Primero que todo, muchas gracias a los que recientemente se han unido a esta historia, de hecho fue una de las primeras que publique en esta página, de verdad me alegra que sea de su agrado y espero que este final también, no olviden dejarme su opinión un mega abrazo y gracias por los reviews anteriores, son sumamente hermosos y han hecho posible la continuidad de esta historia, de igual forma todos los que leen sin dejar su comentario, muchas gracias…

Me salió súper grande el cap pero es que no podía cortarlo… jajaja lo siento… u.u, tambien siento haber durado tanto...

Sin más que agregar… a leer…

Agitando un pie y con sus brazos cruzados, la heraldo de Hades esperaba impaciente una explicación a la pornográfica escena que tenía al frente, y que de igual forma había desaparecido.

¿Y bien?—preguntó levantando un ceja indignada— ¿es que acaso no me van a decir por qué demonios tienen a Radamanthys sufriendo ilusiones absurdas conmigo? —Reprochó con un leve sonrojo en sus mejillas, el dorado y el dios tragaron grueso mientras la pelimorada caminaba y se sentaba en la dura cama donde reposaba el rubio y lo hincaba en las costillas—Radamanthys…Wyvern…

Señorita Pandora—trató de interrumpir el dios tomándola del brazo—no creo que debería de…

¡Callate!…—gritó soltando el agarre con violencia— me sorprendes Hypnos… Guidecca y Caina hecha un mar de locos, Hades enojado hasta con la señora Perséfone y tú acá de lo lindo jugando con ese… gemelo, de no ser porque Valentine me dijo que lo acompañara a buscar por estos lados jamás nos hubiéramos dado cuenta da nada—bufó molesta—Radamanthys… ¡Levantate!—dijo ya moviéndolo por los hombros un poco exasperada— ¿Por qué no se levanta? ¿Qué le sucede?

Eso es lo que tratan de decirle—suspiro Kanon algo cansado.

Señorita Pandora… —titubeó el dios—Radamanthys no puede despertar de repente, como acaba de darse cuenta…necesita terminar esa especie de ilusión que hemos montado… en sus sueños—por un momento hubo un breve silencio, todos cruzaron sus miradas.

Bien…—soltó la joven tras un sonoro suspiro— entonces yo también quiero estar en ese sueño… debo ayudarlo…—dijo Pandora recostándose del lado del rubio—vamos Hypnos… necesito llevármelo de regreso a Guidecca… no puedo perder mas tiempo.

Me parece que eso es imposible—se negó el dios gemelo con su ceño fruncido—es algo demasiado riesgoso…

A ver…—la heraldo se sentó de nuevo tomando su larga cabellera para acomodarla a un lado y rodearse de un aura purpura— creo que no me has entendido… ¡te ordeno que me pongas en sus sueños!

¡Pero señorita Pandora!—rogó casi el dios, por otro lado Kanon solo reía a carcajadas—"callate igualado… esto es serio"—dijo hasta su mente—… Señorita Pandora si usted entra al sueño no podrá utilizar su cosmos y…

¡Por Hades!… mandame al limbo de una vez por…—pero hastiado Kanon colocó su mano la nuca de la joven haciéndola caer desmayada.

¿Qué le hiciste engendro duplicado?—preguntó el peliblanco con su rostro cargado de terror, solo eso le faltaba, echarse a la mano derecha de su señor.

Ya Hypnos… despertaras a la bella durmiente y te ira peor… —sonrió el peliazul sentándose de nuevo en la silla—vamos, vamos… deja el drama, no la maté—rio con más fuerza mientras el dios negaba entrecerrando sus ojos molesto—solo toqué un punto estratégico… para que se callara.

Con temor y algo de recelo el dios colocó su mano sobre la frente de Pandora haciéndola caer dentro del profundo sueño del juez, pero al terminar con la inducción, su semblante se oscureció—Kanon… no me permitiste explicar nada a la señorita sobre su estado… y la situación en la que esta con…

Estas en problemas—rio el gemelo mientras abría un paquete de papitas—permíteme… y te ayudo.

Bien pero no te abuses—dijo Hypnos cruzando sus brazos con preocupación.

x—

Cuando la verdadera Pandora abrió sus ojos lo primero que observó fue el semblante sereno del juez a escasos centímetros de su rostro, luego sintió sus manos rodeándola de manera sobreprotectora, sonrió un poco al verlo tan sereno y dócil a su lado, se removió suavemente para ponerse de pie y observar el resto de la habitación que se encontraba a oscuras, de repente unas intensas ganas de ir al baño la dominaron, abrió la puerta para toparse afortunadamente con el sanitario justo al final del pasillo y descalza caminó de puntas para no hacer algún ruido, una vez sentada se relajó para hacer sus necesidades, terminó y se observó por un momento en el espejo, lucía un poco mayor a lo que en realidad era, y sintió con sus manos ese abultamiento en su vientre, se mojó su cara un poco, esperaría la mañana para hablar con el juez y recibir una explicación de la situación que se estaba viviendo, suspiró y se acomodó al parecer su improvisada pijama—que era una camisa de Radamanthys y su ropa interior—y se dirigió hasta su cuarto, pero justo cuando estaba a punto de salir escuchó un ruido en el pasillo, fuese cualquier ruido de no ser porque el extraño crucifijo que llevaba en su cuello tintineaba sin parar, aunque no sabía nada al respecto, el sexto sentido femenino la hizo das unos pasos atrás y encerrarse en el baño, solo por precaución—Radamanthys…—dijo casi en un susurro. Los ruidos cada vez más parecidos a pisadas se dejaron de escuchar justo frente a la puerta, pasó el seguro con rapidez, de hecho justo a tiempo, antes de observar con terror como se movía la perilla, indiscutiblemente alguien quería entrar— ¿Quién anda ahí?—preguntó alejándose un poco intrigada— ¿Radamanthys eres tú? ¿Hypnos? ¿Kanon?—susurró. El movimiento se detuvo, y ella gateó hasta la puerta colocando su oído contra esta, sin temor alguno subió su mano dispuesta a colocarla sobre la redonda perilla para quitarle el seguro y correr hacia su habitación en busca del inglés, pero antes de dar un paso más, escuchó a sus espaldas el ruido del agua corriendo en la ducha, el colgante ya no parpadeaba ahora su luz era fija y aunque ella no lo supiera, el demonio evidentemente se encontraba tan cerca suyo como para…

Hola…—una voz dulce y fina, sin duda un niño, rápidamente volteó su rostro dispuesta a enfrentarlo, cuando bajó su mirada, frente a ella un pequeño de melena azulada le sonreía— Señora Wyvern… no se asuste.

— ¿Q… quién eres?—preguntó con su mirada fija sobre el niño, escudriñándole cada rasgo, le recordaba a alguien pero no estaba segura— ¿Por qué me llamas señora Wyvern? ¿Quién eres mocoso?

—Soy Kanon… y he venido por usted—dijo el pequeño deformando su cara al mismo tiempo que la luz se apagaba, Pandora abrió sus ojos y gritó, levantó sus manos en busca de su cosmos, pero al recordar el terrible inconveniente prevenido por el dios solo atinó por llamar al juez, pero su voz no alcanzo más allá de la puerta.

x—

¿Pero qué demonios fue eso?—el dios se removió un poco al ver como el niño tomaba sangre de la mejilla de su heraldo y escribía algo en la pared, para luego abrir un portal hacia la oscuridad y perderse con ella a rastras.

