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Las luces de la habitación tintineaban, el foco hacía ruido cuando se apagaba y volvía a encender. La oscuridad que reinaba la mayor parte del tiempo parecía desaparecer en momentos.

El joven que se mantenía preso escuchó unos pasos provenientes de fuera, se movió de su sitio a la espera del no muy deseado visitante.

No sentía los nervios de la última vez, tampoco miedo, por muy poco saludable que pareciese, no tenía miedo.

Fue en ese lapso de tiempo mental que la puerta de la habitación fue abierta dejando entrar a un hombre a quien reconoció como el rubio amable de Irvin. Tenía ese característico olor a colonia de madera.

Sonrió desde su posición en el piso del cuarto; una sonrisa que se oponía mucho a ser feliz.

Tenía los ojos vendados, y los sentidos muy agudos.

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—Lo siento, señor. Aún no hemos dado con Eren —informó Petra desde su posición en la entrada del despacho.

El hombre le miró fugazmente, asintiendo en silencio para luego volver su vista hacia la computadora.

Petra se mordió el labio interno con impotencia antes de desaparecer del campo visual del hombre.

Ella se culpa por la desaparición del castaño, de nuevo por su negligencia Levi atravesaba un momento de desesperación. Su jefe lo sabe y aún así no le regañó y tampoco hizo algún comentario al respecto. Se ha dedicado a llamar a todos los contactos influyentes de su agenda y mandar a buscar por toda la zona; pero el olor de Eren desapareció sin dejar rastro.

Cuando caminaba por el pasillo de la mansión, dio vuelta a la derecha donde el corredor daba a las antiguas habitaciones de sus compañeros que ahora ya no estaban con ella.

Se recargó en la pared, reteniendo el llanto que amenazaba con apoderarse de ella por los recuerdos, y en vez de eso, sollozó, haciendo lo imposible para que su jefe no le escuchara.

Le había pedido a Eren que confiase en ella, y así lo hizo.

"Una camioneta a la que no se le ven las placas está rondando por aquí. Voy a llamar a la policía".

Pero le había defraudado.

La tarjeta con el número no era el de ella, era el de Levi y él, él estaba muy lejos en ese momento.

Las malas decisiones traen graves consecuencias.

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Hanjí trazó en una libreta intentos de cálculos químicos, se dio por vencida cuando al sexto, no le salía como deseaba y le apartó de su escritorio con rabia hacia la pared.

En el rincón del lado de la puerta, Smith le miraba con desaprobación. La mujer estaba poniendo muy nervioso a Eren, que sentado frente a ella, trataba de mirar a otro lado.

—Así que en vez de morirte, la ponzoña te "creo" —concluyó con rabia contenida. Acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz y luego apartó algunos mechones de cabello que traviesos se colaron sobre su cara—. ¿Mis cálculos fallaron? ¡¿Estaba equivocada?! No, eso no puede ser…

Con cada conjetura errónea, la mujer parecía más y más desesperada.

Eren intentaba no mirarle. Hanji, por alguna razón había perdido ese encanto juvenil que le conoció. Ahora, ella tenía la apariencia de una mujer mayor, de canoso cabello y arrugas muy marcadas. Las huesudas manos pálidas sobre el escritorio le daban algo de pena.

—Es más probable que hayan contrarrestado la ponzoña, estamos hablando de Levi —razonó el rubio.

La mujer parecía más contenta con esa idea y asintió mirando a Eren.

—¿Qué hizo? —cuestionó a Eren—. ¿Qué diablos hizo? ¡Contesta!

—No sé —respondió con nerviosismo. Realmente no sabía. ¿Habrá sido la sangre? Tampoco estaba dispuesto a ayudarle.

—¿No sabes? —repitió ella—. No sabe, Irvin. Que muchachito más tonto.

El castaño frunció las cejas e intentó de nuevo soltarse de las cadenas que le tenían atado a la silla de metal.

—Cuando venga Levi te va a patear tu esquelético trasero.

—¿Dependiendo de las personas, Eren? Creo que eso es bastante triste.

—¡A usted que le importe una mierda!

—Pues si, eso me importas y mucho menos —contraatacó—. Y como no me divierte que grites, te voy a contar una historia aun más triste que la tuya.

—¡Jódase! Cuando me desate, ¡la matare!

