Ok, no es algo tan original ni algo tan común la verdad, peeero seguro será entretenido y demasiado WTF. Bien, comienzo con el prólogo y ya veremos como va.

Disclaimer: Pokémon no me pertenece.


Prólogo

Cansado, lo único que podía hacer era regresar.

Sujetó desasido la perilla, respiró hondo y entró junto con su diminuto amigo amarillo.

Primero, Pikachu inspeccionó toda la habitación con precaución, miró si no había nadie en el lugar; para suerte de su entrenador y compañero de aventuras la casa estaba vacía. Soltó un suspiro de alivio, el entrenador llamado Ash por fin llegó sano y salvo después de estar unas 6 horas corriendo por su vida. Viendo el gran desorden en la que se encontraba su hogar, observó lo que quedaba de su preciada morada.

Ropa tirada por todo el piso, muebles desordenados, pareciera que mil Tauros atravesaron el lugar, pero no fue así. "Todo esto lo hicieron ellas y su estúpida idea" Pensó.

— ¿Por qué Pikachu? ¿Por qué me tiene que pasar esto? —Preguntó a la nada y de pronto— ¡¿Pikachu qué haces?! —Rápidamente gritó al ver a su pokémon en una situación bastante liosa.

Justo en la cabeza de su pequeño amigo se encontró una peculiar prenda de color rojo intenso y pequeños encajes, conrapidez lanzó aquella prenda de la cabeza de su amigo, con algo de sonrojo preguntó.

— ¿Qué hacías con esto en tu cabeza? —Regañó, pero Pikachu solo evadió su mirada y se dirigió a la cocina— ¡Espera!

Casi entrando a la habitación por poco se desmaya.

—Rojo, blanco, azul, rosado… —era lo único que balbuceaba, y no, no eran exactamente colores de pokémon shinys, sino ciertas ropas que se encontraban tiradas por todo el lugar.

Una fuerte descarga eléctrica lo despertó, tapándose con las manos sus ojos, se fue hasta su objetivo.

— ¿Acaso no tienen un poco de vergüenza? —refunfuñó subiendo las escaleras.

Entró a su cuarto; ésta se encontraba de la misma forma en la que la dejó anoche, con pesadez se recostó en su litera, en toda la noche no pudo dormir bien ya que se encontraba en alerta de no ser atacado, y no por pokémon salvajes; sino por unas muy, muy enojadas chicas.

Dejando eso a un lado, se recordó del porqué de su retorno a casa, levantándose de repente buscó en su estante de trofeos algo importante.

Después de unos minutos de búsqueda lo halló, un diminuto aparato, exactamente una pequeña cámara, observó con detenimiento aquel objeto, se lo puso en su bolsillo, luego se volvió a recostar de nuevo en su cama con Pikachu cuidando la puerta. Aquel despistado se disponía a dormir plácidamente, pero lo que no sabía él, era que recordaría todo lo que pasó hace tan solo algunos días.

(OoO)

Un nuevo día comenzaba en pueblo Paleta, un día tranquilo para todos, excepto para cierto chico que fue derrotado en el recientemente torneo de Teselia, regresando a su casa después de varios meses, él se encontró a pocos pasos de llegar a su casa, pero de pronto; de manera sobrenatural, una extraña fuerza le impidió seguir, lo agarró tan fuertemente por detrás que ni un Machoke lo podía romper, casi perdiendo el conocimiento. Lo único que pensó el joven Ash era en lo corta que fue su vida, aunque siempre era lo mismo: participar, medallas, amigos, y luego perder, a él le parecía que solo así tal vez algún día y solo algún día de pura suerte podría ganar una liga, justo antes de "morir" lo último que vio fue una pañoleta verde.

—Ash… Ash… Por favor despierta —Replicó aquella desconocida persona hacia el entrenador.

— ¿Por qué lo tenías que abrazar tan fuerte?, ¿no vez qué casi lo matas? —De pronto otra persona le regañó.

— No era mi intención.

— Si lo fue.

—Qué no…

—Qué sí...

Aquella discusión pareciera que nunca acabaría, dejando de lado aquella disputa sin sentido, un Pikachu daba primero auxilios a su difunto entrenador; varias lágrimas caían de aquellos ojos oscuros del ratón eléctrico. Tal vez las lágrimas de los pokémon esta vez no harían revivir a su compañero, por último lo único que podía hacer aquella criatura amarilla era irse a un lugar donde nadie lo encontraría.

