Capítulo 7:

Por siempre


El tiempo avanza y avanza sin detenerse, como una hoja de otoño que es agitada por el capricho del viento, sin pausas, sin interrupciones, sólo girando y girando…

—¡Esta historia es una tontería! —un grito proveniente de su alumno favorito hizo que Iruka interrumpiera su relato y se volviera a verle—. Tantas cosas pasaron para eso. ¡Para eso, es una estupidez! ¡No puedo creer que haya perdido mi tiempo escuchando esto!

Iruka suspiró.

—Naruto… —el rubio seguía despotricando sin parar—. ¡Ya cállate, Naruto! —gritó el sensei ya cansado del asunto. Los demás compañeros del rubio rieron ya que usualmente Naruto peleaba con Iruka al estar en desacuerdo con él y que más que alumno y maestro parecían amigos o hermanos por sus constantes riñas—. Vinimos aquí como una excursión de la escuela y para conocer más acerca de la mítica aldea de Konoha y su legendario héroe: "el séptimo hokage".

—Sí, pero…

—Naruto, cállate.

El rubio infló las mejillas y se cruzó de brazos, fastidiado.

Desde que era muy niño, la leyenda del gran héroe y ninja de aquella perdida aldea de la época dorada de Japón había hecho que perdiera el sueño muchas veces. Le admiraba y creía que un hombre de esas características y habilidades era un gran ejemplo a seguir. El hecho que su padre, un hombre fanático de la antigua literatura japonesa y sus leyendas, eligiera el nombre Naruto para él, sólo había hecho que el fanatismo creciera en el chico de ojos azules. Había investigado todo: desde su triunfo en la Cuarta Guerra Ninja en la oscura era sengoku, caracterizada por las sanguinarias batallas de ese entonces hasta su ascensión a Séptimo Hokage, una alta distinción que lo elegía como protector y guía de su aldea. Nunca había escuchado nada acerca de aquella chica, quien había hecho que su héroe pareciera un tonto y un confiado. Débil y enamorado dejando de lado las convicciones que Naruto imitó para su propia vida.

—Hinata —murmuró con fastidiado. Incluso, el nombre le parecía tonto. Quien pudiera dejar la gloria, el reconocimiento y la fama por una chica.

Bufó, no lo entendía.

Iruka, observando el comportamiento de su alumno sólo negó, su joven estudiante aún tenía muchas cosas que aprender.

—Sigamos por aquí —señaló Iruka, un camino sinuoso más adelante, a sus alumnos, quienes miraban fascinados aquel hermoso lugar que parecía sacado de los sueños de un escritor de cuentos fantásticos—. Hay mucha más historia que conocer y lugares que visitar. No se separen, alumnos, no se separen.

Mientras sus compañeros de clase seguían a su profesor, Naruto se quedó quieto observando al frente donde un grandioso santuario constituido de rocas se alzaba ante sus ojos y la figura imponente de un hombre parado en un pedestal le devolvía la mirada.

¿Por cuánto tiempo había fantaseado con conocer esta mítica aldea? ¿Conocer su historia, sus costumbres, su héroe?

—Todo para que seas un tonto enamoradizo —bufó Naruto mirando la estatua con fastidio.

No es que Naruto estuviera en contra del amor o fuera una persona que careciera de sentimientos; sus padres eran el vivo ejemplo de la representación del amor verdadero y él, los había observado de cerca en sus dieciséis años de vida, pero se había dado cuenta que una pequeña parte de su existencia, carecía de algo, algo que él no entendía, pero que intuía que le faltaba algo, algo que no sabía explicar. Como si su vida careciera de sentido, como si viviera cada día en un estado de total inconciencia o en la duermevela, esperando algo, algo que ni él mismo podía llegar a entender, pero que necesita con urgencia.

En ese momento, el viento sopló.

Los inmensos y viejos árboles que se encontraban en el lugar empezaron a agitar sus ramas en un suave vaivén, dejando caer sus flores y sus hojas en una lluvia de pétalos que empezaron a bañar el lugar con sus cálidos colores primaverales. Las viviendas construidas con materiales antiguos se oscurecieron cuando el sol se escondió detrás de una nube.

hasta que, por un instante, la hoja se detiene para admirar el paisaje de ese día.

—¡Oye! —se quejó Naruto cuando alguien le chocó el hombro accidentalmente al pasar a su lado.

—Lo siento —la chica le ofreció una sonrisa de disculpa y siguió caminando.

