Summary: El duelo acaba. Finalmente, solo un equipo logra la victoria.
Y es hora del sorteo de los equipos para las Olimpiadas. ¿Cómo que la Generación de los Milagros no estaba enterada de la nueva metodología de competición?
La reunión de Teiko y Shutookai, pese a todo, es inevitable; el invierno los sorprenderá juntos. Eso si Akashi lo permite y Takao no mete la pata…
.
Capítulo 17:
"En las manos de Akashi Seijuro"
.
Las gotas de sudor caían lentamente por su mentón hasta desaparecer en el piso de la cancha. El cansancio estaba entumeciendo su cuerpo y su vista no estaba funcionando como en sus mejores momentos. La respiración le faltaba, sí, pero la voluntad le sobraba.
"Debo hacerlo… No puedo fallar…", entre jadeos, Takao intentaba enfocar su mirada en las posiciones dispersadas a lo largo de la cancha. "¿Y si no funciona?", se preguntó, entonces, viendo la cuenta regresiva en el marcador, repasando en su cabeza la jugada que su capitán les propuso como último recurso.
.
***** Flashback *****
—Escuchen: no podemos rendirnos ahora; estamos a un paso de nuestra meta. Teiko ya clasificó. ¡Nosotros no podemos quedarnos atrás! —animó Kasamatsu, armando de decisión la mirada de sus compañeros, provocando asimismo la sonrisa de Riko—. Todavía nos quedan casi treinta segundos, será suficiente para anotar los cinco puntos que nos quedan para ganar… pero debemos ser rápidos —aclaró ante el asentimientos de su equipo—. Contamos contigo, Takao.
Las miradas de sus compañeros se dirigieron a él. Y el pelinegro de la mirada de halcón pudo leer lo que aquellos ojos le decían: "Hazlo, estamos contigo".
***** Fin Flashback *****
.
Hara lo estaba marcando desde la espalda, impidiéndole moverse hacia sus compañeros; en esos últimos segundos todo Kirisaki Daiichi se propuso marcarlos uno a uno. Sin embargo, el peliblanco no pudo hacer nada cuando Kazunari le sonrió para distraerlo y pasó el balón entre sus piernas, dejando que un rápido Kasamatsu lo tomara y corriera a posicionarse para un tiro de tres puntos.
—¡No lo harás! —Kentaro saltó para detenerlo, pero en el propósito del capitán solo estaba que deje de marcar a Sakurai—. No puede ser… —se giró tarde para ver al castaño recibir el pase del mayor.
Enseguida Sakurai erguía sus brazos al aire en una perfecta posición para lanzar el balón. Sus ojos marrones se concentraron fijamente en la bola anaranjada hasta que la misma cruzó el aro sin la menor perturbación.
El silbato del árbitro convalidó inmediatamente los tres puntos. La tribuna llenó de gritos y ánimos el estadio.
—Wou…
Como un soplido para liberar la impresión, Aomine dibujaba un esbozo de sonrisa. Bastante incrédula para las que acostumbraba, pero la misma ameritaba lo que había visto. Ese había sido un tiro excelente.
—No babees —bromeó un pícaro Kise al ver al peliazul.
—Aomine-kun, ¿sonríes? —Kuroko ladeó el rostro con cierta felicidad en su mueca.
—¿Qué? No, no estoy sonriendo.
—Yo diría que sí~
—Cállate, Kise. Tú pones cara de idiota cada vez que ves a Kasamatsu. Un día te va a patear esa cara.
—¡Senpai me ama! ¡Nunca me…! ¡Mi cara no es idiota! ¿Verdad que no, Midorimacchi? ¡Kurokocchi, dile algo!
Mientras se acentuaba el aburrimiento del peliverde y del pequeño Kuroko, en la cancha, Kasamatsu reparó en el poco tiempo que les quedaba. Su ceño se frunció mientras se posicionaba junto a sus compañeros.
—¡Defiendan! —animó Riko.
—Fin del juego, perdedores —sonrió Makoto en medio de la cancha. Solo diez segundos en el reloj; él, con el balón picando en sus manos, se estaba quedando con el encuentro.
—Tsk, ¡CÁLLATE! ¡Takao, demuéstrale a éste imbécil! —ordenó un furioso Yukio.
Sus palabras hicieron que Hanamiya advirtiera la presencia de Kazunari, que estaba justo detrás de él, a punto de quitarle balón, obligando a que Makoto cambie de mano para apartarlo de su alcance… Pero la pérdida fue inevitable.
