Kiyaku

Por Aomine Daiki.


Dedicado a RizelHolmes ayer, hoy y siempre


Allí en medio de la sala de tv, Nigou corre de lado a lado, siguiendo uno de los nuevos balones que adquiriera recientemente tras su última salida a las tiendas deportivas. Se halla tan entretenido que no nota nada de lo que acontece alrededor suyo, justo igual que él.

Tras escuchar la respuesta en labios de Kuroko, Aomine ya no pudo mantenerse al margen. Apenas su boca terminó de hablarle le tomó de la muñeca y una vez más le hizo correr sin parar hasta la casa. Sin importarle si sus padres se encontraban o los vecinos le veían. Igual nunca le importaron las segundas y menos las terceras opiniones.

"Hace tiempo que no visitaba la casa de Aomine-kun"

Tetsuya intentó darle un vistazo al departamento pero tenerle acorralándolo contra la pared y ocupando prácticamente todo el campo visual, le impidió hacerlo.

"Hey, Tetsu"

Este era el momento, su momento con Kuroko, el instante en que sus deseos podrían volverse verdades y gratos como nuevos recuerdos. Por ello le llamó con voz profunda, al tiempo que apegaba más su cuerpo al de Tetsuya; chocando su pelvis para hacerle notar su excitación.

Desde esa posición podía verlo claramente. Estaba siendo ignorado, y eso le hizo relamerse los labios y sentir un cosquilleo cuando Kuroko dio un brinquito en el instante en que presionó más las caderas contra él.

"Tetsu"

Enredó la mano en el cuello ajeno, hablándole directamente al oído con ansias y aparente calma. Besando el pabellón auricular con lentitud, succionando el lóbulo y lamiendo largamente. Sin prisas, queriendo disfrutarlo poco a poco. Haciéndolo conforme el sol iba cayendo detrás de él, al otro lado del ventanal. Siendo iluminados por el vago fuego de la tarde invernal.

Supo que Tetsuya lo disfrutaba cuando halló a los caninos mordiéndole el labio inferior, intentando no emitir sonido alguno que revelara su diversión.

Fue entonces que Aomine se detuvo, irguiéndose, mirando hacia otro lado pero rascando delicado por detrás de la oreja del más bajo. No supo si Kuroko le volteo a ver tras su cese de caricias, pero no le importó porque pensaba en lo que iba a hacer justo ahora. Al final la vida o lo que fuera que rigiera al universo, le estaban dando una oportunidad que creyó más de mil veces perdida y si en el momento en que todo estaba a su favor los nervios le invadieron, ahora era algo semejante, parecido y al mismo tiempo totalmente opuesto. Existía cierta madurez, demasiada frivolidad y una arrogancia dentro de él que creía, seguro, de las cuales jamás se lograría deshacer, pero ello estaba bien, después de todo el mundo cambiaba, ¿por qué él no?

"Aomine-kun"

Su nombre en labios de Kuroko le trae a la mente ciertas cosas. Contestándole con un: "¿Uhm?", que sonara más gutural que de costumbre.

"¿Sucede algo malo?"

La pregunta le provoca arrugar la frente, deteniendo las diminutas caricias en la oreja y chasqueando la lengua irritado.

"¿Quieres que continúe?, puedo hacerlo si tú no puedes"

Se queda quieto, observando como Tetsuya intenta sacarle la playera, provocándole cosquillas en el proceso que se aguanta por razones variadas. Viendo intentar tomar iniciativa, insinuando a veces querer ser el de arriba.

"¿Es así como piensas lograrlo, Tetsu?"

"Si Aomine-kun cooperara más y no se quedara quieto con esa tonta expresión, podría hacerlo"

"¿Has dicho tonta?"

"Si"

La forma natural, sin entonaciones reacias, le dan una especie de fuerza molesta que lo hacen sentir tal cual, un idiota. Más cuando Kuroko le mira a través de esos ojos planos y carentes de vida.

Sin buscar aprobaciones, en su berrinche, levanta a Tetsuya, cargándole igual que a un saco de papas, caminando en dirección a su cuarto.

