Aceptación

Epílogo – Reconstrucción

—¡Somos libres! —exclamó Draco abrazándolo. Potty saltaba muy contento de un hombro al otro.

Y se produjo entonces una gran explosión de alegría. Gritos, llantos, abrazos… entre los miembros de la Orden.

Los mortífagos seguían todo el espectáculo con asombro y aprensión. ¿Qué sería de ellos ahora?

Fue Dumbledore el que vino en su auxilio. Quizá por benevolencia… quizá porque pensaba sacar del asunto algún provecho futuro…

—¡Sí, somos todos libres! Comenzamos hoy mismo a reconstruir el mundo mágico en paz… disfrutemos la alegría de la victoria… con la participación de todos!

—¿Está diciendo que no nos van a arrestar ni condenar por los delitos cometidos? —preguntó Alecto Carrow con desconfianza.

—Al final al menos supieron elegir bien… eso va a pesar mucho a favor de ustedes.

—¡Pero… Albus! —protestó Moody indignado.

—No… escúchenme con atención todos los presentes. Si realmente queremos reconstruir un mundo en los que todos podamos vivir en armonía… será preciso enterrar viejos rencores por muy profundos y justificados que sean.

—Entonces… ¿no vamos a terminar en Azkaban? —preguntó Rabastan incrédulo.

—No… pienso que puedo ayudar para encontrar alguna otra forma para que puedan expiar sus culpas. Creo que puedo encontrar algún par de cositas que podrían hacer como compensación… —dijo Dumbledore sonriendo afable y con mucha malicia en los ojos.

—Les recomendaría que elijan Azkaban… —murmuró Severus— Muy probablemente sería un mal menor…

—Oh, vamos, Severus… —le susurró Sirius— Si Albus quiere ofrecerles una posibilidad de reivindicarse… que tengan al menos la alternativa de elegir…

—Es que las maquinaciones del viejo pueden ser terribles…

—Bien que lo sé.

Severus desplazó su mirada a sus antiguos "colegas". Que habían esperado hasta último momento para cambiar de bando. Les vendría bien como escarmiento soportar una o dos calamidades que seguramente Dumbledore les tenía reservadas.

Dumbledore continuó: —Les aseguro que podrán tener un futuro en el seno del mundo mágico…

—¿Notaste que dijo "futuro" pero no "libertad"? —le susurró Severus a Sirius.

—…y un papel beneficioso en la reconstrucción…

—Tampoco dijo que vaya a ser un papel que les vaya a gustar.

—…y estoy seguro de que dedicarán todas sus energías en esta reconstrucción…

—Y lo peor de todo es que al final terminarán agradeciéndoselo incluso.

—¿Lo decís por experiencia personal, mi amor? —se burló Sirius.

—A todos nos tocó sufrirlo…

Dumbledore se volvió hacia los charlatanes indiscretos. —Severus, mi muchacho, no me cabe duda de que vos no tendrás inconveniente en instruirlos sobre la reivindicación de los mortífagos… seguramente tendrán algunas preguntas…

—¿Y por qué yo…? ¿Por qué no Bella, Lucius, Fenrir, Evan…?

—Vos tenés mucho más equilibrio… —expresaron cobardemente a coro los aludidos.

—Mi muchacho… vos sos el más indicado, tenés más experiencia… tu pedagogía y paciencia serán ideales para la tarea.

—¡Uy, los pobres…! —exclamó uno de los pelirrojos… al que Severus lamentablemente no pudo identificar.

—Tiene el oído muy fino el viejo tarado. —masculló Sirius.

—Y para Sirius será un gusto ayudarte.

—¡Pero yo nunca he sido mortífago! —se quejó Sirius indignado.

—Todavía no te han exonerado… —le recordó Dumbledore con una sonrisa— …así que a todos los fines prácticos…

Esos dos no iban a seguir interrumpiendo con sus comentarios a partir de ahí.

—Pero Dumbledore… aun cuando todos los presentes lo acepten. No será lo mismo con el resto de la población. —le hizo notar Avery.

—El resto no tiene por qué enterarse de quiénes han sido mortífagos. Ustedes nos proporcionarán una lista de los mortífagos de menor rango y a ellos también les brindaremos la posibilidad del mismo arreglo.

—Hay muchos que podrían denunciarnos… —dijo Nott.

—¿En base a qué pruebas? —preguntó Dumbledore sin dejar de sonreír.