"¡No!". Del otro lado, Kasamatsu había esperado su distracción. Y de un manotazo, el balón disparó de su alcance para luego ser corrido por el capitán de Shutookai. "¡Nadie me va a ganar con una jugada tan estúpida!", se reprochó al notar el engaño y cómo ya tenían nuevamente a Sakurai posicionado para recibir el balón. —¡Cúbrelo! —le ordenó a Yamazaki.
De inmediato el pelirrojo tapó a Ryo.
Sin embargo, el balón siguió avanzando en las manos de Kasamatsu, que no titubeó en pasárselo a Takao. En cambio, Kazunari dudó:
"¡Pero van a bloquear a Kiyoshi-senpai!"
—¡AHORA, TAKAO! —ordenó su capitán.
El de melena resopló por última vez y cambió el balón de mano, percatándose en ese instante de que Makoto iba a quitárselo. Ante el asombro del capitán de Kirisaki Daiichi… Kazunari lo miró de soslayo y sonrió burlón, más bien llenándose él mismo de confianza, lanzando el balón cerca del aro.
Todos se concentraron, entonces, en la línea del tiro. Más aún se sorprendieron cuando vieron de pronto el salto de Teppei. Los últimos segundos se iban y el castaño emergía de la nada justo en frente del aro, pero Furuhashi y Seto también aparecieron a su lado dispuestos a todo por evitar la última anotación.
Murasakibara apretó los dientes; el tiempo se había hecho de pronto muy lento. Akashi afiló la mirada percatándose del final inevitable del juego.
Sin poder llegar a él, Teppei vio, estupefacto, cómo el balón rebotaba en el aro… Supo que era momento de un milagro.
—¡KAGAMIII!
El pelirrojo apareció junto a ellos con una velocidad sorprendente y saltó tan fuerte como su gruñido les hizo sentir. Atrapando el balón con ambas manos, gritó hastiado de energía y encestó en el aro ante las expresiones boquiabiertas de todos.
El silbato sonó seguido del sonido de la chicharra.
El tablero tembló cuando Taiga finalmente se soltó y cayó pesadamente sobre el piso de la cancha. De pronto, todo el público bramó eufórico cuando el resultado final se marcó en el enorme contador.
—¡LO HICIERON!
Estalló la banca de Shutookai. Su entrenadora saltó de la banca junto a ellos con la misma sonrisa de desbordante felicidad. La emoción en sus ojos.
Por aquellos segundos, todo se convirtió en una nube de ensoñación. Gritos. Euforia. Alegría. Lo habían logrado. Juntos.
—¡Kagami, bien hecho! —felicitó Kiyoshi revolviéndole el pelo.
—¡Yo sabía que este chico nos salvaría alguna vez! —saltó sobre él un feliz Takao.
—¡Uwah! Avisa, Ta-kao —Kagami se quejaba con notable incredulidad, para luego sonreír esplendorosamente junto a sus compañeros.
—Kagami-saaaan —sollozaba Sakurai, restregando el puño contra sus ojos, inmóvil sobre la cancha.
—Todos… hicieron un gran trabajo —se acercó Kasamatsu, poniendo una mano sobre la cabeza del joven castaño, quien enseguida dejó de gimotear para sonreírles.
Y de pronto todos —jugadores, suplentes y entrenadora— corrieron a unirse junto a Kagami en un festejo unánime.
Entre los espectadores de todo el estadio, la sonrisa de Kise parecía brillar más que ninguna. Apoyando su cuerpo sobre la barra de contención, sus ojos se habían prendado de la figura de Yukio, de su sonrisa. Sabía cuánto ha significado todo aquello para el capitán.
Akashi, con una mirada indescifrable, sonreía abiertamente mirando hacia su Kouki, sin importarle lo que sus jugadores pudieran llegar a decirle. Después de todo, sabía que ellos estaban más perdidos en admirar al resto de Shutookai. Tal como Aomine y Murasakibara que en medio de la algarabía intercambiaron miradas con un tímido pero sonriente Sakurai y un entusiasmado Teppei. El apoyo de las luces de Teiko les había dado las fuerzas para llegar hasta ese límite.
Mientras tanto, Midorima esbozaba una pequeña sonrisa al ver de pronto tan enérgico y alegre a Takao, pero al ser descubierto por Kuroko, solo ladeó su rostro sonrojado a otra dirección; apenas logrando que el peliceleste le tenga más curiosidad, para luego olvidarse de él cuando Kagami llamó su atención.
—¡Kuroko!