"Bájame, por favor. No es necesario que me cargues"

"Como si fuera a hacerte caso"

Deteniéndose frente a la cama, reposicionando a Tetsuya en sus brazos, sentándolo sobre ellos para desde esa posición hundir su cara en el vientre plano del más bajo. Aspirando a profundidad su aroma. Tratando de grabar en sus memorias ese olor potentemente sutil que evolucionara tras los años.

"No hagas eso por favor, estoy sucio"

"No me importa"

"Pero a mí sí"

Provocado por la terquedad seca de Kuroko, le da por morderle la ropa, tirando de esta, simulando querer romperla mientras le echa una mirada profunda y salvaje. Su expresión no tarda en silenciar a su exsombra que le observa atento, aprovechando entonces para recostarlo sobre la cama y empezar subirle la playera sin dejar de mirarle. Palpando apenas con las yemas la piel ya expuesta, queriendo e intentado hacerle suspirar entrecortado justo como lo hace ahora. Quiere sonreír otra vez, pero se contiene, ya que pretende hacerlo cuando le bese la frente.

"Hueles bien"

Y lo besa, restándole importancia al capricho de Kuroko por detenerlo debido a que según él no se ha duchado.

"Quiero asearme"

"Lo haremos cuando termine"

Ya más contento, con mayor soltura se lo dice, tallando la punta de la nariz en las facciones del rostro de Tetsuya, que como un pequeño gatito ronronea quedo, casi sin hacer ruidos. Aomine por su parte no deja de tocarle suave, casi indeciso, al seguir con las yemas de sus dedos. Torturando a Kuroko a propósito. Cuando sus falanges rozan el pezón izquierdo, su delicadeza se corta abruptamente, tomando con el índice y pulgar a este para tirar, apretar y frotar sin piedad, logrando hacer que su amigo se retuerza.

"Ngh"

El potente gemido le susurra una dolencia, que no le agrada y al mismo tiempo sí, por ello opta por hacerlo más lento, pero con firmeza hasta que consigue se endurezca. Volcando los ojos hacia el pecho que se agranda y achica por la respiración desigual en Tetsuya. El color rosado que sobresale en ese lienzo de mármol se le antoja tanto que no lo piensa para introducir en su boca el pezón alzado, succionando amable, cariñoso. Sorprendiendo a Kuroko que de inmediato, con ambas manos puestas en su cabeza, trata de empujarlo. Confundiéndole, pues no lo hace con fuerza alguna.

Solo contradiciéndose con esos actos.

Decidido Daiki cambia de lugar, haciendo lo mismo con el otro pezón, dejando a su alrededor una marca rojiza y brillosa debido a la libación hecha.

Ansiando por probar más de Tetsuya se levanta para tomar entre sus manos las caderas de este, mirando atento el pantalón deportivo esconderle cierta anatomía que siempre ha querido verle. Introduce los dedos a los costados, bajando pausado las ropas, incluso la interior, marcando con los dedos un sendero desde las caderas hasta los muslos. Exponiendo en primer plano una erección notable enderezada frente a sus ojos.

"N-no"

Oye lejano, en un tono suplicante.

"Quiero que Aomine-kun lo mire"

Que ignora, de cierta manera, pues esa voz erótica , que no hace más que rogarle, le enciende los sentidos y aumenta su deseo por poseerlo a niveles exorbitantes.

No le responde, no al menos con palabras, pues serio, indistinto, entreabre los labios, lo suficiente, para tomar con ellos la punta del pene de Tetsu. Chupando lánguido, con calma, queriendo comprender ese sabor tan extraño que emana de la anatomía de Kuroko. Agregando enseguida a ambas manos en las gónadas de este, que masajean con destreza asombrosa. Tras ello, la sombra de su pasado se retuerce, temblando descarriada, poniéndole de repente trabas para mantenerlo en una misma posición, o al menos en una cómoda para poder realizar una buena felación. Aomine abre la boca para hablar, procurando que los labios al moverse choquen con el miembro ardiente de Tetsuya.

"No te muevas, Tetsu"

"¡¿Ah?!"

Su aliento golpeando la erección de Kuroko le hacen soltar un fuerte gemido, dulce, profundo, honesto. Y es después de esto que Daiki introduce la mayor parte del pene en sus fauces, sintiéndole llegar hasta la garganta. No es difícil, pues Tetsuya no es tan prominente, tampoco es una mofa; él diría que tiene el tamaño perfecto para adaptarlo a su boca.