—¡La marca… pues! —se impacientó Mulciber. A ese viejo realmente le faltaba un tornillo.

—¿Qué marca?

Muy intrigados por la pregunta, fueron varios los que se levantaron la manga. ¡Nada! Las marcas habían desaparecido… Dumbledore ya lo sabía, algo similar había pasado tras la derrota de Grindelwald.

—Cornelius Fudge nos conoce… —se lamentó Avery.

—Difícilmente pueda hacer nada. Ha sido depuesto y terminará pasando una larga temporada en la cárcel.

Avery suspiró aliviado. Dumbledore prosiguió.

—El cargo está vacante… en las próximas semanas habrá elecciones. Es posible que entre ustedes haya alguno que quiera presentarse… o alguna, quizá… ¿Bellatrix?

La susodicha se sobresaltó.

—Pero… yo soy una mujer… ninguna mujer ha ocupado la más alta magistratura hasta ahora…

—Estamos en tiempos de cambio… y vos serías perfecta para impulsarlos… la sociedad mágica está muy atrasada en algunos aspectos… ha llegado la hora de solucionar eso… la promoción de la mujer es necesaria y la protección y defensa de las criaturas mágicas…

—Yo estaría dispuesta incluso a defender a los sangresucia y a las subespecies…

—¡Bellatrix! Será preciso que aprendas a elegir mejor los términos…

—Discúlpeme… mi señor… quise decir a los muggles y a los nacidos de muggles…

—Mi querida muchacha… el "mi señor" está de más… aunque… no me disgustaría transformarme en un señor absolutista que obligara a todos a respetarse y a comer caramelos de limón.

—Que es exactamente lo que ha hecho hasta ahora con cualquiera que haya puesto pie en su despacho. —farfulló una voz pérfida.

—Severus… ¿ya te había dicho que Sirius va a quedar definitivamente como profesor de Defensa?

¡Qué golpe bajo! ¡Bien sabe que hace años que ansío ese puesto! Se abría una nueva era para el mundo mágico pero ese viejo solapado seguiría siendo tan rastrero como siempre.

oOo

Horas más tarde… en el Gran Salón…

Todos habían ido a Hogwarts. Era la hora de la cena. Muchos alumnos se preocuparon al ver llegar a tanta gente… sobre todo los hijos de los mortífagos… ¿los habían hecho prisioneros?

Dumbledore se ubicó en su lugar habitual.

—Mis queridos alumnos, quiero que sean ustedes los primeros en enterarse de la grandiosa noticia: ¡Voldemort está muerto!

Hubo un momento de sorpresa y poco después una gran explosión de alegría. Dumbledore dejó que disfrutaran de varios minutos de regocijo y luego le cedió la palabra a Bellatrix… para que fuera acostumbrándose desde el principio a su nuevo papel de dirigente.

—Así es, ingresamos hoy en una nueva era… una era de paz. ¡Muchas cosas van a cambiar! Juntos reconstruiremos el mundo mágico. Ustedes van a poder crecer y vivir ya sin sobresaltos ni miedos.

Hubo muchos aplausos… pero algunos alumnos seguían preocupados por sus padres mortífagos…

Harry fijó la mirada en Neville… era uno de los que habían aplaudido con más entusiasmo… Neville notó que lo miraba y le guiñó un ojo sonriendo. Extraño… algo debía de saber de lo que había pasado durante el verano… de otro modo no se explicaba…

La cena se desarrolló en un clima distinto del habitual, había un perfume de libertad en la atmósfera que parecía poner eufóricos a todos.

Los "invitados" cenaron en la mesa de profesores que fue convenientemente agrandada para ubicarlos a todos. Terminada la comida siguieron al director a su despacho.

Fenrir sostenía la mano de Evan.

—Padre…

—Andrew… ¿qué hacés acá? ¿No deberías estar con tus compañeros?

—Sí… pero hay algo que quería decirte… estoy muy orgulloso de vos y encantado de que todo se haya arreglado.

—Así es, ¡ganamos y somos libres!

—Sí, eso también… pero yo me refería a otra cosa… —dijo Andrew y desvió la mirada hacia las manos entrelazadas.

—Ah… yo… yo… —tartamudeó Evan.

—Es curioso ver cómo te quedas sin palabras cuando del papastro se trata…

Entrecerró los ojos y los fijó en el licántropo con una mirada severa. —Espero que no pasen al ñaca-ñaca antes de haber oficializado.