El pelirrojo le sonrió como nunca, provocando más que un simple aleteo en el estómago de la sombra; más que un simple rubor en sus mejillas. Sus ojos celestes se abrieron con cierta incredulidad para luego sonreír tibiamente, todavía confundido. ¿Qué era esa inmensa felicidad?
Shutookai había ganado. Y eso significaba algo seguro para Akashi.
"Las cosas se pondrán interesantes…"
.
.
—¡Shin-chan!
Ya vestido con su equipo deportivo, Takao sonrió feliz al ver al peliverde en aquel pasillo del estadio, justo al salir de su vestidor seguido de sus compañeros de Shutookai.
Y allí afuera no era solo Midorima quien estaba, como quien no quiere la cosa. Aomine aguardaba por Sakurai recargado en la pared, y Murasakibara se había sentado en el suelo pero se levantó en cuanto vio a Teppei salir del vestuario. Un poco más lejos estaba Akashi, que solo se acercó cuando un miedoso Kouki apareció entre ellos.
—¡Senpaicchi~! —de la misma forma, Kise se hacía notar con una sonrisa.
—¿Qué hacen aquí? —Yukio alzó una ceja al ver de reojo cómo sus compañeros se acercaban a los superdotados milagrosos. Sabiendo perfectamente de qué iba todo eso.
—Los estábamos esperando~
—Habla por ti, Kise —espetó Midorima, acomodándose el puente de los anteojos—. Yo sólo los seguí para no tener que andar buscándolos nanodayo.
—Nadie te cree, Shin-chan~ —sonrió Takao, asomándose desde su espalda, mas el peliverde solo corrió el rostro ruborizado y se cruzó de brazos con un: "Es cierto, Takao".
—¿Y Kuroko? —habló el as pelirrojo al no verlo entre ellos.
—Aquí.
Una voz suave se oyó al lado de Kagami haciendo que éste se sorprenda levemente para luego sonreír entusiasta al ver que también había aguardado por él.
—La emboscada ha funcionado. Ahora, regresemos —ordenó Akashi con una sonrisa atemorizante—. Y tú vienes conmigo, Kouki. Ya te vi.
—¡Uwah!
Himuro alzaba una ceja, incrédulo de que el pelirrojo de ojos bicolores haya logrado ver a Furihata escondido detrás de él. Pero así lo hizo.
—Um, ¿Aomine-san, has visto a Imayoshi-san o Wakamatsu-san?
—No. Creí que estaban contigo… —mencionó. Ciertamente no se dio cuenta cuando ambos desaparecieron—. Vamos a comer algo, Ryo. Yo invito —sonrió el peliazul ante un Sakurai que observaba a los lados del pasillo con incertidumbre.
—Después del sorteo —interrumpió Kasamatsu acercándose a los tórtolos—. Andando, Sakurai. Todos, vámonos —ordenó.
—Ah, ¿sorteo?
La sola pregunta de Kise hizo que el pelinegro se gire a verlo, claramente aburrido por aquello. ¿Estaban ahí papando moscas y no sabían que debía volver para el sorteo de las Olimpiadas?
—¿Qué sorteo, Mine-chin? —susurró Murasakibara a un Aomine que solo alzó los hombros sin saber.
—¿En serio no saben? —Takao alzó una ceja, incrédulo—. ¿Qué tal tú, Shin-chan?
—A mi no me mires. Qué se yo.
—¡Qué!
—Participan en las Olimpiadas y no saben de qué se trata —el aburrimiento de Kagami era más que suficiente para fastidiar a Aomine por saber menos que él.
—Participamos de muchas cosas —Kise se excusó inocente.
—¡Agh! ¡Takao, déjame, lo mataré! —reprochaba entre dientes su capitán, intentando atacar el rubio de puchero infantil, por engreído.
—Haaa. ¿En verdad no saben? —sonrió un curioso Teppei.
—Mmm, no... ¿Akachin?
—Por supuesto que sé de qué trata, Atsushi —respondía indiferente. "Rayos, no. ¿De qué mierda va eso?", pensó Seijuro para luego fijarse en Kiyoshi—. Pero quiero que lo digas tú. Te lo ordeno.
—Je, je... Bueno… —con una incrédula sonrisa, Teppei ordenó sus ideas—. Es un campeonato nuevo, comenzó este año. Participarán las veinte preparatorias que quedaron de estos partidos preliminares. Pero lo "extra-ordinario" de la cuestión es que no se participa con el equipo original...
—No entiendo —interrumpió un escéptico Murasakibara ante la misma mueca de duda de sus compañeros de Teiko.