—Dudo mucho que eso pase, primero experimento contigo y luego yo te mato —pronunció con voz lúgubre, a el joven de ojos verdes no le importó su amenaza y frunció las cejas—. Ahora, ya que estas más hablador comenzaremos.

—No quiero.

La mujer le ignoró y sacó del cajón la misma carpeta que le había enseñado tiempo atrás. Rebuscó pasando algunas hojas y cuando por fin encontró lo que buscaba, rió entre dientes observando una foto con mucha atención y después a Eren.

—Se parecen —dijo, volviendo a reír—. Mira.

Eren no tenia la intención de mirar, pero cuando vio de reojo encontró algo que le llamó la atención.

—¿Soy yo?

—¿Qué? Claro que no. Él es creador de Levi.

—Pero…

—Se parece a ti, ¿cierto? Es porque tu eres su descendiente, quizá hasta su reencarnación —explicó risueña—. Este hombre tuvo a una mujer humana que le provocó la desgracia. ¿Levi no te lo contó?

—No tiene porque decirme cosas que no… —Pero recordó que si, le contó sobre la desgracia de ese hombre, o al menos así se refirió a la mujer—…quiere.

—Vaya par. Pues verás, estos tortolitos —le mostró una fotografía de una mujer de largo cabello negro muy hermosa, sentada en sillón y detrás, el hombre que se parecía a él—. Tuvieron un romance de ensueño hasta que la mujer fue amenazada de muerte. Él tuvo que dejar a su mujer embarazada e irse lejos para protegerles. Levi culpa a esta guapa joven por alejarle de su amado.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

—¿No es decepcionante saber que la razón por la que serás rescatado es porque te pareces a alguien más?

—Zoe —reprimió Smith.

—Oh, vamos Irvin. Hay que abrirle los ojos a este chico. ¿No sientes lo mismo al verle? Saber que Eren se parece a tu guapo creador —rió, viendo los fieros ojos verdes—. Quizá en algunos cuantos años alcances ese aire de madurez. Oh, espera, ya te vas a morir.

La escandalosa risa cohibió a Eren.

—Creo que es todo por hoy —murmuró Smith, desatando a Eren y lo arrastró con él llevándolo de vuelta a la habitación.

—¡No se vayan muy lejos! —canturreó Zoe con esa voz rasposa y aguda de mujer mayor.

El castaño estaba sumido en sus pensamientos que parecían más deprimentes que alentadores.

—Sé que te pareces a él, pero son muy diferentes en cuanto a personalidad —le dijo el rubio sacándole de su pequeño letargo— Él era muy decidido y jamás dudaba. Tú, en cambio, parece que unas cuantas palabras te derrumbaron.

—¡Yo no…!

—Perdiste la batalla con Hanji en cuanto dudaste de Levi. Él piensa igual que yo, no lo dudes —dijo, empujándole dentro del cuarto percatándose de la mirada derrotada del castaño—. Pero en diferente punto de vista.

Cuando cerró la puerta, Eren sintió algo de esperanza.

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Levi atravesaba la estancia de la casa de seguridad con paso decidido, buscando con el olfato a una persona en particular, el sutil aroma a tabaco le guió hasta el jardín donde encontró a una mujer bastante alta mirando hacia el oscuro firmamento sobre su cabeza.

—Ymir —le llamó.

De inmediato la chica apagó el cigarro con sus dedos y lo guardó dentro de su bolsillo, no quería contaminar a la naturaleza.

—Es raro verte merodeando haciéndote el holgazán. No me digas que viniste a compartir buenos momentos —hizo burla y luego rió cuando los pequeños ojos acusadores de su "jefe" le enfocaron. Sacó del traje negro que llevaba la cajetilla y se la tendió—. ¿Quieres?

—Mis papilas gustativas están muertas —apartó la caja.

La mujer carcajeó por el chiste sobre la inmortalidad tan tétrica y objetiva. Estaban secos por dentro; no podían disfrutar de una buena comida, ni un buen vino, menos de un cigarro, pero ella lo hacia por costumbre.

—En qué puedo ayudarte —preguntó con simpleza.

—Es confidencial.

—Sabes que puedes confiar en mí más que en cualquiera en esta casa.

Levi afiló la mirada y se puso alerta.

—Sé que tú puedes contactar con los infiltrados que mataron a Gunter

Directo en el punto.