—¡Andrew! —lo reconvino Evan que se había puesto muy colorado.

Fenrir pareció algo molesto por la insolencia pero le daba pie para traer a colación algo en lo que había estado pensando.

—Podría ser para las vacaciones de navidad… —dijo con una mirada interrogadora hacia Evan.

—¿Y yo puedo ser el paje de anillos?

—Todo lo que vos quieras…

—Y acordate de que habías dicho que me llevarías de paseo y a fiestas… todo eso que hace un buen padrastro…

—¿De qué están hablando? —preguntó Evan desconcertado.

—Después te cuento… y vos caballerito… más te vale que saques buena notas…

—Por eso no te preocupes… —dijo Andrew y partió corriendo a reunirse con sus compañeros.

Un comentario casual que le había hecho y el chico le había tomado la palabra… a Fenrir no le quedaría otra que cumplir…

oOo

Dos semanas después de la caída del Señor Oscuro… en el salón de baile de la mansión Malfoy.

Dumbledore les sonrió a las dos parejas que acababa de unir. Bellatrix y Remus y luego Fenrir y Evan. Era una magnífica señal empezar esa nueva era con dos matrimonios ya fecundos. Del embarazo de Bellatrix ya había estado al tanto… pero el de Fenrir sí que lo había sorprendido. El alfa le había dejado paso al veela en procura de descendencia. Y Evan había sabido ocultar todo muy bien hasta ese momento, el muy pícaro.

Todos se habían hecho presentes. Harry y Draco, Sirius y Severus, Narcissa y Lucius, los Weasley, Tonks… y muchos otros. Pero la gran sorpresa fue Moody… al parecer el viejo auror había decidido que tenía algunas afinidades con el hombre lobo.

El regalo de Dumbledore para Bellatrix y Remus era un felpudo, imitación piel de licántropo… los dos estallaron en carcajadas cuando lo abrieron.

El director le sugirió a Sirius que les regalara a Evan y Fenrir los viejos y pesados muebles de la habitación que había ocupado Evan. Sirius se sorprendió mucho cuando oyó la sugerencia pero más asombrado aun quedó con la reacción de los novios cuando les dijo del regalo… se lo agradecieron con un fervor exultante como si fuera para ellos una de las cosas más preciadas del mundo.

oOo

Un par de meses más tarde, en el despacho de Dumbledore…

El titular cruzaba la primera plana de El Profeta: Elección Ministerial: Bellatrix Lupin ganó por amplia mayoría.

Se arrellanó cómodamente en el sillón, se llevó un caramelo de limón a la boca y se puso a leer el artículo.

La campaña electoral había sido llevada adelante con gran maestría por una persona que el director nunca habría anticipado: Hermione Granger. Ella había convencido a Bellatrix de que podía organizarle la campaña sin descuidar sus propias obligaciones académicas en Hogwarts. ¿Quién mejor que una mujer para crearle la mejor de las imágenes? Y no cualquier mujer… nada menos que la amiga del Salvador, eso por sí mismo le ganó muchísimo apoyo. Bellatrix la contrató y le prometió un puesto como su secretaria personal una vez que hubiese completado sus estudios en Hogwarts. Hermione había cumplido una labor excelente. Llegó incluso a establecer una alianza con Dolores Umbridge que conocía al dedillo todos los engranajes de la política ministerial y con Rita Skeeter que se transformó en su vocera desde su columna en El Profeta. Gracias a esa entente… tan improbable, por cierto… Bellatrix había ganado con el sesenta y siete por ciento de los votos. Una victoria aplastante nunca vista en toda la historia política del mundo mágico británico.

El artículo lo firmaba Rita Lestrange. Dumbledore sonrió y decidió que iría al Gran Hall para comprobar si Fenrir había finalmente logrado descolgar el cuadro…

oOo

En el Gran Hall…

Dumbledore reía. No, Fenrir no lo había conseguido. El encantamiento adhesivo perpetuo resistía pertinaz.

Los tiempos de paz podían tener esas particularidades. Algunos pequeños desquites sin consecuencias graves eran posibles… y hasta necesarios habría podido incluso decirse… para ayudar a que cicatrizaran mejor algunas viejas heridas. Remus se había tomado una pequeña revancha… y si eso contribuía a que aceptara mejor a su enemigo de siempre… ¿por qué no? No tenía nada de malo.

