había tenido la respuesta. —Acompáñenme arriba y no muestren sus caras, cuando estén cambiados, creo que podrías explicarnos mejor toda esta situación. —mirando alternadamente a quienes se parecían tanto a él.

— Amore, ya está preparada la cena. —decía una voz alegre entrando.

La chica gritó y se desmayó por lo que acababa de ver, a su novio y a otros dos jóvenes muy parecidos, Ezio bufó intentando pensar como llevaría Cristina todo aquello del secreto de los asesinos y el hecho de que sus padres fueran templarios.

Se lamentó en su interior, iba a ser una larga noche en la que ni siquiera tendría tiempo de llorar por la muerte de sus padres y su hermano mayor…

OOoOo oOoOo

Como pueden ver la personalidad de Desmond es diferente, yo traté de imaginarme a un Desmond adolescente con una vida diferente, por lo que me dediqué a cambiarle un poco la personalidad, -en los juegos no dejaron ver mucho acera de como es Desmond, de todas formas- aquí para mí es un chico inteligente, pacífico y amable, al igual que poco aventurero y arriesgado, el prefiere ir por el camino más visible por lo que tendrá sus choques con Ezio, que es lo contrario a él en ese tiempo, trataré de ir desarrollando la relación entre los tres y hacerla realista, no es como si tres personas de tiempos totalmente diferentes puedan llevarse bien de la noche a la mañana, pero creo que será interesante que lean mi visión de cómo sería si ellos tres se encontraran y si no existiera el fruto del Edén.

Subido nuevamente: 12/12/17

¡Hola! He decidido resubir esta historia que tuve olvidado por un par de años, la comencé en 2013, cuando recién entré a la comunidad de Fanfiction, era el bebé que decidí dejar en un stop indefinido y ahora he decidido que quiero continuar con la razón por la que hice mi cuenta, cambié partes de la narración y la mejoré un poco, haré lo mismo con los capítulos que ya había publicado, en fin, no quiero seguir entrando y ver que esta historia inconclusa, espero saber sus opiniones ;)