Tranquilo, recuerda que es solo un sueño…—Kanon vació el contenido del paquete en su boca y abrió una lata de refresco.

Ten cuidado… no vaya a ser que el unicejo nos cape a los dos…

¿No tienes también algún resentimiento oculto con la general de Hades?—Hypnos medito un momento dibujando una casi invisible sonrisa en su rostro—lo supuse—murmuro Kanon.

No es un resentimiento a decir verdad pero… ella ha colaborado con la razón de mi odio…—sus ojos chispearon como un gato frente a un foco—continua por favor…

Como quieras…

x—

Radamanthys abrió sus ojos de repente tras un fuerte trueno, le había parecido escuchar un grito pero no estaba seguro si había sido uno de esos sueños dentro de sus sueños, al instante se dio cuenta que estaba solo, se sentó en la cama por un momento y alborotó sus cortos y rubios cabellos, tomó el reloj sobre la mesa tratando de verlo contra la poca luz, marcaba las dos y veinte minutos de la madrugada, por la ventana pequeños hilos de agua surcaban los vidrios.

¡Papá!—escuchó una quebrada voz, era de Minos, al mismo tiempo sintió un dolor en el pecho, justo a un lado de su corazón. Rápidamente se colocó su pantalón y una camisa para salir al pasillo, buscó con su mirada al pequeño y observó frente a la puerta del baño a Marín tratando de tranquilizar a Aiacos y a su hermano, quienes al ver al juez se soltaron de su tía para refugiarse entre sus brazos.

— ¿Qué sucede?—preguntó cargando a Aiacos.

Kanon estuvo aquí…—dijo el pelinegro entre sollozos mientras se aferraba más a su cuello— ¿Mamá está muerta?

— ¡No seas tonto Aiacos!—exclamó Minos con unas gruesas lagrimas resbalando sobre sus mejillas— ¿papá? … —buscó consuelo en los ambarinos orbes del rubio pero no hubo respuesta.

—Radamanthys… ¿Qué está sucediendo? —pregunto angustiada Marín mientras abrazaba de nuevo al peliblanco— ¿Dónde está Pandi?—murmuro casi sin querer recibir una respuesta— Me desperté con el grito de Minos… Rada…—pero el rubio estaba cohibido con su vista fija en la puerta.

— No lo sé…—murmuro finalmente hacia la pelirroja— ¿Qué viste? ¿Por qué preguntas por tu madre? ¿Dónde está Pandora?— preguntó hacia Aiacos aun en sus regazos, pero el pequeño pelinegro no pudo contestar, solo señaló hacia el baño y se sujetó de Marín mientras Radamanthys lo bajaba—no se muevan…—ordenó el juez abriendo la puerta del baño, sus ojos se abrieron desmesuradamente mientras se adentraba, cerró la puerta a sus espaldas escuchando un chillido de uno de los pequeños—Todo está bien—gritó para tranquilizarlos, aunque ahí dentro el panorama no era nada alentador. En una de las paredes de cerámica, escrito con sangre que el rogaba no fuera de ella, había un mensaje con su nombre "¿los quieres de vuelta Radamanthys?… ven por ellos… kanon", más abajo un mechón de cabello morado y el crucifijo partido a la mitad, maldijo mil y una vez ese pequeño demonio, luego tomó el cabello y lo envolvió en una toalla de papel mientras lo depositaba en el basurero, estaba molesto y dispuesto a dar con ese mocoso de una sola vez.

— ¿Dónde vas?—preguntó Marín sujetándolo por su antebrazo al verlo salir casi eufórico.

—Cuida a los niños… ¡Regulus!—se soltó del brazo de la pelirroja y siguió caminando hacia el chico.

—Si tío…—murmuro adormilado.

—No dejes sola a tu madre… no salgan, pero si el crucifijo que tienen los niños comienza a brillar—observó fijamente hacia la pelirroja y al castaño— no duden en largarse de aquí—Marín asintió mientras lo veía partir.

—Papi…—dijo Minos que se había soltado de su primo y ahora le brindaba un abrazo—te quiero… quiero que regreses…

—Yo también…—igualo Aiacos.

—Yo… los quiero, pórtense bien—sonrió ante sus ahora hijos y alboroto sus cabellos.

x—

Las puertas se abrieron de golpe en la mansión de los Kido, ante la mirada curiosa de Saori el pequeño Kanon traía a rastras el cuerpo de Pandora sujetándola de las piernas, ambos empapados de barro, afuera el tiempo amenazaba con convertir la suave llovizna en una próxima tormenta, el niño soltó por fin el cuerpo inmóvil de la mujer y caminó hacia Saori con sus rizos azulados totalmente mojados y pegados en su frente, dibujó una sonrisa en su rostro mientras la pelilila se agachaba para apartarle el cabello de su rostro y besar su pálida frente.

— ¿Para que traes a esa mujer?—pregunto Saori en un tono hostil.

—Es la carnada para mi juez…—sonrió el niño apartándose de su "madre" y quitando un mechón de cabello morado del rostro sucio de Pandora—así debimos hacer desde el principio… tu complicas demasiado las cosas Saori—la mujer se quejó en el suelo—rápido, dile a esas mujeres que lleven a la señora Wyvern y la encierren junto a Saga, prepara todo—ordenó caminando hacia la sala—Radamanthys no tardará en llegar… y lo más probable es que traiga compañía—se perdió tras las puertas que dividían hacia el comedor, Saori asintió con una sonrisa y con fuerza tironeó de las piernas de Pandora entregándola a una rubia que entraba—Ya es hora… de despertar—murmuro el niño con sus ojos rojos.

x—

Mascara Mortal preparaba unos deliciosos espaguetis con queso y tomate, en la mesa de su cocina Afrodita reía mientras le pasaba a su amigo los ingredientes de uno a uno.

Imaginate… ¡ir hasta Caina y dejarlo solo ahí!, en realidad no sé qué pretende pero io lo deje y me largué, una reprenda del maestro Shion por husmear en el inframundo nos hubiera salido cara…

Por no decir dolorosa… ya sabes cómo es el maestro de estricto con respecto a los castigos—secundo Afrodita picando ahora un poco de cilantro.

¿Quién está en Caina Mascara Mortal?—resonó una ronca voz que les heló la columna vertebral—ustedes dos, caminando hacia el salón principal...—ambos caballeros tragaron grueso mientras dejaban todo a medias y caminaban tras el mayor con sus cabezas gachas.

Es un requisito elevar tu cosmos para anunciarte en cualquier templo Saga…—reclamó el italiano.

No si se trata de averiguar donde puedo encontrar a mi hermano…—el caballero de la cuarta casa tragó grueso mientras observaba a su amigo de reojo, estaban en serios problemas.

x—

Radamanthys corría lo más rápido que podía, necesitaba llegar al colegio de los niños y buscar a ese trio de curas dorados, chorreando de agua, con su camisa aun sin abotonar, su pantalón a medio poner y un par de zapatos de vestir que dentro de unos minutos sacaría volando, llegó hasta el cruce donde hacia la izquierda se dirigiría a la ciudad, se golpeó con la palma su frente al darse cuenta que no traía la billetera, ahora estaba totalmente remojado y con frio, aunque la rabia de saber que Pandora estaba en manos de ese infeliz le calentaba la sangre, se sentó en una de las bancas donde las personas esperaban el auto bus, sujetó con fuerza sus sienes y suspiró, se sentía acorralado, casi inútil, no tenía poder, no tenía su suplier, de repente las luces de una auto bajaron y subieron de intensidad, levantó su rostro mientras el pequeño transporte estacionaba justo al frente.