Y la imagen del cuadro era realmente muy graciosa. Andrew le había hecho cumplir su promesa… y en esa oportunidad lo había obligado a que lo llevara a una fiesta muggle… y lo había presionado además para que Fenrir entretuviera a los asistentes con un número de "magia".

En el gran cuadro, Fenrir sostenía en la mano y por las orejas a un conejo rosado que acababa de sacar de una galera… estaba rodeado por un mar de chicos de caras felices que aplaudían contentos y admirados.

Ciertamente era una forma de asestarle un golpe mortal a la imagen de ogro del licántropo. Ya ningún chico volvería a tenerle miedo.

oOo

Unas semanas más tarde en el Gran Salón, durante el desayuno…

Dumbledore estaba fastidiado, los pequeños desquites ya no le parecían ni tan necesarios ni tan graciosos. No cuando le tocaba a él sufrirlos. Y tenía la casi certeza de que había Severus el que le había pedido ese "favor" a Bellatrix. Y Bellatrix, la muy viperina le había encajado la "cosa".

¡No, no y no…! Ya hacía una semana que le habían puesto a Dolores Umbridge como secretaria personal y coadjutora, supuestamente "para aligerarle la carga de las pesadas tareas administrativas de la escuela". ¡Qué plaga, esa mujer! ¡Había llegado incluso a cometer el sacrilegio de cambiarle los caramelos de limón por semillas tostadas de girasol aduciendo que eran mucho más sanas y que a su edad no debía excederse con las golosinas! ¿¡Qué tenía que meterse esa mujer con su salud!?

El director estaba que trinaba y había puesto a toda marcha sus engranajes cerebrales para idear una forma efectiva de sacarse a esa calamidad de encima. En ese momento Argus entró en su campo visual. Ah… ¿y si enviaba a la gentil pareja en un viaje de luna de miel de duración indeterminada? Se libraría de ese mascarón de mujer y al mismo tiempo quedaría como un empleador muy generoso… ¡sí, sí…!

—Argus… mi querido muchacho… ¿podría hablarte unos minutos…? En mi despacho… —El mayordomo lo siguió.

También iba a ser necesario pensar algo para vengarse de Severus…

oOo

Semanas más tarde en el despacho del director de Hogwarts…

Se suponía que todo iba muy bien. El mundo iba reconstruyéndose de a poco pero sin pausa. Dolores y Argus habían vuelto del viaje de bodas muy bronceados; por sugerencia de Dumbledore el mayordomo había convencido a su mujer de que volviera a trabajar en el Ministerio. Dumbledore había impulsado y logrado la creación de un departamento especial para la protección y promoción de los squibs, de los nacidos de muggles y de otros sectores sociales que habían sido hasta ese momento discriminados. Los que trabajaban allí eran los que habían entrado en el "programa de rehabilitación", esto es, los ex mortífagos que expiaban con ese servicio a la comunidad sus errores pasados.

En resumen todo parecía ir bien encaminado… y sin embargo Dumbledore no estaba feliz, más bien todo lo contrario…

Severus, el pérfido, había descubierto su sistema de espionaje y había ido a plantearle una queja formal al respecto a la profesora McGonagall. ¡Y Minerva se había puesto en su contra apoyando a Severus! ¿¡Cómo osaban querer sacarle ese tesoro, ese "pensieve" que de tanta utilidad le había sido durante la guerra?!

—Minerva, por favor… —suplicaba el director.

—No, Albus… este artefacto se justificaba durante la guerra… pero ya no… seguir utilizándolo ahora es lisa y llanamente voyeurismo. ¡Debería darte vergüenza! ¡Severus tiene razón! ¡Y a tu edad…!

—Pero es que todavía me puede resultar muy útil… hay tantas cosas que hace falta controlar… tantas cosas por hacer…

—Y bien… tendrás que hacerlas como todo el mundo… sin artefactos "irregulares". —replicó la profesora con firmeza.

—Y yo que le había dicho a Aberforth que vos eras tan gentil… ¿Acaso me equivoqué? ¿Debería desdecirme?

—Hacé lo que quieras… nada tiene que ver con esto…

—Sería una lástima… él estaba a un paso de invitarte a cenar… se siente muy atraído por vos… pero ahora voy a tener que comunicarle que me estás poniendo obstáculos, que no querés que yo haga feliz a la gente…

—Lo que estás planteando no es sino extorsión, Albus…

—Cierto, pero es por el bien de todos… por el bien mayor. Los Carrows son solteros… y Nott también está solo… no podemos permitir que erren por la vida sin nadie al lado. —se justificó Albus parpadeando con tristeza.