Ymir alzó una ceja mostrando un imperceptible gesto de sorpresa que camuflajeó con una nueva burla.

—¿Yo? Creo que no.

—Reiner Braun. Bertholdt —pronunció los nombres hasta dar con el último al que dijo con lentitud—. Christa. Creo que puedo seguir refrescándote la memoria.

La joven cambió la pierna donde apoyaba su peso con nerviosismo y maldijo entre dientes.

Al parecer la habían atrapado en sus jugarretas. Ella junto con sus amigos se infiltraron en la casa de seguridad porque a Hanji Zoe le parecía divertida la idea de jugar al gato y al ratón, arrastrado a su pobre e indefensa pareja rubia. No tuvo más remedio que pedirles ayuda a sus amigos para que la ayudaran a devolverla sana y salva.

A la loca de lentes se le ocurrió la "maravillosa" idea de que se metiera a la boca del lobo. No contando con el amable trato de su nuevo "jefe" y la orden de Zoe para que se mantuviera ahí sin levantar ninguna clase de sospecha.

Todo en vano, ese pequeño hombre de tonto no tenia nada.

El costo fue la inmortalidad.

—Me atrapaste. ¿Qué quieres?

—Quiero saber donde está Eren.

—Eren —suspiró con fastidio y se rascó la nuca mientras volvía a mirar al cielo estrellado. Un par de nubes taparon la luz de la luna y luego bajo el rostro negando—. Me pides mucho. Sí se enteran que te dije a Christa le va a ir mal.

—Sí me dices dónde se encuentra, prometo traerla y darles la libertad que tanto quieres.

—¿Cuál es el precio?

—Sólo dame información, mucha información.

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Petra buscaba a Levi por todas partes hasta que vio a una de las camionetas se abordada por uno de los hombres de la casa, junto con otras tres donde transportaban varias maletas.

—¿Qué sucede? —interrogó en cuanto llegó a la entrada.

—Llevaremos parte del antídoto a donde Hanji.

—¿La encontraron? ¿Por qué nadie me ha dicho nada?

—La señorita Ymir esta a cargo.

Cuando el hombre que llevaba un maletín dijo eso ultimo, la nombrada apareció arrastrando un bate de baseball y un cigarrillo en la boca.

Petra mantuvo la vista fija en el rostro aburrido de la joven hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para encararle.

—¿Dónde está a Levi?

—El chiquitín se adelantó —la pequeña mujer se cruzó de brazos a la espera de una mejor explicación. Ymir bufó y cambió al bate a su hombro derecho—. Tenemos que irnos si es que quiere llegar a tiempo.

Y no le quedó de otra más que seguirle.

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Hanji reía frente al espejo del baño, veía su canoso cabello y las arrugas de su piel con enfermiza obsesión.

El costo de detener su muerte fue dejarle en ese estado, esperaba que al menos haciendo sufrir lo suficiente a Levi ella pudiese tener su satisfacción personal. Porque volverse a convertir implicaba tener que verse vieja unos cien años más.

Ella era humana de nuevo, se calculaba ochenta años mal conservados.

Irvin le encontró golpeando el espejo con el recipiente de la crema corporal.

—¿Sabes qué es lo que protege nuestro amigo con tanta veracidad? —preguntó ella al verle por los muchos pedazos de vidrio aun en su sitio.

—No —le respondió Smith con desinterés. Cualquier cosa que Hanji traté de decir contra Levi era porque no tenia nada mejor en qué pensar.

—Su humanidad —dijo y eso captó verdadero interés en el rubio—. Los seres vivos son su prioridad, por eso vendrá por Eren, por eso no le hará daño a ninguno de los hombres. No puede permitir la injusticia ante un ser tan vulnerable e inocente.

—Creo que confundes las cosas, Levi podrá ser el hombre más benevolente del planeta tierra, pero no creo que traté de proteger una humanidad que no tiene.

—¡Eso mismo! Trata de conseguirla ayudando al más débil. ¿No lo ves? Ayuda a los inocentes como mis convertidos a ser algo que rechazó cómo lo hizo él, porque siente que eso es lo que debe hacer como ser humano. ¡Cuando no lo es! ¿No te parece divertida su actitud?

—No —respondió secamente—. Iré a ver como sigue Eren, tu actitud me enferma.