— ¿Juez Wyvern?—Radamanthys se impresionó al observar al feo conserje bajar con dificultad el vidrio— ¿Que hace remojado en esa banca? ¿Qué su casa no queda a más de veinte minutos de aquí?

— ¿Zeros?—preguntó asombrado poniéndose de pie, jamás pensó que se alegraría tanto de verlo— necesito llegar al colegio de los enanos… tal vez tu…

— ¿A estas horas?—cuestionó incrédulo—ya que…vamos…— el extraño y calvo hombre abrió la puerta de su vehículo al notar el semblante preocupado del juez—atrás hay una camisa seca, creo que le queda—hablo de nuevo mientras lo observaba sentarse a su lado completamente remojado. La tomó agradeciendo con una sonrisa mientras Zeros aceleraba el auto hacia el colegio.

x—

Pandora se despertó junto a un fuerte dolor de cabeza, con su vista aun turbia y bastante confundida trato de ponerse de pie, trastabillando en el intento, pero unas agiles manitas la detuvieron evitándole una estrepitosa caída.

—No se levante señora… —dijo esa misma voz de unos momentos atrás.

Con la escases de la luz que había en la habitación, solo logró diferenciar los cabellos azulados del pequeño que se encontraba justo a su lado, asustada se levantó de golpe cayendo esta vez en el piso, se arrastró hasta la esquina atemorizada sin perder ya con su vista acostumbrada a la oscuridad, las esmeraldas del menor—Alejate de mí engendro malvado…—gritó Pandora.

—Tranquila, no soy Kanon ¿lo ve?—dijo dando un paso a la luz y mostrando a la mujer unas marcas en su cuello—él también quiso hacerme daño… pero no pudo matarme, todo lo que él me haga a mí le pasa a él—contó asombrado— no puede hacerme daño…

Increíble… ¿Kanon? Entonces tu eres Saga… quien diría que serían tan adorables de pequeños—murmuró Pandora acariciando las heridas, luego se levantó acercándose a la puerta, el único lugar posible para escapar—debemos salir de este lugar ¿hay algún pasadizo que conozcas?—el pequeño negó con tristeza.

—No… Kanon ha sellado todas las entradas y salidas, solo podríamos usar la puerta principal, pero…

—Está bien, si permanecemos juntos todo saldrá bien… mi subordinado vendrá a buscarme… y saldremos de aquí.

— ¿Quién es su supor… sudor…?

—Subordinado—corrigió — ¿El juez Radamanthys? ¿Lo conoces?—Saga abrió su boca, recordó las palabras de su hermano, ese tipo era el que buscaba con ansias, negó lentamente y se alejó de Pandora para observar por la única ventana sellada con tablas.

—Ahh… habla de su esposo…—dijo en alto extrañando a la pelimorado— él ya lo está esperando…—murmuró con tristeza viendo los planes de Kanon salir a la perfección.

— ¿Cómo dices?

—Kanon quiere algo con el señor Wyvern…

—No, no… ¿dijiste esposo?—el niño torció su boca confundido.

Pandora se inmutó más por la bizarra situación que por la revelación del pequeño y se sentó en la cama donde anteriormente había estado acostada presionando con suavidad y cansancio su cabeza.

x—

Hypnos observó de reojo a Kanon, negó con suavidad mientras se recostaba sobre la silla y cruzaba sus brazos.

¿Qué…?—cuestionó el griego— ¿teníamos que decirle o no?

Pero que sutil eres Kanon…

Es mejor que sepa que el unicejo es su esposo…

¿Qué ganamos con eso?

¿Un castigo menos severo?

Ambos suspiraron volviendo a la ilusión con ganas de terminar de una vez por todas y no meterse en más problemas de los que tenían.

x—

Llegó a las puertas del instituto y Zeros bajó junto a él, tocó con desespero las rejas de metal, caminó de un lado a otro hasta que una luz en una habitación sobre el edificio brilló y el portón eléctrico se abrió frente a ellos. Radamanthys no perdió más tiempo e ingresó junto al conserje hasta la dirección, pero antes de dar un paso más Mu apareció frente a ellos.

— ¿Señor Wyvern?

—Ese malnacido tiene a mi esposa…

— ¿Cómo puede ser eso posible?—pregunto angustiado el joven pelilila mientras invitaba al rubio a pasar hasta la dirección— ¿Cómo sucedió?

El rubio se volteo hasta Mu y lo sujetó del cuello acorralándolo contra la pared.

—Mira lemuriano, no sé cómo demonios se la llevó o en qué momento lo hizo, simplemente desperté y ella ya no estaba, había un mensaje escrito con sangre que espero no sea de ella y un poco de su cabello—estaba a punto de soltar un puño contra la pared justo al lado del rostro del caza demonios pero otras manos lo detuvieron.

—Tranquilo segnior Wyvern… recuerde que no está solo…—murmuro Ángelo a sus espaldas sujetando su brazo— nosotros le ayudaremos a traer a su esposa de vuelta—el italiano apretó con fuerza su puño—solo alistaremos lo necesario, Shion salió en una emergencia y dijo que volvería a primer ahora.

—Pero estoy yo y aun puedo ayudar en algo—interrumpió bajo el asombro de todos el conserje que se adentraba sacudiendo su capa.

—Obispo—dijo Ángelo mientras hacia una ligera reverencia al calvo—no es necesario que haga esto… usted está delicado de salud.

—Un exorcismo más uno menos, que va a ser… vamos no perdamos más el tiempo.

Radamanthys se soltó del italiano y bufó un par de maldiciones mientras liberaba a Mu, aun así, asombrado se sentó luego en uno de los sillones en la oficina y esperó mientras los otros terminaban de alistarse, sonrió un poco, ¿Zeros un obispo? No, es que definitivamente solo le faltaba ver a Kagaho rezando un par de padrenuestros y seria todo lo que en su vida jamás pensó ver, bueno, apartando las chicas raras y su ayudante en el hospital, ah y su par de hijos regordetes e inocentes, suspiró mientras observaba como el reloj no perdonaba los minutos, casi marcaba las tres y media, y ellos aún no terminaban de alistarse, iba ponerse de pie cuando la puerta se abrió dejando ver ahora a Ángelo y Zeros con los hábitos negros y Mu vestido con un gabán café.

—Hora de irnos—dijo Mu mientras lanzaba una maleta al rubio.

Partieron hacia la mansión de los Kido en el auto de Zeros, el tiempo apremiaba y su esposa estaba en grave peligro.

x—

Las puertas de Giudecca se abrieron de par en par, y tras de ellas la delgada figura de Saori (la legitima diosa) se abrió paso junto a su patriarca Shion, el caballero de Géminis, Saga y el caballero de Cáncer, Ángelo, Hades sonrió un poco estresado en su trono y su esposa lo igualó a su lado.

¿A Que debo tan agradable visita sobrina?—preguntó el dios mientras empujaba un alma que amenazaba con subirse a su cabeza.

Mi querido tío, tenemos un grave problema…—dijo Saori viendo de reojo un travieso esqueleto que se le acercaba arrastrándose hasta sus pies.