—¡Oh, está bien! ¡Pero te lo prevengo…!

—¡Sí, sí, sí! Seré extremadamente prudente.

Una vez que logró que la profesora se fuera, volvió corriendo a regodearse con sus observaciones en el "pensieve".

oOo

El primer verano después de la caída del Señor Oscuro… la habitación de Draco en la mansión Malfoy.

Harry le mordisqueó un lóbulo y luego le cubrió el cuello de besos. Draco gemía de placer, le encantaba sentir a su verdugo sonreír contra su garganta… las lecciones habían sido muy bien aprendidas. Harry trazaba arabescos húmedos sobre la piel expuesta y luego soplaba provocándole exquisitos estremecimientos. Y se iba deslizando hacia abajo por el pecho y el abdomen con caricias maravillosas… Draco tocaba el cielo con las manos.

Las atenciones de Harry eran tan sensuales… y deliberadamente parsimoniosas… para prolongar el placer al máximo. Pero Draco estaba impaciente… quería que lo empalara ya y sin tanta delicadeza. E intentaba hacérselo entender a su amante con caricias febriles en todas las partes que le eran accesibles. Pero Harry tenía otras ideas por el momento… quería poner en práctica todas las habilidades que Draco le había enseñado. Sin previo aviso se metió la verga en la boca, Draco se arqueó de deleite. Chupó, lamió y mordisqueó con una lentitud enervante pero que así y todo estaba empujando a Draco casi al borde del éxtasis… casi… porque Harry se cuidaba muy bien de que no llegara a alcanzarlo. Y ahora procedía a ir preparándolo… con la misma lentitud… minuciosamente…

—¡Harry! —suplicó Draco que ya no aguantaba más.

—¿Sí, mi amor? ¿Se te ofrece algo? —preguntó Harry con el más inocente de los tonos.

—¡Por favor!

—Si me lo pedís de esa forma… —respondió Harry con una voz ronca de deseo que hizo entrar la sangre de Draco en ebullición.

Harry se incorporó un poco, lo hizo dar vuelta, se le ubicó entre las piernas y comenzó a penetrarlo… pero con la misma abominable lentitud con la que lo había preparado. Draco se mordió un labio para ahogar un grito de satisfacción. ¡¿Pero por qué no se daba un poco más de prisa?! Ya no aguantaba más… con un repentino y efectivo movimiento de cadera se encajó hasta la base. Draco giró la cabeza para reclamar un beso que Harry se apresuró a darle. ¡Cómo lo quería! ¡Nunca hubiese imaginado que se podía llegar a amar tanto a alguien! Estaban tan unidos en ese instante… un instante tan sublime… se habría dicho que ya no eran dos sino uno…

Draco se curvó un poco para que la penetración fuera incluso más profunda. Harry comenzó a moverse con un ritmo salvaje, arrancándole en cada ciclo un grito ahogado a su amante. Las entrañas de Draco ardían de pasión. La cadencia se volvió desenfrenada… los gemidos de Draco se habían vuelto un grito continuo… estaban tan cerca… Harry lo sintió contraerse alrededor de su miembro y eso gatilló su propio orgasmo. Se desplomó sobre la espalda sudorosa de Draco. —Te amo… —le murmuró al oído.

—Te amo… —se hizo eco Draco casi sin aliento.

Luego se quedaron en silencio un largo momento hasta recuperarse poco a poco. Finalmente se ubicaron enfrentados de costado. Draco le acarició los húmedos cabellos negros.

—Recibí novedades de Fenrir y Evan… El bebé va muy bien…

—Por el tono de voz que usaste me había asustado… pensé que podría haber un problema…

—No… si acaso… el único problema es que Fenrir es que Fenrir debe ocuparse de atenderlo la mayor parte del tiempo solo… porque Evan tiene que ir a entrenar…

—¿Moody finalmente lo convenció para que entrara en el programa de aurores?

—Así es… se entiende muy bien con los dos ahora y va a ser el padrino del bebé… es increíble las cosas que están pasando…

—Me encantan los tiempos de paz. ¡Y cómo se han suavizado los rasgos de Fenrir… ahora que alcanzó la paz consigo mismo, el veela se manifiesta… últimamente lo encuentro muy seductor… ¡Ay! —Draco lo había pellizcado.