Smith sólo consiguió que la estridente risa de Zoe fuera más fuerte.

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Eran las veinte horas y Levi llegó a la madriguera donde Hanji se mantenía escondida como rata, aun el hombre no se explicaba como es que esa mujer había sobrevivido.

El lugar era una casa de seguridad no muy diferente a la suya propia. Tres hombres hacían guardia en la puerta principal y seis mas estaban esparcidos a las afueras rodeando el establecimiento. No iban a ser un gran problema para él.

Todo el lugar olía a Eren, era demasiado sutil para seguir el rastro y de pronto el hambre despertó en él mas contuvo las ganas que de pronto surgieron de él.

Saltó la barda de dos metros más el enrejado eléctrico e hizo una vuelta perfecta cayendo haciendo el menos ruido posible, con cuidado llegó hasta la caseta de vigilancia. Cuando uno de los guardias estaba saliendo logró tomarlo y arrastrarlo hasta una esquina.

—Por favor no me haga daño, tengo hijos —se defendió aquel hombre.

Levi hizo una mueca despectiva y sintió los latidos de ese cobarde corazón. No era un convertido, entonces era un ser humano común y corriente. ¿Qué hacia alguien así vigilando la entrada?

Ah no ser que…

—¿Tom? —Llamó otro sujeto—. ¿Estas ahí?

—¿Cuántos convertido hay?

—No sé de que me habla… —murmuró el hombre asustado.

Rivaille chasqueó la lengua.

—Ve y no digas nada, sí me entero que si quiera haces una mueca te matare. Una vez que llegues pon la excusa de que quieres ir al baño y guíame hasta adentro.

—S-si, señor.

El hombre de mediana edad llegó hasta su compañero y entre bromas por fin fue libre para irse.

Levi le siguió muy de cerca hasta que llegó a la puerta trasera. Todo era demasiado fácil. Sentía los latidos de todas las personas dentro de la casa y había uno en particular que latía muy pausado casi llegando a su final.

—Oye —llamó al hombre. Este se volteo con evidente terror—. A dónde me llevas.

—No quiero que me atrapen, le llevo adentro a donde me pidió.

—Esto es demasiado fácil. ¿Por qué?

—No sé yo solo recibo órdenes —no pensando muy bien lo último que dijo y comenzó a sudar—. Bueno…

—¿Ordenes de quién?—preguntó el más bajo, evaluándolo con la mirada.

Una mano le atrapó inmovilizándolo, Levi reconoció a Irvin y chasqueó la lengua dejando de forcejear.

—Puedes irte, Tom. Diles a los demás también —le dijo Smith al guardia que temblaba de miedo.

El hombre asintió frenéticamente ante la orden del rubio y corrió lejos de esos dos.

—Sí no quieres perder tu brazo te sugiero que me sueltes, Irvin.

—Tenemos la misma fuerza, venimos del mismo creador.

—Cada quien la utiliza como mejor se le da —dijo Levi mientras sentía un pinchazo en su cuello. Se apartó del rubio tocándose donde sintió un dolor punzante—. ¿Qué hiciste? Maldito idiota. Sabes perfectamente que ni la ponzoña ni el veneno me hace daño.

—No es nada de eso —sonrió y tiró la jeringa lejos—. Es somnífero perfectamente diluido en la sangre de Eren.

—¿La sangre de Eren? —repitió molesto. Sus ojos adquirieron un tono rojo y sentía que la sangre le bullía y los colmillos hacían su aparición—. Acabas de hacerme enojar, Smith.

Levi se le lanzó dándole un certero golpe en la mandíbula al rubio quien por la fuerza se impactó contra la barda.

—¿Sabias que Eren creo una dependencia de tu sangre? —Comenzó a decir como si no hubiese pasado nada, saliendo de los escombros que provocó el impacto—. Hanji le dio su propia creación, es una que imita muy bien a la tuya, claro que es sintética y el cuerpo de Eren no la está aceptando muy bien.

Con un rugido furioso e impulsado por el enojo Levi volvió a golpear el cuerpo más grande, haciéndolo girar en el aire y estampándolo contra el suelo.

Irvin tosió un poco de sangre cuando su cuerpo alcanzó el piso y sonrió.

—Pudiste impedirlo —siseó el hombre más bajo.