¡Minos!—grito el dios del averno con su entrecejo fruncido—aleja ese atrevido esqueleto de los pies de Athena… por todos los caldos hervidos de la sexta prisión—exclamó sumamente molesto—permítanme disculparme, Radamanthys aún no aparece, el trabajo está para volar para arriba en Caina, Minos y Aiacos no dan abasto, y ahora para variar Pandora y Valentine también se han extraviado—comento casi con pesar— ¿pero díganme en que puedo ayudarles?

La diosa observó divertida al juez de la primera prisión con su flequillo al fin recogido y discutiendo con el perdido esqueleto que forcejeaba en dirección a ella.

¿Son peligrosos?—preguntó divertida la pelilila viendo como el pobre cascajo hacia nudos los largos mechones del juez de Grifo.

No querida, la verdad solo te pueden ocasionar cosquillas, pero son extremadamente molestos cuando nadie los controla, cuando puedas le preguntas a Pandora—interrumpió Perséfone bajando para ayudar al peli plateado—pero aun no nos has dicho ¿que deseas ternura?—pregunto con cariño.

Uno de mis caballeros se ha perdido también…—comentó la diosa dando un paso adelante y sentándose en la silla ofrecida por Aiacos, Hades dirigió su mirada hacia su esposa y luego ambos hacia Saori—pero Ángelo y Saga, creen saber dónde están él y Radamanthys exactamente.

¿Cómo podrían saberlo?—pregunto el dios mientras con un destapa caños goleaba un esqueleto que escalaba tras el trono.

Yo lo traje a través de Yomotsu—explicó Ángelo dando un paso adelante—ellos están en las ruinas de Caina junto a Hypnos.

¿Hypnos?—murmuro con desprecio el dios observando a Thanatos que caminaba hacia la salida disimuladamente— quiero una muy buena explicación de todo esto dios de la muerte… ¡Grifo!… ¡Garuda!—los jueces tronaron sus dedos y cuello mientras el dios gemelo salía despavorido de Guidecca—no lo dejen escapar…—murmuró mientras se levantaba de su trono y tomaba la mano de su esposa—a Caina sobrina, les daremos una hermosa sorpresa—murmuró mientras caminaba con los dorados y la diosa junto a ellos.

x—

La mansión kido estaba sombría y silenciosa, la lluvia tenue que se había convertido ya en un aguacero, ahora amenazaba en convertirse en un huracán, el auto del conserje estacionó justo a la entrada del lugar y rápidamente bajaron todos. De la maleta Mu sacó un par de crucifijos que entrego a Ángelo y a Zeros, un poco de agua bendita y unas medallas de San Miguel Arcángel y San judas Tadeo que sin esperar el obispo bendijo junto a los dos hombres de rodillas, Radamanthys no conocía mucho sobre la practica ortodoxa y sus rituales de exorcismos, el solo sería la carnada, por primera vez sin su cosmos era por así decirlo, vulnerable.

Mu sacó un revólver y lo entregó al rubio, presionó su hombro y le sonrió—es hora…—murmuro— solo utilizalo en un caso de extrema urgencia ¿de acuerdo?—Radamanthys asintió—no hay marcha atrás…

—¿No hay algún plan?—preguntó el rubio mientras quitaba el seguro del arma.

—Entraremos por la puerta de atrás, tu por la de adelante… no tengas miedo… estaremos justo en el momento exacto para salvarte—dijo el pelilila—tenga fe señor Wyvern…rescataremos a su esposa y todo terminara para mí y para usted—el rubio asintió y comenzó a caminar hacia la mansión con el arma en sus manos.

x—

Dentro de la enorme casa Pandora y Saga eran llevados al sótano con sus ojos vendados, luego solo el pequeño fue atado y amordazado a unas silla, frente a ellos una mesa con fajones de cuero para atar manos y pies era limpiada por una joven rubia, en una bandeja justo al lado de la camilla había un puñal, un cáliz y unos pergaminos viejos

— ¡June!—exclamo Saori mientras sostenía del brazo a Pandora— ¿Ya está todo listo?

—Si Saori…—contestó y le chispearon los ojos en un negro absoluto—todo está en perfecto orden.

—Excelente…—sonrió girando y tironeando de la pelimorada mientras se acercaba hasta unas cadenas que colgaban de la pared y se las enganchaba en pies y manos—hora del Show linda—murmuro en su oído apartando la venda de sus ojos.

Pandora parpadeo un par de veces para arreglar su vista aún turbia— ¿Atena?— se impresiono al ver la reencarnación de la diosa frente a ella levantando una ceja, luego se enturbió al ver como la misma la había atado de pies y manos contra la pared—¡Suéltame!

—No, no hermosa… aun no, tu amado no tardará en venir por ti—sonrió acercándose a la pelimorado y acariciando su rostro furioso con una daga dorada—no querrás que se lleve una terrible sorpresa ¿verdad?—bajó el filo hasta el vientre de la heraldo punzando con suavidad.

x—

Radamanthys abrió la puerta principal rechinando mientras la empujaba, curiosamente estaba la sala vaciá, no se escuchaba ningún ruido, con su arma a un paso delante de su cuerpo fue ingresando a la mansión, el crucifijo que aun portaba estaba quieto y apagado.

—Wyvern…—se sobresaltó al escuchar aquella conocida voz.

—Thetis…—murmuró dándose vuelta, aun no bajaba su arma.

—Tranquilo… no quiero hacerte daño…

— ¿Dónde está mi esposa?—la rubia volteo sus ojos con fastidio—te pregunté algo rubia… ¿Dónde está mi esposa?

—Por aquí… Rada—fue lo último que escuchó antes de sentir un fuerte golpe en la nuca.

x—

Bueno… el gran final—sonrió el gemelo frotando sus manos— ¿alguna vez has visto un exorcismo?—el dios del sueño negó.

Yo si… —contestó una voz que les heló de nuevo la piel—y me temo que ustedes necesitaran uno cuando acabemos con esta estupidez… y le dé el gusto a Radamanthys de hacerlos papilla…

Kanon…—murmuro Saga con una enorme negativa en su rostro.

Puedo explicarlo… nosotros…

Él fue…—dijo sin titubear Kanon—yo solo quería saber por qué el maestro me había obligado a decir donde estaba el unicejo… e Hypnos… me obligo a quedarme por haberlo descubierto, me amenazó con hacerle daño a Saga, él sabe cuánto amo a mi hermano—Perséfone hizo un gesto de ternura, Saga abrió sus ojos incrédulo y Hades se sostuvo el mentón por un momento mientras asentía, luego movió su cabeza en negativa con rapidez y apretó sus puños contra sus costados.

Habrás manipulado al estúpido de mi hermano Poseidón, ¡pero conmigo son otros cien pesos! …—gritó el dios del averno acercándose a Kanon, Perséfone le sujetó su brazo y negó con su cabeza.

¿Qué están haciéndole a Pandora?—fue la voz de Saori quien detuvo la pelea para que todos observaran la ilusión en el sueño del juez— ¿y por qué Zeus estoy vestida de esa forma?—se sonrojó hasta las orejas.

Fue Hypnos princesa…—comentó Kanon con sus ojos cerrados y sus brazos cruzados mientras asentía.

¡Por un carajo! —el dios del sueño se levantó molesto sujetando al gemelo por el cuello.