—Es decir… Um, los equipos estarán conformados por escuelas mixtas.
—¡¿Heeee?! —los más altos de la Generación de los Milagros no lo creyeron.
Ante la incredulidad de Shutookai, y la indiferencia de su propio capitán, Teiko se miró entre sí intentando comprender la cuestión. Kasamatsu comenzó a caminar seguido de sus kouhais, dejando a sus rivales atrás con un: "Bah, déjenlos".
—¡¿Akashicchi, tú sabías de esto?!
—Oi, Akashi, ¿por qué no nos dijiste?… Asshh… Satsuki tampoco me dijo nada.
—…No quiero jugar con otros; ya es problemático así —Murasakibara se aburrió.
—¿Qué tienes en mente, Akashi-kun? —dijo Kuroko, con su tranquila voz.
El pelirrojo los miró un segundo a su alrededor; parecían ansiosos por alguna respuesta de su parte. Mas el capitán solo entrecerró sus ojos bicolor y sonrió.
—¿Akashi?
Midorima alzó una ceja después de los primeros veinte segundos en que el capitán no dijo palabra alguna.
"Maldita sea. No se me ocurre nada", se reprochó el pelirrojo.
—¡Chicos! Por fin los encontré —sonrió Momoi llegando junto a ellos—. Les traigo información muy útil… Um, ¿a dónde va Akashi-kun? —preguntó al ver al capitán aprovechar su aparición para meterse a uno de los vestidores.
—Satsuki, ¿qué es eso de la participación mixta? ¿Cómo no nos dijiste nada?
—¡Te lo dije la semana que comenzaron las preliminares! ¡Nunca me escuchas!
—¡A mí no me dijiste nada! ¡Te lo soñaste!
—¡Qué sí! ¡Tú estabas durmiéndote!
—No es cierto, mentirosa…
—Momoi —interrumpió un aburrido Midorima—. ¿Qué sabes de todo esto?
La chica respiró hondo y su mirada decayó con aburrimiento, ciertamente incrédula de habérselos dicho en aquella ocasión en vano. Pero debió suponer que la atención que le prestaban, después de su partido contra Shutookai, era prácticamente nula.
Así, la joven les comentó lo que ya les había dicho, lo que sabía sobre aquella nueva, y experimental, metodología de competición. Después de oír las palabras de Momoi, todo —o casi todo— Teiko tuvo una idea.
—Así que… jugaremos en conjunto con otra preparatoria~ —sonrió un maquiavélico Kise.
—Que, hipotéticamente, podría ser Shutookai… —acompañó Aomine, ganándose las miradas de Midorima, Murasakibara y Kuroko.
—Pero las preparatorias se eligen al azar —acotó Shintaro.
—Al diablo con eso —sonrió el peliazul—. ¿Qué posibilidades tenemos de jugar con ellos?
—Una en… dos mil doscientas —respondió Momoi.
—Posibilidades con "ayuda", Satsuki.
Las sonrisas cómplices de Kise, Murasakibara, Momoi y Aomine daban a entender que en la guerra y el amor todo se vale. Mientras Kuroko no apoyaba demasiado la moción, Midorima tampoco hacía mucho por detenerlos.
Finalmente faltaba solo una persona, la única capaz de ayudarlos.
—Adelante.
Ante el permiso de Akashi, los miembros de Teiko entraban en la oscuridad del vestuario, tan solo alumbrado por el celular del pelirrojo —con un intimidante resplandor rojizo—. Ahí estaba su capitán, sentado en el centro de la habitación, sobre una banca, cruzado de piernas y mirándolos fijamente con sus afilados ojos bicolores.
—¿Qué se les ofrece? —sonrió.
Kise fue el primero en dar un paso al frente, no por propia intención, más bien por el empujón a traición de Aomine. Después de reclamarle con la mirada, el rubio se aclaró la voz para hablarle a su capitán.
—Um… A-Akashicchi.
—Don Akashi, Ryouta —aclaró.
—Um… D-Don Akashi… necesitamos que nos haga un favor.
.
.
—Mira, Kasamatsu-san, ahí vienen —sonrió Takao, formado detrás de su superior, al ver a los de Teiko acercarse a formar una fila en el lugar que quedaba reservado a su lado.
Yukio rodó los ojos al ver a Kise pasar a un costado suyo, posicionándose apenas dos lugares más lejos con una sonrisa más que feliz. Del mismo modo, el resto de los jugadores de Shutookai puedo notar las extrañas sonrisas en los rostros de sus eternos rivales.