—El sistema inmunológico de Eren cree que la sangre es un virus, la está contrarrestando, el resultado es que el pequeño está muy débil —informó y Levi le pateó con furia repetidas veces. Pareciera que Smith solo recibía caricias ya que se volvía a levantar como si nada—. Lamentablemente recibió dos litros de sangre de golpe, su cuerpo ya lo asimiló. Ahora mismo todo su cuerpo es el blanco.

La furia pareció haber abandonado su cuerpo tras esas palabras y fulminó con la mirada al blondo. Eren se estaba muriendo, por su culpa. Dejó aquel cuerpo grande por la paz y se alejó unos cuantos pasos.

—Es mitad vampiro y mitad humano —dijo Levi arreglándose el maltrecho traje—. Mi sangre despertó en él la necesidad de beber, pero parece que no la necesita para sobrevivir y como tú dices, creó una dependencia, es una clase de droga para él.

—Lo sé —dijo—. También sé que tu vas a caer en unos minutos, solo sentía que lo necesitabas saber.

—¿Y cuando despierte estaré en un laboratorio?

—No, estarás encerrado abajo pero sí tratas de salir veintitrés hombres morirán.

Levi omitió una mueca de desprecio y en cambió giró su rostro para concentrarse en los latidos de su alrededor.

—¿Todos son no convertidos?

—Si, todos son humanos comunes y corrientes. Ella de alguna forma averiguó que te importaban las vidas humanas.

—Los planes de esa loca son horrendos —musitó Levi. Se sentía mareado y débil.

—Lamentablemente.

Las fuerzas de Levi comenzaban a irse y tuvo que sentarse para no caer.

—Eren no está aquí —afirmó.

—No lo está —confirmó.

El hombre sentado bufó frustrado.

—¿Puedo pedirte un favor? —preguntó dejando el orgullo de lado.

—Tú dirás.

Levi no pasó por alto la respuesta, que no era un si ni un no. Aun así tenia esperanza.

—Dale a Eren un poco de mi sangre —pidió—. Tú no lo odias. No dejes que muera.

Irvin no dijo nada, se quedó observando como los parpados de su amigo comenzaban a ceder y luego cayó hacia atrás haciendo un sonido seco. Vio la jeringa que había desechado hace escasos minutos y luego cargó a Levi.

Él no había aceptado hacer caridad.

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Eren golpeó con fuerza una de las paredes, arrastrando con él la pesada cadena que le envolvía parte del cuerpo. Respiró profundamente intentando ganar fuerza y volver a golpearle, pero cayó exhausto al piso, de nuevo.

Su energía estaba siendo drenada, sentía cómo poco a poco la vista comenzaba a nublarse y pararse era una hazaña descomunal.

Desde que llegó, Hanji le ha estado suministrando pequeñas dosis de sangre que sabían como a las sangrías que suele hacerle Levi, luego al descubrir que efectivamente era uno de esos "convertidos" dicho por Hanji, se le ocurrió intentar traspasar la pared que ingenuamente creía seria cosa fácil, pero era muy ruidoso hacerlo y la mujer de lentes lo descubrió en el acto.

Le mandó de nuevo al laboratorio y no fue una dosis, fueron dos plaquetas de sangre directo a su torrente sanguíneo, lo que le ocasionó debilitamiento.

Le dolía moverse, le dolía hasta respirar.

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Petra junto a Ymir estaban dando unas cuantas ordenes a algunos de sus hombres, no debían acercarse por el momento y cuando ellas le dieran la señal entrarían.

—¿Por qué traes ese bate? —preguntó la pequeña mujer.

Ymir, con un nuevo cigarrillo en la boca le miró despectivamente.

—Da un golpe certero.

—Me imagino que si —dijo Petra con desconfianza—, pero aun así, no le veo un fin.

—Ya veras, mujercita.

A Ral no le gustó la forma en la que se dirigía a ella, y mucho menos el tono de burla que siempre tenia. Al acercarse lo suficiente notaron muchos latidos frenéticos, sangre corriendo por sus venas y ese olor fresco característico de una buena presa.

Petra ahogó un quejido de incredulidad al ver como la chica de pecas saludaba a un par de hombres que rodeaban la gran mansión.

—Ymir —llamó ella una vez que entraron sin ningún tipo de problema—. ¿Cómo?