Todo era un caos, Shion que acababa de entrar le gritaba a Saga, quien a su vez sujetaba a Hypnos que al mismo tiempo ahorcaba a Kanon, Hades con sus ojos abiertos de par en par viendo a las amazonas a medio vestir en la ilusión sin recordar que su esposa lo observaba a punto de explotar de celos, Ángelo se hacia el loco caminando hacia la salida hasta que su diosa lo tomó de la mano y lo jaló de nuevo a la habitación, Minos y Aiacos que acababan de llegar a rastras con Thanatos y Violate también se quedaron mudos ante la ilusión semi erótica.

¡Basta!—el grito de Violate los detuvo a todos—¿esa soy yo?

x—

El juez se despertó atado de pies y manos sobre la mesa con fajones de cuero, su cabeza le dolía y el sabor sarroso de la sangre inundaba su boca, sintió una corriente de aire entre sus muslos que le dio la mala noticia de encontrarse desnudo, con una muy seductora Violate sobre él y una sexy Saori terminando de sujetar sus manos contra la dura madera.

x—

Aiacos se puso de pie rojo como un tomate, luego buscó con su mirada a su general, pero al igual que la diosa de la sabiduría y su señora estaban observando sin pudor el físico desnudo del juez sobre la mesa.

Violate…—casi gritó.

Callado Aiacos—sentencio Perséfone—no todos los días se ven cuerpos tan…

¿Bien formados?—completo la pelilila con sus mejillas ardiendo.

Princesa…—murmuro Shion—Para eso de una vez Kanon…

No podemos maestro… el sueño tiene que acabar… él tiene que terminar con todo eso—mintió, todos los hombres bufaron desanimados.

x—

— ¿Violate tú también?—murmuro Radamanthys removiéndose un poco sobre la mesa— ¿Qué demonios te sucede?

—Tranquilo señor Wyvern… si usted coopera—tomó su mentón con suavidad guiando su rostro hasta la pelimorado que estaba sujeta y amordazada contra la pared—su amada esposa no sufrirá ningún daño…—sus ojos se oscurecieron intensamente y una lengua de serpiente le acarició el rostro al rubio, quien hizo una mueca de asco al sentirla levantarse.

—Pandora… ¡Pandora!—por las mejillas de la heraldo resbalaron un par de lágrimas al escucharlo hablar—todo está bien… ya verás que saldremos de esta—luego levantó su mirada observando a Saga atado en una silla aun con sus ojos tapados. La puerta se abrió dejando pasar al pequeño demonio vestido con una túnica blanca, esos sacerdotes ya se estaban tardando demasiado para su gusto, encontrarse sin su cosmos y a merced del enemigo nunca había sido su caso—Suéltame y enfrentame como un hombre, copia enana—Kanon sonrió acercándose hasta él.

—Claro que te soltaré…—murmuró en su oído—cuando estas bellezas te hayan dejado sin un ápice de tu fuerza…—sonrió—adelante chicas todo suyo—las chicas comenzaron a morder cada espacio de la piel del rubio, provocándole heridas graves ante la mirada aturdida de Pandora.

x—

Unas manos rodearon la cintura de la heraldo, quien con rapidez busco el origen de aquellas caricias, espantándose más cuando el rostro de Mu le sorprendió con un dedo en su boca para que guardara silencio mientras la liberaba.

— ¿Qué demonios haces tú aquí?

—Tranquila señora Wyvern—murmuro zafando con éxito sus pies—solo guarde silencio…

x—

¿Ese es Mu?...—el patriarca devolvió una mirada de reproche al gemelo menor—¿acaso esos son tatuajes de alquimia?

Maestro es solo una ilusión—se justificó el peliazul.

Wow… se ve…—la diosa se impresionó

Imponente…—rio Saga.

Me recuerda a esa película de Keanu… ¿Cómo se llamaba Aiacos?—cuestionó Minos.

No lo sé—aún estaba molesto— ¡Constantine! —respondió finalmente.

¿Acaso mi discípulo es un caza demonios?

Interesante—Hades ya había tomado el antiguo lugar de Hypnos—Continúen por favor…

¿Tiene otro tatuaje?-la vena en la frente de Shion estaba a punto de explotar.

Maestro… no se estrese—habló Kanon aburrido de tanta interrupción y conversaciones que no lo dejaban concentrarse.

x—

Ya nadie le prestaba atención a Pandora, todas las mujeres debilitaban al juez en cada mordida, todo bajo la supervisión de Kanon que solo se removía impaciente sobre su asiento.

— ¿No piensan ayudarlo?—la heraldo estaba angustiada—Mu…

—Tranquila… sé que parece que no haremos nada, pero necesitamos que el demonio que habita en Kanon se posesione de Radamanthys, si no le haremos daño a Saga…—los ojos verdes del pelilila denotaban aparte de preocupación un poco de angustia—Saga es mi sobrino—Pandora entrecerró sus ojos.

— ¿Tu sobrino?

—Hijo de Saori… mi hermana… ¿sucede algo señora Wyvern? Parece que le hablara en otro idioma…

—No… no es nada…—murmuró, de todas formas aunque le impresionaba no le interesaba en lo absoluto, por ahora la vida de su juez estaba en peligro y ella tenía que salvarlo, a como diera lugar, cuando volteó su rostro hacia una de las puertas, observó a Zeros entrar con sigilo, tras de él, Ángelo— ¿Mascara Mortal?

—Fue su nombre antes de convertirse en sacerdote…—murmuró Mu a su lado.

— ¿Sacerdote?—ahogó una carcajada, ganándose un codazo del pelilila—lo siento… es que no puede ser… esto es tan bizarro…—de repente calló cuando la marina de Poseidón y la amazona de Ofiuco entraban cargando unas cajas doradas—no… esto es demasiado…

—Vamos… —la jaló de su brazo y se escondieron tras la silla de Saga, a quien Mu libero con suavidad siseando en su oído que se mantuviera lo más quieto que pudiera.

El momento ha llegado—hablo el pequeño Kanon, Pandora se estremeció presionando la mano de Mu tras Saga—la daga—pidió a Saori, la mujer se apresuró a entregarla.

x—

Esta vez todos guardaban silencio observando la imagen como un cine, aun así inquietos para que todo terminara y el averno pudiera volver a su rutina habitual, pero el silencio no se pudo mantener, pues el dios del averno que no es una deidad caracterizada por su paciencia, se levantó de la improvisada silla donde se había sentado y se acercó hasta la imagen.

Mi señor… ¿Por qué no se sienta?—sugirió su juez de Garuda—es que no nos deja ver.

Ya me estoy cansando de tanta papanatería… Hypnos… ¿qué carajo espera ese Wyvern para derrotar a ese mocoso endemoniado?

¿Por qué yo estoy amarrado?

Ya te liberaron Saga ¿no estas poniendo atención?

Hades por todo el averno… ¡siéntate! —esa era Perséfone harta de verlos discutir cada cinco minutos.

No…

De nuevo un remolino de discusiones por parte de todos los varones, Kanon rodó sus ojos con fastidio, de repente una idea cruzó su mente, se giró para encontrarse con Minos que tampoco se había unido a la discusión y los observaba aburrido, con un lata vacía le dio a la cabeza haciéndolo girar hacia él, y este con una sonrisa asintió a la petición mental del gemelo, quien sonrió al verlo levantar sus manos y trazar hilos casi transparentes a todos los hombres presentes.