Arriba, abajo, medios giros y una larga lamida, son los movimientos que lleva a cabo en esa felación obsequiada con devoción.

Puede sentir claramente a Tetsu endurecerse aún más, gemir, aún bajito, irremediablemente, elevar las caderas inconsciente y augurar un próximo despliegue de satisfacción, muy seguramente dentro de su cavidad oral. No le importa, e ignora el momento cuando Kuroko le advierte diciendo: "D-detente, A-omine-kun, v-voy a co―", cortando el mismo sus palabras, descargándose sin remedio y apretando los dientes para no gritar demasiado fuerte.

Traga, relamiéndose los labios, enderezándose sin dejar de mirar el miembro agotado de Tetsuya, pensando vagamente en que el sabor, aún cuando es el de la persona más amada, sigue siendo raro, agrio, pero que en cierta parte de su cuerpo le deja uno dulce, agradable.

"Eso ha sido rápido, Tetsu"

Lo suelta, queriendo obviar lo obvio, sin malicia, es simple sorpresa y un descubrimiento después de tanto tiempo. Pero Kuroko no lo toma así, aunque bien sabe que no existen intenciones de mofa, y de inmediato le da por asestarle un ignition pass justo y directo en el vientre de Aomine. Encorvándolo, dolido.

"No te burles"

Haciéndole quejarse entre dientes. Robándole una pequeña lágrima de dolor.

"Ugh, mal-dición, Tet-su"

Kuroko se sienta, todavía agitado, lo sabe gracias a la respiración ligeramente acelerada que exhibe ese pecho blanquecino. Parece estar meditando algo, porque ha fijado la vista en alguna parte del cuarto. Daiki le observa, mientras se recupera del daño causado, intentando adivinar lo que ocurre en el interior de esa cabeza.

"Es"

Tetsuya le habla, en un tono bajo, con la cabeza agachada, lo suficiente para que el fleco le cubre parte de la cara.

"Mi turno de hacer sentir bien a Aomine-kun"

Y sus palabras hacen que Daiki abra los ojos ampliamente, centelleando sus iris y sonriendo sin siquiera notarlo. Sintiendo una carcajada subirle por la garganta, a la cual ahoga de inmediato, es un momento íntimo, único, no quiere ser un inmaduro, no más de lo que ya lo ha sido, por eso, se endereza, tratando de ignorar el dolor aún punzándole en el estómago, extendiendo la mano para ofrecérsela a Kuroko que ahora le mira avergonzado, con la cara en colores bermejos hasta las orejas.

"Ah"

Dándole por su lado, esperando paciente lo siguiente.

Kuroko acepta su mano, moviéndose hasta él, hincándose frente a él. Separando las piernas. Mostrándose inseguro pero al mismo tiempo determinado. Daiki, por su parte, tratando de ser paciente y comprensivo.

"Aomine-kun"

Los dedos de Kuroko chocan contra sus labios, presionándolos un poco, dándole a entender con ese gesto el que abra la boca, y así lo hace. Dejando que guíe esta vez el acto.

"Lame"

Y no viene un por favor, que hace a Daiki reír vagamente. Tetsu se ha vuelto una persona más poderosa, fuerte, determinada, capaz de ver cuán grande puede llegar a ser y eso le gusta. En demasía. Obedece sin chistar, humedeciéndole las delgadas falanges, procurando seducirle con esos gestos, devolviéndole el golpe que ha asestado Kuroko con su actuar. Observándole, ávido, seductor, en todo momento.

Cuando Tetsuya lo cree, piensa Aomine, saca los dedos de su boca para conducirlos hasta la parte baja de su propio trasero. Daiki deglute con dificultad, es algo único, y que no contempló, al menos no en su prima ocasión, ver. El más bajo le muestra con descaro, quiere creer, su propia preparación al introducir dos de sus dígitos en su recto, las expresiones que hace de inconformidad le dicen algo. Kuroko ya está acostumbrado, quiere preguntar un sinfín de interrogantes, pero prefiere no hacerlo, no quiere arruinarlo, sin embargo sus cejas fruncidas y las llamas azules en sus pupilas le advierten a Tetsuya su estado emocional con ese espectáculo que le está dando.

Sin dejarse penetrar le habla.