La cancha del estadio ya estaba completa con los equipos seleccionados, formados a la espera del sorteo. Delante de sus filas, una urna aguardaba a que el capitán de cada grupo se acercara a tomar una bolilla; dos bolillas con la misma letra permanecían en su interior. Diez letras, y veinte escuelas que se fusionarían para jugar las rondas finales.
—Akashi Seijuro.
Siguiendo el llamado, el pelirrojo caminó hacia la urna ante la mirada por demás expectante de sus compañeros. En el silencio del lugar y con los tres jueces observándolo, de pronto y sin que nadie lo previniera, los reflectores de todo el estadio se apagaron abruptamente, dejándolos a oscuras.
Algunos murmullos se levantaron ante la sorpresa.
Unos segundos después, la luz volvió de repente, antes que cualquiera de los organizadores pudiera moverse a querer solucionar algo. Ante la incredulidad de todos, Akashi seguía parado frente a la urna y solo metió la mano cuando uno de los jueces se lo indicó. Así como entró, la mano de Akashi salió con una bolilla en su poder. Las curiosas miradas de Teiko y Shutookai vieron entonces la letra que alzaba: la letra A; eran el grupo A.
Acomodándose la camiseta, un serio Kasamatsu siguió la indicación para acercarse a la mesa a tomar una bolilla. Sus compañeros no perdieron de vista su mano ingresando en la caja, luego saliendo con una letra.
—Shutookai, letra A; equipo confirmado. Su formación se completa con la preparatoria Teiko —anunció el juez, anotándolo en una planilla, mientras otros hacían lo mismo en otras bases de datos.
—Que me lleve el diablo… —suspiró un totalmente incrédulo Kasamatsu, entrecerrando la mirada para ver la sospechosa felicidad de algunos de los de Teiko, en especial de Kise.
—Imposible. Esa cosa debe estar mal —sonrió de broma Takao.
Mas sus palabras alertaron a los jueces. Y en especial a los jugadores milagrosos…
—Mátalo, Shintaro —ordenó Akashi, al ver su plan perfectamente supremo echado a perder.
—¿Dije algo malo? —se dijo un incrédulo Kazunari, mientras los jueces se acercaban a la urna para revisarla. Pero, entonces, las luces volvían a irse y no podía distinguirse nada en aquella oscuridad.
De nuevo exaltaron los murmullos, y Kasamatsu apoyó instintivamente la retaguardia contra la mesa. Últimamente estaba muy susceptible con esa parte de su cuerpo. Mientras, una sigilosa Momoi aprovechaba el tumulto y gateaba hasta llegar a la mesa y cambiar las urnas, llevándose la que solo guardaba las supremas letras A de Akashi para dejar la caja original.
En unos segundos más, los reflectores se encendieron nuevamente alumbrando todo el escenario. Y cuando todos volvieron —en un pestañar— a sus lugares, los jueces se acercaron a comprobar la veracidad de las selecciones.
Estaba, al parecer, todo en orden…
—Y, así, continuaron con el sorteo de las preparatorias restantes. Y colorín colorado, senpai jugará a mi lado~
—Cállate, Kise. A mí nadie me vende esa farsa. ¿Qué diablos hiciste, cabeza hueca?
—Ya te dije que soy inocente, senpaicchi~
Era aún muy temprano; el Sol recién se vislumbraba en el horizonte de aquella fresca mañana. Los jugadores milagrosos de Teiko habían llegado a la entrada de la preparatoria de Shutookai para reunirse con sus nuevos compañeros y, así, viajar juntos hacia la ciudad de los hospedaría durante el receso de invierno, preparándolos para la competencia.
Pasaban de las seis de la mañana, pero ya estaban todos allí. Casi todos. Los únicos muchachos que aún brillaban por su ausencia eran justamente los centros titulares.
—Me estoy congelaaando. Y se hace tarde. ¿Dónde se habrán metido el gigantón y Teppei-senpai? —inquiría un, ya molesto, Takao, frotándose los brazos con sus manos enguantadas.
Sus compañeros se miraron disimuladamente entre ellos. Algunos más tímidos, como Sakurai y Kouki. Otros más incrédulos, como Kise, Kasamatsu, Kagami y Midorima. Aomine, por su parte, esbozaba una media sonrisa de lado mientras Kuroko lo veía de reojo con neutralidad.
—¿En verdad quieren saberlo?
La intimidante sonrisa de Akashi se ampliaba aún más al ver las ingenuas expresiones del resto de los jugadores. Tan poco supremos.
.
...