Day—o, day—ay—ay—o

Daylight come and me wan´go home

Day—o, day—ay—ay—o

Daylight come and me wan´go home—Hades se sostenía su garganta sin poder evitar dejar de cantar mientras los otros guardaban silencio sin perderlo de vista, de un movimiento se volteó tomando a su esposa mientras continuaba cantando.

Work all night on a drink of run.

Daylight come and me wan´go home—esta vez Saga y Shion le hacían involuntariamente los coros junto a Ángelo y Aiacos con un movimiento muy parecido al de las hawaianas

Stack banana till de morning come

Daylight come and me wan´go home—Saga tomó a su diosa y Aiacos a Violate que solo sonreían.

Day—o, day—ay—ay—o

Daylight come and me wan´go home

Day—o, day—ay—ay—o

Daylight come and me wan´go home—Hades no podía dejar de cantar y junto a los dorados, su juez de Garuda y los dioses gemelos, hicieron un circulo para bailar calipso con las chicas.

Come, mister tally man, tally me banana

Daylight come and me wan´go home.

Kanon se sostenía el estómago junto a Minos que utilizaba como titeres a todos los que estaban discutiendo.

Basta con esto—bramo el dios hasta sus mentes.

Solo si prometen quedarse callados y dejan que ellos terminen con esta ilusión—hablo la hermosa Perséfone dando una vuelta en brazos de su esposo.

No… por favor—dijo Saori entre risas—no sabía que Saga y Shion bailaran tan bien.

¡MINOOOS!—grito el dios

Aguafiestas—murmuro Perséfone—gracias Minos… ¿podrías continuar Kanon?

Al asentir todos los bailarines improvisados cayeron al piso de manera estrepitosa.

Bien… calladitos más bonitos—murmuro el gemelo chocando palmas con el albino.

x—

Su rostro era sostenido por las manos de una de esas desquiciadas, no podía girarlo para verificar el estado de Pandora que según él todavía seguía atrapada en esas cadenas, su respiración era agitada, pero a como había dicho el pequeño no tenía fuerzas para moverse, si quiera para hablar, sintió una caricia nada suave cerca de corazón, las chicas que estaban a su alrededor menos la que le sostenía su cabeza, se habían colocado con sus palmas abiertas haciendo un circulo mientras murmuraban algunas palabras imposibles de entender, ya que lo que el escuchaba eran un montón de grillos debido a su debilidad, forcejeó un rato para sentirse peor de cansado, entonces lo sintió, primero un punzón, luego un ardor sobre su pecho, cerró sus ojos y presiono sus dientes para soportar el dolor casi lacerante, de repente hubo silencio, un silencio casi sepulcral.

Cuando abrió sus ojos pasó un trago de saliva tan grueso que le ardió su garganta, sobre él, estaba Kanon, con sus ojos rojos y su cabello blanco, sosteniendo la daga clavada superficialmente sobre su corazón, una luz los envolvió y se comenzó a sentir mareado, ya no podía cerrar sus ojos o gritar, estaba paralizado, en otra de sus manos el pequeño sostenía un papiro antiguo y con una voz ronca comenzó a leer.

La oscuridad cae sobre la tierra

La media noche está cerca

Las criaturas se arrastran en busca de sangre…

Para aterrorizar a todo el vecindario

Y a quien se le encuentre.

Sin alma para esconderse

Debe esquiarse y enfrentar a los perros infernales

Y podrirse dentro de la cascara de un cadáver

Espeluznante… escalofriante—murmuraban las chicas en un extraño trance.

Un horrible hedor está en el aire

En la parte de cuarenta mil años

Grisáceos espectros de todas las tumbas se están acercando para sellar tu destino

Y aunque peleas para mantenerte vivo tu cuerpo comienza a temblar…

Porque ningún mortal común puede resistir

La maldad de lo espeluznante—un trueno cayó a su lado apagando las velas encendidas como única luz, el cuchillo atravesó su cuerpo.

x—

Todos estaban en un hilo de nervios, y el gemido del verdadero Wyvern hizo que las chicas buscaran refugio entre los brazos de los hombres, Hades limpio su garganta y se acomodó en su asiento.

¿No fue a Saga al que se le metió Ares?—murmuro hacia Shion quien asintió.

¿Thriller?—hablo Aiacos abrazando a su general.

Michael Jackson—sonrió el gemelo.

¿No has pensado en estudiar cinematografía?—Kanon sonrió ante el comentario de su cómplice.

¿Pueden continuar?—se escuchó la voz de Saori literalmente entre Saga y Shion—quiero saber que más va a pasar.

El grito de Pandora en la ilusión los hizo respingar a todos menos a Mascara Mortal y Thanatos quienes estaban idos con unas papas tostadas, sentados como inditos frente a todos.

x—

Mu trató de detenerla pero Pandora se le escurrió de sus manos, cuando puso un pie fuera de su escondite las velas se encendieron de nuevo. La heraldo cayó sentada en el suelo cuando la omnipotente figura del juez se encontraba de pie frente a ella, con una herida en su pecho y unos ojos verdes que casi chispeaban—Radamanthys—murmuro confundida frunciendo su entrecejo, pero el rubio se acercó hasta ella tomándola del cuello.

— ¡Ahora!—grito Mu tomando a Saga y escondiéndolo bajo la silla donde estaba—no te muevas pequeño, regresaré por ti—el niño asintió.

De su escondite salieron los otros dos sacerdotes y de la nada, justo a tiempo Shion, pero cada uno se vio obstaculizado por una de las wiccas, ahora convertidas en horribles criaturas muy parecidas a arpías.

—Vamos raggaza…—sonrió Mascara Mortal rociando un poco de agua bendita sobre la cara de la ahora horrible June.

Por otro lado con un enorme rosario Shion había domado a una, al parecer hambrienta Thetis que quería morderlo, parecía que llevaban la delantera, incluso Zeros ahora colocaba un crucifijo de plata sobre la frente de Shaina, haciéndola caer al suelo y volver a su estado natural, luego a Violate.

—Están poseídas—grito el viejo calvo

Pandora perdía el conocimiento poco a poco hasta que vio de nuevo al juez recuperar el color ambarino de sus ojos y sujetarse su cabeza, aun adolorida se acercó a él sin temor y sostuvo su rostro entre sus manos—Radamanthys yo sé que mes escuchas… tu eres más fuerte que ese engendro…

—Pandora…—murmuró luchando consigo mismo—vete… sal de aquí…

—Estás loco… una vez me apartase de tu lado… ahora no me iré sin ti…—Radamanthys la observó confundido—sé que no es momento para decirte esto pero…—no pudo terminar de hablar, pues Saori la golpeó con fuerza usando una lámpara de pie y lanzándola hacia un lado.

x—

Todos observaron con reproche a Kanon.

¿Qué?—dijo divertido levantando sus hombros

Estaba a punto de declararse y tu sacas a Saori poseída…—gruño el dios del averno, todos asintieron.

Lo siento… aún no termina ¿lo saben verdad?—murmuró, luego se escuchó un ohh colectivo y la diosa de la sabiduría se abochornó tras su patriarca

x—

Aun confundido el juez se sostuvo para ir en dirección a Pandora en el suelo, ya eso le había sonado demasiado raro ¿sería posible? Nadie sabía ese detalle de ellos, nadie excepto ella y él, pero al dar un paso más las manos de Saori lo sujetaron con fuerza jalándolo a su lado, sintió las manos de la pelilila sobre su cuello y luego sus labios aprisionándolo con fuerza, buscando como pasar a otro nivel, el no podía rechazarla aunque deseara, su mente apenas y podía pensar con claridad—Deuteros!—escuchó cuando la chica lo liberó y se refugió en su cuello, pero de un golpe la pelilia fue apartada de su lado.