"¿Qué tan idionghta es Aomine-kun?"

Los fluidos que derraman y escurren lento a lo largo de los muslos de Tetsu, le están seduciendo increíblemente bien. Y su propia anatomía se ha elevado sin remedio, exponiéndose bajo los ojos entrecerrados de Kuroko que le miran satisfecho.

"Solo contigo, con nadie más, solo contigo lo haré"

La confesión le revienta el pecho, y miles de agujas se clavan en su abdomen sediciosas, es la respuesta a sus dudas, esas que no quiso externar y que Kuroko supo leerlas.

"Pareces acostumbrado"

"No sabía cuando Aomine-kun se iba a decidir"

"Debiste dejar que yo lo hiciera"

"Es imposible que entre por completo la primera vez. Ten en cuenta tu propio tamaño, no quiero sufrir un desgarre por culpa tuya"

E impaciente, Daiki le toma de las nalgas, atrayéndole más, dejándole ensancharse por su cuenta, mientras él vuelve a succionar sus pezones, saltando de uno a otro.

"N-no hagas eso"

"¿El qué?"

"M-mi pecho"

El límite llega, y Kuroko nuevamente está erecto. Eso le saca otra sonrisa, amplia, engreída, que no pasa desapercibida por su exsombra que irritado le empuja, dejándose hacer Aomine.

Tetsu clava sus bellos ojos en los suyos, y son las aguas del Caribe contra un maremoto índico lo que se sucita en ese contacto íntimo. Kuroko se mueve, lo suficiente para pegar ambas pieles. Tomando con una de sus delgadas manos su miembro, conduciéndolo hasta la entrada de su recto para empezar a penetrarse por sí solo. Es cruel, déspota, ese gesto que tiene hacia con él. La lentitud, la exigencia en su paciencia, le están matando, pero porque lo ama, porque le adora, porque desea más que nada seguir una historia tortuosamente pausada, lo deja. Gruñendo entre dientes, frunciendo las cejas por la cálida estrechez que le envuelve, tratando con todas sus fuerzas contenerse.

Y dejando que Tetsu decida, otra vez.

El juego que se desata es uno suave, generoso, hecho por el mismo Kuroko, Daiki le deja acostumbrarse y disfrutarlo a su manera, para después recostarlo, elevándole una de las piernas para así conseguir penetrarle más profundo. Quiere alcanzarle, profanar los adentros magistrales de Tetsuya, poseerlo por completo y oírle gemir tan alto que sea lo único escuchado a lo largo del universo, su universo.

Corrobora el placer de su amante cuando éste arquea la espalda al contacto específico de alguna zona allá dentro. Procurando Aomine dar con ella repetidas veces. La presión, lo estrecho de ese cuerpo lo conducen presuroso a una descarga eléctrica que terminará en una explosión desastrosamente mágica, y a la cuál ansía llegar pese a la toma de tiempo que se está dando. Y es que aún cuando quiere que termine, desearía que siguiera para siempre.

Pues cuando Tetsu dijo: "Yo también, yo también deseo hacerlo con la persona más importante para mí"; su contrato se hubo abierto, cerrándose con la firma de ambos al poseerse por completo.

Un beso profundo, ahoga el llanto de Kuroko y la euforia de Aomine.

Es un canto agudo y sordo el que se escucha en los rincones del cuarto de Daiki, una sinfonía que en silencio arrulla el insomnio y torna elocuente a la noche. Una canción conocida que trajera a los oídos de Aomine el recuerdo de ese amor olvidado y ahora recuperado.

La melodía de una cigarra en medio de una noche helada de invierno.


終わり.


N/A ¿QUÉ MIERDA TE HICE?, oh dios, perdóname, no tengo vergüenza, en verdad no la tengo. Joder, dskafkdsafk, solo mátame por favor. Tan vulgar y corriente yo, pero, juro que ha sido con todo mi amor y admiración y esas cursilerías mil, hacia ti lo que me movió a hacerlo. Bueno, espero que hallas sobrevivido a esto Rizel-san, y sí, la verdad no tengo excusas que valgan la pena esta vez. Es el final, perdona el drama y lo vulgar. ¡Te quiero! /huye como una vil cobarde.

Gracias totales a quienes leen esto y perdón a Kiryuu-san por dejarle huecos en la panza.