—¿¡Pero qué hacés, che?! Se supone que sea el veela el celoso…

Los dos rieron y hubo unos segundos de silencio.

—¿Draco? ¿Te pasa algo?

—¿Te acordás de la falsa alarma?

—Sí…

—Ahora me gustaría que fuera verdad…

—Bueno… ¿qué nos impide intentarlo…? ¿Pero tiene que ser enseguida?

—No… no necesariamente… ¿a vos no te molesta tener que gestarlo?

—No me entusiasma la idea… pero yo soy el veela… aunque quizá no llegue a ser necesario…

—¿Qué querés decir?

—Mis padres quieren darme un hermanito… y ninguno de los dos es veela, así que no pueden quedar embarazados… pero mi padre se ha puesto a investigar… y si hay una forma de lograrlo, Severus la va a encontrar… nosotros podríamos usar el mismo método…

—¿Sabés que…? Creo que sería mejor así… no creo que te querría igual si te pusieras gordo…

Harry le dio un golpe en el hombro y los dos se echaron a reír.

oOo

En el laboratorio de Pociones de la mansión Malfoy…

—¿Qué hacés acá a esta hora tan tardía? —demandó Severus.

—Yo… este… —tartamudeó Narcissa. No se le ocurría ninguna excusa. Había sido sorprendida en flagrante delito.

—¿Ésas son las pociones de revelación del compañero del veela? —preguntó Severus inquieto— Ya sabés que funcionan mal si uno no… ¿a menos que…? ¡Narcissa!

—¿Acaso no tengo derecho de sentir curiosidad…? ¿De conocer mis fantasías inconscientes?

—Bueno… está bien… pero yo te voy a asistir en el procedimiento…

—¡Ah no…! Para que después te aproveches y…

—¡Pero qué buena idea!

—¡Severus…!

—Oh… no te inquietes… sabés bien que sería incapaz… pero exijo controlarte en la prueba, podrías hacer algo mal…

—¡Oh, está bien!

Cuando las letras aparecieron delante de ella… Severus gritó escandalizado: —¡Narcissa!

—¡Juraste que no ibas a decir nada!

—Es mi obligación decírselo a Lucius…

—¡Pero es que me encantan los gatos…!

Silencio…

—¡A mí también!

Narcissa se echó a reír con ganas.

—Mi fantasía es que Sirius se disfrace de gato para mí… pero… ¿cómo podría pedirle algo así a un perro como él?

—Lo mismo me pasa a mí… ¿cómo pedirle a mi marido que me espere en la cama vistiendo sólo dos orejitas de gato de paño lenci?

Los dos suspiraron con resignada decepción…

oOo

¡Pero que buena idea!, pensó Dubledore levantando la vista del "pensieve".

oOo

En el dormitorio de los Malfoy… Narcissa encontró a su marido atado a los postes de la cama y amordazado. Desnudo por completo a excepción de unas simpáticas orejas felinas de paño rosa en la cabeza y un collar de raso rosado con la inscripción en letras plateadas: "Propiedad de Narcissa Malfoy". Había cólera en los ojos de Lucius… pero un veela no puede negarle ningún deseo a su compañera…

Severus se encontró con una escena similar al entrar al dormitorio: un Sirius furioso, atado y amordazado. También tenía orejitas gatunas de peluche negro… una mínima tanga de cuero negro… y un collar, también de cuero negro con una inscripción grabada: Propiedad de Severus Snape.

Cuando lo vio, su amimagus personal comenzó a soltar sonidos muy provocadores y felinos a través de la mordaza… ¿quién dijo que los perros no pueden ronronear?

oOo

En su despacho Dumbledore sonreía complacido ante las escenas.

Y sí… él era un poco manipulador. Provocaba las situaciones, los encuentros, los cambios… ¡pero todo era para bien y todo estaba mucho mejor ahora!

Sólo había que aprender que las cosas podían ser diferentes, que las personas pueden cambiar… casi todos tienen algo bueno en su interior… basta que uno lo haga aflorar…

Y las diferencias podían ser notables… y mejores… y había entonces que rendirse ante la evidencia… y aceptar…

De eso se trataba todo… de una simple aceptación…

oOo

FIN

Muchas gracias por haber llegado hasta acá. Muchas gracias a quienes dejaron sus comentarios… son siempre muy apreciados.

Saludos y hasta la próxima, si Dios quiere.