Por un segundo, su cuerpo se estremeció cuando aquellos ojos repararon en él y aquellos ojos perlas le miraron. Ella volvió la vista al frente y la conexión terminó, pero Naruto supo en ese instante que algo importante ocurrió, algo diferente, inesperado, algo mágico. Se quedó quieto por un segundo mirándola irse, su largo cabello negro se balanceaba en su espalda a medida que más y más se alejaba a la distancia y el fugaz recuerdo de su sonrisa se instalaba en su mente como una huella imborrable. Agitó la cabeza y corrió dentro del santuario cuando observó que la chica desaparecía dentro del recinto.

Su corazón empezó a latir con fiereza dentro de su pecho, agitado, inquieto como pocas veces en su vida le había ocurrido.

Observó a su alrededor pero se dio cuenta que éste se encontraba lleno de otros turistas quienes visitaban y fotografiaban el lugar. Naruto dio un par de vueltas por el recinto, buscando con la mirada a la chica con la que chocó, sin resultado. Naruto apoyó la espalda contra una pared y pensó en el hecho de que haya perseguido a una chica desconocida por todo el lugar ¿En qué pensaba?

Pues, si era honesto consigo mismo ni él mismo lo sabía.Sólo sabía que quería volver a verla. Volver a verla y sentir esa emoción en el corazón.

Y decirle, y decirle…

Sus ojos recorrieron el lugar con desgana hasta que se volvieron a encontrar con la chica. Ella se encontraba en el centro del recinto observando el imponente monumento del héroe y realizando una especie de plegaria. Naruto no se dio cuenta pero sólo en unos instantes recorrió el lugar hasta llegar a su lado.

—H-hola —titubeó Naruto cuando la tuvo de frente y sin saber realmente que decir al respecto— Naruto —se presentó el rubio torpemente y alzó la mano en un amago de estrecharla con la muchacha.

Ella se le quedó mirando sorprendida y cuando se dio cuenta de la mirada fija de esos ojos azules, un intenso rubor invadió su rostro. No estaba acostumbrada a ser observada de aquella manera por nadie.

El Namikaze viendo que la muchacha de cabellos negros dudaba por tan abrupta presentación lentamente bajó la mano, con decepción. Acaso, ¿creía que aquella chica le haría el mínimo caso? Tal vez lo tachará de loco y demente…

—Hinata, mucho gusto —Hinata dio un paso hacia adelante y estrechó la mano del rubio, sorprendiéndolo—. Mucho gusto, Naruto-kun.

Ambos alzaron la vista al mismo tiempo y se miraron.

Para Naruto fue como si se le quitará una venda oscura de los ojos que no sabía que tenía hasta que se dio que ya no la tenía puesta y podía ver ahora todo perfectamente: el mundo, los colores, las personas,

…ella…

Porque en toda su joven vida no había visto a nadie como ella, con tanta paz, tanta luz en una persona,

Tanta calidez…

—Hinata —repitió Naruto con un suspiro y supo en ese instante que de ahora en adelante repetiría ese nombre el resto de su vida.

Porque ahora entendía que a la persona a la que estuvo esperando era ella.

Sólo a ella.

—Sólo a ti, Hinata.


NOTAS FINALES.

Y, llegamos al último capítulo y sólo quiero agradecer a todos los que apoyaron esta historia desde el principio, capítulo a capítulo aun a pesar de mis irregulares actualizaciones, lo sé, soy un ser inconstante, pero así me aman, XD; y también, a los que lo leen ahora ya finalizada. Esta historia me gusta mucho como todas las historias que escribo porque siempre tienen un toque de mí misma, digamos como una esencia de Nova.

Pero sobre todo porque creo que esta historia tiene una enseñanza debajo de estos lacrimógenos capítulos: ¿con cuánto ahínco nos aferramos a nuestro pasado, a heridas ocasionados por otros, a terribles sufrimientos? Dejando que muchas veces nuestras almas se llenen de dolor y resentimiento y lo digo por experiencia propia, porque sí, duele, duele vivir de aquella forma: sin poder perdonar ni perdonarse a sí mismo por cosas que sucedieron en el pasado; sin embargo, el único daño que ocasionamos es a nosotros mismos.

Así que si alguien está pasando por esto en este momento, por favor, dejen las cosas donde están: en el pasado y empiecen a vivir en el presente, en el hoy, porque tal vez, se estén perdiendo de cosas buenas.

Se los aseguro.

Nos leemos en otra historia.

Hasta la siguiente.