La chica sonrió a modo de respuesta y siguió caminando por el pequeño camino de piedra que daba a la puerta principal. Saludó a otros dos hombres quienes le miraron evaluándoles.

—¿Qué haces aquí? La jefa dijo que aun no era tiempo —dijo uno de ellos y luego miró a Petra.

—¿Aun no? —Repitió la chica de pecas—. Que mal.

Después de eso a cada uno los golpeo con su arma tirándolos al piso, ambos inconscientes. Con un desinteresado encogimiento de hombros ella volvió a su camino.

—Deberíamos moverlos, sí alguien los ve...

El sonido de puso a ambas alerta, habían entrado a la estancia y vieron bajar por las escaleras a un rubio que les miraba de forma inquisitiva, después de eso, él siguió su camino hasta la puerta donde desapareció. No sin antes cruzar miradas con Ymir.

—Casi me hago del miedo —murmuró la chica de pecas para luego reír estruendosamente—. Sigamos —Le ordenó a la mujer que aun seguía en shock.

—¿Estás loca? No podemos seguir y entrar como si nada. ¡¿Quién te apoyo en esta idea suicida?!

—Levi. Y sí él lo hizo no veo por qué tu no puedas acatar órdenes. Regresa sí eso es lo que quieres, pero yo voy a seguir por aquí. ¿Entendido?

—Él jamás pondría la vida de sus hombres en peligro de esta manera…

—Pues yo si. Ahueca el ala por el amor a los cigarrillos o camina.

—¿Y a dónde iremos? —murmuró poco convencida.

—Abajo.

—¿Abajo? —repitió incrédula, cosa que hizo molestar a Ymir.

—Si, niña. Al infierno.

Siguieron hasta dar con un pasillo que a simple vista era normal, pero al abrir la puerta dio lugar a una pequeña estancia vacía con un elevador al fondo.

Sospechoso, se dijeron ambas. La más alta que ya conocía el lugar las hizo subir, pero apretó el botón para bajar.

—¿Qué hay abajo?

—Ya lo dije.

Y entonces las puertas se abrieron.

Lo primero que vieron fue una reja y detrás de ella varias celdas con personas inmóviles dentro de ellas. Estaba sucio y olía a muerte; el oxido cubría las estructuras y la sangre seca en la poca pared le daba un aspecto más lúgubre de lo que era.

—¿Qué monstruo hizo esto? — Petra se llevo ambas manos a la boca con horror, tratando de reprimir un grito.

—Oh, estas en lo correcto —se burló la castaña—. Es un monstruo terrible. Parece un humano común y corriente pero le encanta experimentar con las personas y chuparles el alma. Cree que puede manipular a la gente a su antojo y arrebatarles años de su vida como si nada.

La pequeña mujer estaba casi segura de que hablaba de ella más no emitió comentario alguno.

—¿Aquí está Eren?

—No.

—¿No?

Ymir le ignoró y pateo la reja. Una mano sobresalía de una de las celdas y ella sonrió sardónicamente.

—Quédate aquí, yo te diré cuando te necesite.

Con un suspiro lleno de fastidio la mujer asintió a los órdenes de Ymir, viéndole dirigirse hasta el fondo.

—No deberías estar aquí —escuchó decir la castaña en cuanto enfocó al hombre de la celda.

—Oh, vamos. Seamos francos, tú eres el que no deberías estar aquí. ¿Mala noche?

Un poco maltrecho y mal humorado, así se veía Levi. Sucio, una palabra que no iba con él.

La mujer se sentía un poco confiada, él está detrás de una celda, ¿qué es lo peor que puede pasar? Sí no sale quiere decir que no puede.

—Dónde está Eren —masculló molesto, sacando ambas manos por los barrotes para poder alcanzarla a lo que ella solo dio dos pasos hacia atrás—. Contesta.

—No lo sé. ¿Cree usted que a mi me lo dicen todo? No, solo le di la información que nos dan: Una casa de seguridad donde experimentan con personas —explicó—, de aquí vengo yo.

Con una última furiosa mirada que le dedicó a la chica se sentó en la cama, aun estaba mareado y salir de la celda implicaba cargar en su conciencia con muertes de personas inocentes.

—¿Cómo entraste?

—Tengo mis contactos.