—Aleja tus manos de mi juez… perra—murmuro Pandora con un candelabro en sus manos— ¿estás bien?—dijo agachándose para cerciorase de la integridad del rubio, pero no vio venir sus manos que la tomaron con fuerza, cada vez apretándola más, de nuevo rodearon su cuello provocándole un par de lágrimas—Radamanthys… soy yo Pandora… le verdadera Pandora—pero el rubio tenía su mirada completamente verduzca, de él ya no quedaba el minino rastro—me estas las…timando—apretó las manos del hombre con fuerza casi enterrando sus uñas.

In de nombre del pater, filius et spiritus sanctus…—se acercó Zeros con el alba puesta sobre sus hombros y un par de crucifijos, mientras se persignaban.

Nomine…—contestaron Shion, Ángelo y Mu.

Radamanthys soltó a Pandora que se sostenía su cuello, Saga que había salido de su escondite la ayudaba aponerse de pie.

—Pase lo que pase… lo que diga el señor Wyvern, no deben hacerle caso…a hora esta poseído—los dos asintieron ante la mirada de Ángelo—manténgase alejados por favor esto se puede poner feo.

Et Jesum benedictum a saeculo sacramentum—dijo Zeros alzando sus brazos, el juez cayó de rodillas presionando su cabeza.

—¡BASTA!—la voz que salía del interior del rubio no era normal, eran como mil al mismo tiempo.

Laudetur nomen tuum in caelo et tierra—respondieron Ángelo y Shion mientras corrían a sujetar las manos de Radamanthys y lo presionaban contra el suelo.

Zeros dejó caer agua bendita sobre el cuerpo del juez haciéndolo retorcerse y contorsionarse.

x—

Radamanthys no estaba muy seguro de lo que ocurría, aunque podía escuchar todo, no podía moverse, era como un espectador en primera fila para el peor espectáculo de su vida, por un lado sentía las manos de los dorados en sus brazos, luego la figura de Zeros frente a el rociando algo que le quemaba la piel, trataba de hablar pero no podía, no era él quien peleaba, era ese demonio de Deuteros, las voces de los demás se escuchaban como cuando estas bajo el agua, eran murmullos.

—Abran campo—dijo Mu sosteniendo un espejo frente a él, se observó horrorizado, su cara no era la misma, había cambiado, se parecía cada vez a ese gemelo de la anterior guerra santa—en nombre de Jesús…!Manifiéstate!—grito el pelilila obligándolo a contemplarse, abrió su boca pero solo salía un aire negro, sintió los dedos de Mu sobre su rostro, esta vez sus manos estaban atadas, a su alrededor solo estaban los cuerpos de las chicas aun desmayadas, más lejos el de Kanon, Shion y Ángelo sostenían el espejo, su reflejo comenzó a distorsionarse.

— ¡Radamanthys!—escuchó el grito de Pandora acercándose, sus ojos se volvieron amarillos de nuevo.

—Eso es… —sonrió Mu ante el descubrimiento—señora Wyvern llámelo… ayúdelo a luchar.

La heraldo se hizo a su lado y tomo una de sus manos, él la presionó con fuerza, no podía controlar sus movimientos.

—Sé que me escuchas… tienes que expulsar ese engendro de tu interior ¡Wyvern! tu eres el juez de Caina…—trató de hablar tras la palabras de la chica, pero de nuevo esa fuerza lo dominaba, sacó todas sus dudas, ella era Pandora, la verdadera heraldo de Hades.

Señor… tu eres nuestra defensa y nuestro refugio—continuó Zeros, su calva estaba bañada en sudor—te pedimos que libres a tu hijo de la trampa de los demonios y de la palabra cruel de los perseguidores—roció agua bendita—protegenos bajo la sombra de tus alas…—los amarres hechos por los sacerdotes se comenzaron a romper ante sus asustados ojos mientras el rubio gruñía—rodealo con el escudo de tu fortaleza—Radamanthys crujió su cuello poniéndose de pie aun con Pandora sujeta de su mano—y muéstrale clemencia de tu salvación…—murmuró, los sacerdotes observaban junto a Mu que nada de lo que decía el viejo funcionaba, fue demasiado tarde para ver venir el puño del rubio hacia Zeros volándolo contra la pared. Un torbellino de aire entró en la habitación—¡respondan! No le pongan atención—grito el anciano en agonía.

—¡Shion!—gritaron Mu y Ángelo.

Amen…—murmuro Shion sintiendo como era golpeado por Radamanthys, usando a Pandora.

El joven caza demonios corrió hasta colocársele encima al rubio y tomarlo por el cuello—Ángelo… es nuestra oportunidad…gira… el espejo…—Ángelo asintió—hágase tu voluntad señor, como todos esperan de ti…

Señor ten piedad… —respondía Ángelo, Shion apenas se levantaba junto a Pandora y caminaban adoloridos hacia el italiano.

Que el enemigo… no se aproveche de él… y que…el hijo de la …impiedad…no añada…

—Muffin…—murmuro el demonio atrapando la vista del pelilila en el espejo—tanto tiempo… cuñado…

—Tú no eres mi cuñado…—susurró cerca de su oído—tu eres un demonio… nunca fuiste un mortal… engañaste a mi hermana… tu…

—Mu…—grito Shion—termina la oración…

—Radamanthys!—habló pandora—el rubio la observó por el reflejo—por favor… lucha… tienes que vivir…

—Muffin… tú eres mi esclavo…

—Jamás!—se exaspero el joven.

—Mu no lo escuches…—Shion estaba a punto de intervenir, pero de un rápido movimiento Mu abrió las mangas de su camisa e invocando la puerta de las almas hizo salir al demonio del juez, aun así este se negaba a abandonar totalmente ese cuerpo.

—Señora Wyvern…—hablo con dificultad el pelilila—repita luego de mi…

Pandora corrió de nuevo a su lado, es juez cambiaba de color de sus ojos una y otra vez, tomó su cabeza y la recostó sobre sus piernas, en el reflejo el espíritu estaba por abandonar su cuerpo, Mu se acercó y coloco su mano sobre la frente del rubio, la heraldo lo igualó.

Y con el espíritu de tu boca…, señor expulsa los espíritus malignos… Mandela a alejarse por que se aproxima tu reino… te conjuro…SATANAS… sal de este cuerpo… apartate de este siervo… te lo ordeno…

—NOOO…

—Radamanthys… reacciona—suplico la heraldo con lágrimas en sus ojos—no me abandones… yo… te amo.

Una luz dorada los envolvió al mismo tiempo que Pandora tomó con ternura la cara del juez y lo besó.

—x—

Nadie habló, parecía que Cronos había detenido el tiempo, Hades tenía casi toda la túnica dentro de la boca, Saori había hecho trenzas en sus cabellos, Saga y Shion apenas y respiraban, Kanon y los dioses gemelos tenían el ceño fruncido, los jueces de brazos cruzados sonreían, Perséfone junto sus manos con una gran sonrisa secando unas lagrimas.