Pero de pronto, como si todo se tratara de un Fanfic pokémon su amigo se levantó, como si aquel ataque entre Mew y Mewtwo no le hubiera hecho ningún daño, bueno, eso fue hace tiempo, Ash sólo había perdido el conocimiento por la falta de oxígeno a sus pulmones. Regresó con una gran felicidad a lado de su entrenador, Pikachu no podía creer que él seguía con vida.

—Yo nunca te dejaré solo amigo —Habló con lágrimas en los ojos, recogiendo a su fiel amigo ambos se perdían por el horizonte sin saber lo que el futuro les depararía, tal vez irían a un lugar donde podrían ganar una liga o quizás a un lugar donde pasarían sus últimos días juntos, o sólo tal vez simplemente a su casa.

Después de aquella extraña escena; tanto Ash como Pikachu estaban a punto de abrir la puerta de su hogar, pero de pronto escuchó varias voces que provenían de adentro; con alegría abrió rápidamente la puerta suponiendo una fiesta de bienvenida pero para su mala suerte, lo primero que vio, fue una hermosa chica de largo cabello azul, ojos tan azules como el infinito cielo y una sonrisa preciosa y cautivadora. Sostenía un vestido rosado entre sus delicados y delgados brazos, al parecer estaba a punto de ponérselo, sin embargo lo único que llevaba puesta era su ropa interior de un suave color rosado recalcando la delineada figura que poseía. Los ojos de Ash quedaron en shock.

Un grito fue lo último que escuchó para luego caer por segunda vez muerto en esta historia, nadie supo por dónde vino el florero asesino (suponiendo que le lanzaron ese objeto).

Varios minutos pasaron y él aún seguía muerto o mejor dicho inconsciente, ya no se encontraba en su casa (¿quién demonios lo trajo allí?) prontamente una extraña persona se le acercó, un tipo de muy mal carácter y una mirada tan fría que mataría con sólo su mirada a una Roseria y exactamente eso pasó con la Roseria de cierto coordinador arrogante, pero volviendo al tema, aquel extraño seguía acercándose más y más, lo único que dijo fue:

— Descansa en paz idiota —señaló preparando tal vez el golpe de gracia para el desafortunado entrenador pero lo que hizo fue… Echarle un vaso de agua fría para que despierte.

Volviendo a la realidad y con algo de frío, Ash se despertó, miró a su alrededor, vio a su gran amigo de Sinnoh... Paul, pero además de él estaban otras personas muy conocidas, nombrando a cada uno por el orden de su amistad eran: Brock, Cilan, Gary, Drew, Barry, Paul, Trip además de Harley, todos estos estabas al parecer en una precaria y vieja carpa (vieja porque se podía ver las estrellas en el cielo) con sorpresa Ash no podía creer que todos sus amigos estaban aquí, la realidad era que eran más rivales que amigos. Estaba a punto de preguntar lo que sucedía, pero su archienemigo habló primero.

—Estamos en un punto crítico donde los pokémon ya no existen, las chicas dominan el mundo y nosotros los hombres sólo somos sus esclavos —habló como todo un capitán de la armada.

Sorprendido por la repentina declaración de Paul todo el mundo de Ash se venía abajo, todo lo que creía se iba al caño, sin pokémon, sin batallas él no podía soportar la idea, por un momento pensó en irse de aquel mundo sin pokémon, ya no habría razón de quedarse en este planeta, buscó desesperadamente la pokébola de su Krookodile para terminar con su miserable vida, pero no lo encontró.

¿Acaso no puedo irme de este mundo? —susurró con gran tristeza.

—En realidad las chicas se están cambiando y todos los chicos salimos —aclaró Brock tratando de calmar a su confundido amigo.

— ¿Dime si siguen existiendo los pokémon? —rápidamente el entrenador exaltado sostuvo con ambos brazos a su amigo de ciudad Plateada.

—Ya cálmate Ash todo fue una mentira de Paul, bueno en cierta parte —explicó—. Además, hay algo que tenemos que decirte.

La mirada de todos se centraban en Ash, la noticia que recibiría cambiaría su vida por completo.

To be continued...


¿A qué nadie se esperaba eso? Ehm, no soy bueno con los inicios, pero soy de esos que da todo en el primer golpe. En fin, espero que haya sido de su agrado. Nos vemos.