Una ceja oscura se alzó expectante, el bate que ella sostenía en la mano le daba a entender que tenia de todo menos eso. Resopló molesto consigo mismo por no tener un mejor plan. ¿Qué podía hacer? Sí intentaba evacuar a las personas era probable que Irvin o Zoe intentaran matarlas en el acto.

—¿Cuántos convertidos hay?

—Ninguno.

—¿Revisaste todo?

—Algo así.

—¿E Irvin?

—Son muchas preguntas, ¿no cree?

—Entraste con demasiada facilidad, la casa es una de seguridad, mocosa. Algo aquí esta mal.

—Supongo que si, el rubio cejas locas me pasó de largo y salió.

—¿Se fue?

—¿Eh? —balbuceó—. Si…

Con rapidez se puso de pie, tiró la reja y sostuvo con una mano el cuello de la mujer de pecas.

—Me engañaste para que viniera aquí —dijo. Ella tuvo miedo por un instante, su cara era difícil de descifrar.

—Christa —logró decir—. Ella está aquí.

—¿Me dices que todo fue por una persona?

—Usted nunca lo entendería.

—Claro que lo entiendo —la soltó de golpe, obligándola a caer en seco hacia el suelo—. ¿Por qué crees que estoy aquí?

Se dio la vuelta, dejándola en el piso. Vio a Petra quien desvió la mirada de inmediato.

—El piso de abajo es la zona de experimentos, ahí los convierten y los fallidos son traídos aquí a pudrirse o bien, los sujetos de prueba son torturados para que cooperen —el hombre le miró, escuchando su posible nueva mentira—. Abajo es casi lo mismo. Solo que ese sitio está limpio y hay gente medio viva. Aquí solo hay restos de sangre de gente que trató de suicidarse.

No podía creer del todo en sus palabras. Ya le engañó una vez, al parecer necesitaba de su ayuda sí le estaba contando eso, pero por otro lado no podía dejarlo pasar por alto, eran personas que necesitaban de su ayuda.

—¿Ahí esta ella?

—No… ya es una convertida. Le sugiero que de un golpe limpio y certero contra el suelo, lo derrumba, vemos que hay y…

—Mucho alboroto —y no tenía ganas de decirle que no se sentía con fuerza—. Primero hay que evacuar a la gente aun en contra de su voluntad y…

Estaba pasando por alto que Eren estaba siendo...

Observó a Petra unos segundos, susurró una orden y luego golpeó el suelo.

Y ella obedeció, llevándose a Ymir de paso.

...

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El espeso bosque que rodeaba la casa servía como camuflaje para Smith. Apoyado contra un árbol mientras observaba a la distancia era su especialidad.

—Señor, la alarma de las celdas acaba de dispararse.

—Déjalo pasar.

—Pero…

—Quiero ver hasta donde es capaz de llegar Rivaille —le dijo a otro rubio.

—Si, señor.

Reiner esperaba que nada malo sucediera.

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Levi revisaba habitación por habitación. Lugar, espacio o cubículo que se atravesara por su camino.

Y todo estaba vacío. Golpeó una de las paredes lleno de impotencia y atravesó sin mucho problema una de ellas. Estaba hueco. Entonces debía haber otro apartado al que no se entraba tan fácilmente.

Escuchó ruidos provenir de dentro. Eran latidos, pequeños y simples. Ratas.

Era solo la tubería.

Todo se estaba complicando y él se quedaba sin ideas.

—Señor, encontramos a Eren…

El hombre la miró, Petra no parecía mentir

—Dónde —su voz sonó ansiosa.

—Arriba. Su corazón no… —antes de que pudiera terminar, él ya no estaba cerca—, ya no late…

Lo encontraron inconsciente. No se mueve, no respira.

"Lo siento, señor", quizo decirle.

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Notas:

Y, ¡oh sorpresa! En serio, voy a terminar todas mis historias pero pues no he tenido tiempo ni para comer *hace una reverencia* ¿Alguien lo sigue leyendo? xD Es mi primer fanfic, lo quiero mucho y me gusta Levi seme (?)

Bien, capitulo que sigue final (?) y el epilogo sensual. asdknjaskofjoaifh No tengo perdón ni misericordia del osito bimbo

Anvaz: Creo que después de un año ya no esperas esta continuación, pero igual queria agradecerte que leyeras :3