Al fin…—rio—por todo el averno, según me ha contado Hades han esperado más de trecientos años para esto, todos le dieron la razón.

x—

Cuando el resplandor se fue, Mu cerró la puerta de las almas abierta detrás del espejo, se dejó caer cansado al lado de Pandora y el juez que aún seguían besándose, levantó uno de sus puntos y sonrió.

—Ya terminó todo—murmuró dando unas palmadas al hombro de la pelimorado.

Terminaron aquel beso cargado de dulzura para verse fijamente los ojos con sus mejillas sonrojadas, Radamanthys se incorporó con rapidez quejándose de alguno que otro golpe, pero buscando sin éxito la herida que había visto abrir a Kanon en su pecho.

—Todo está bien—le susurro Pandora tomándolo del brazo—ya es hora de volver a casa—el juez suspiró abrazándola y besando su cabeza.

—Obispo Zeros—exclamó Shion al ver removerse el cuerpo del viejo bajo algunos escombros.

—Ya… ya muchacho… hierba mala nunca muere—bromeó con los más jóvenes.

—Gracias—dijo Mu cargando a Saga, presionando la mano del juez y la joven.

—De nada Mu…—habló caminando sostenido de su esposa mientras subían las escaleras.

La luz del sol comenzaba a abrirse camino entre las pequeñas ventanillas del sótano, una aura de paz rodeó a todos, inclusive las chicas que estaban el suelo habían relajado su semblante, ahora parecían tiernas jovencitas, aunque eran wiccas, estas habían sido dominadas por la sed del poder que Deuteros les había prometido, Saori se estremeció, se puso de pie sintiendo su cuerpo libre la tortura de aquel hombre y sintiendo las manos de su pequeño Saga abrazarla finalmente con libertad, toda la pesadilla del juez llegaba a su fin y las imágenes iban desapareciendo.

—x—

El primero en abrir sus ojos fue Radamanthys, se removió sobre la cama de tablas que el gemelo y el dios del sueño habían improvisado, se sostuvo su cabeza adolorido y crujió su cuello que estaba resentido de estar en la misma posición, cuando volteó a su lado sonrió al ver la joven heraldo aun dormida, parecía una niña inocente con sus mejillas aun rosadas.

Pandora…—la movió con suavidad, ella solo gimió dándole la espalda—Pand…

Pero al fin despiertas—interrumpió el dios del averno ganándose un codazo de su esposa, el rubio abrió sus ojos al ver la cantidad de personas que lo recibían.

¿Qué está sucediendo?—pregunto indignado—señor Hades…

¿Papi?—bromeo el albino.

Púdrete Minos…—rugió el juez.

Radamanthys… ¿Cómo estás?—las voz del gemelo lo hizo entrecerrar sus ojos

Tu…—pero el brazo de Pandora tomándolo del cuello lo hizo callar.

¿Ya estamos en…? ¡Almas en pena!—exclamo la heraldo sonrojada soltándose del cuello del rubio—mi señor Hades, señora Perséfone…—ambas deidades sonrieron.

Tranquila hermosa…—dijo Perséfone— y creo que ustedes dos le deben una disculpa a Radamanthys y Pandora…—señalo a los gemelos menores.

Veamos el lado positivo…—dijo Kanon—si no hubiéramos hecho esto esos dos jamás se hubieran besado en serio…

Tu que sabes…—mascullo el inglés haciendo a todos levantar la ceja, se sonrojó por completo—bueno… es decir… ya saben…

No les des explicaciones… —rugió Pandora—me deben una y me la voy a cobrar—sentenció mientras pasaba al lado de los aludidos jalando al juez de su brazo.

Bueno… Shion, sobrina…—hablo el dios—yo castigaré a Hypnos, creo que el juez de Caina necesita un asistente más en estos días, tiene muchas cosa que hacer y es muy importante para nosotros…—sonrió y la deidad del sueño se puso rojo de la furia.

Eso es exactamente lo que me molesta—grito el dios gemelo—todo Radamanthys… todo Radamanthys… si cambian las cortinas el unicejo, que si van a la tierra… el unicejo… ya...

Pero Perséfone lo calló con su mano—deja ese berrinche Hypnos… que vergüenza…

Ahora serás su mucama—rugió el dios.

Como usted ordene… mi señor—siseó saliendo del lugar junto a su hermano.

En cuanto a ti…—dijo Shion tomando a Kanon del brazo— también debería dejarte aquí para que le sirvas a Radamanthys por un tiempo—el gemelo abrió sus ojos como plato— ¿princesa usted qué opina?—la joven deidad sonrió y asintió.

Pero… pero…

Pero nada… ¿señor Hades?

Dejalo Shion, ya veremos en que lo ocuparemos…

Salieron todos de las ruinas, ya había acabado el espectáculo y los deberes no podían esperar.

x—

Había pasado todo un día desde aquella extraña situación con el inglés y la heraldo, las ruinas tras el templo de Caina estaban silenciosas, abandonadas, aun así Violate sentía que habían olvidado algo en ese lugar, y ahora que lo pensaba, todos estaban tan ocupados acomodando almas que nadie se había percatado de la ausencia de Valentine, al llegar comenzó a levantar los escombros que habían dejado tirados los jueces y los dorados en el piso, de repente al apartar unas tablas, se encontró sumergido en un sueño al chipriota, sonrió y lo tomó entre sus brazos acomodándolo en un lugar mejor, luego acarició su frente llena de polvo y rápidamente alejó su mano, había visto una imagen como la que presenció junto a sus señores.

Así que estos son los sueños del señor Hypnos combinados con las ilusiones de géminis—dijo con una pícara sonrisa—vamos a ver qué tal si…

x—

Despertó con un terrible dolor de cabeza, apretó sus sienes y se sentó en su cama, por un momento mantuvo los ojos cerrados, luego los abrió con suavidad quedando asombrado, murmuró un par de palabras en su idioma natal y se levantó de golpe acercándose a una pared que tenía una gran cantidad de fotos de el mismo junto a un grupo de adolescentes riéndose. Tocó con sus dedos cada una de las imágenes, recorriendo casi todo el muro en su totalidad, se detuvo sobre una es especial, era de Violate con Aiacos, pero estaban vestidos diferente, con una chaqueta que traía un extraña símbolo.

— ¿Pero qué demonios?—dijo viéndose en el espejo que se topó al girar, frunció su ceño al ver un par de transparentes lentes sobre sus ojos y un tenue bronceado en su piel.

La puerta sonó un par de veces y luego se abrió sin su permiso, dejando pasar a una hermosa jovencita pelinegra que se tendió en su cama.

— ¿Violate?

—Hola… ¿ya estás listo?

— ¿Dónde estamos?

—Estamos en la universidad… ¿Qué pasa Val?

— ¿Universidad? ¿Dónde está el señor Radamanthys?

—Hablas del profesor Wyvern ¿verdad?

— ¿Profesor?

—Valentine ¿estás bien?—preguntó tocando su frente—en fin deja ese teatro, toma acá están los papeles de la exposición y recuerda que hoy en la noche nos encontraremos tras el gimnasio… aunque sea prohibido… nos juntaremos con los demás para cazar algunos zombis…

— ¿Zombis?


la canción que baila Hades se llama the banana boat song, sale en la pelicula de betleejuice

Muchas gracias por leer, espero sus comentarios y ¿quieren un dulces sueños Valentine? dejen su review... nos leemos...