Edward suspiró, somnoliento mientras sentía una dulce boca besar de forma delicada su clavícula, y subir hasta su mandíbula.

-Bella…-Fue una mezcla de reproche y anhelo, mientras se giraba, enredando su musculoso brazo en la cintura de la castaña, atrayéndola más hacia él.

La muchacha soltó una risita juguetona, y siguió con su labor, depositando besos húmedos cerca de los labios de su novio.

-No tiene idea de lo que provocas en mí, pequeña…

-Te amo.

-Y yo a ti-Edward giró l cara, y atrapó los labios de Bella en un suave beso.

-Prepararé el desayuno-Susurró Isabella, levantándose de la cama, mientras Edward la miraba con los ojos entrecerrados.

-No tardes.

Bella le sonrió seductora y bajó rápidamente las escaleras.

La castaña no entendía de dónde salían a veces esos impulsos seductores que tenía para con Edward.

No entendía por qué temblaba cuando él la tocaba. O porqué deseaba ir "más allá" con él.

Solo sabía que lo deseaba, lo necesitaba. Pero tenía muchísimo miedo a la vez. Digamos que su primera vez no había sido nada agradable. En realidad, había sido una tragedia. Y por más que deseara profundamente a Edward, no podía evitar temerle a ese sentimiento.

-Amor, ¡Iré hasta el almacén, vuelvo en 5 minutos!

-¡Bien!

Bella tomó su abrigo de la percha y caminó hasta la esquina, silbando despacio, y saludando a un par de vecinos al paso.

-Hola, Joe-Saludó con una sonrisa al amigable viejecito dueño del lugar, y este le devolvió la sonrisa.

La castaña caminó son decisión hasta los estantes más alejados del lugar, tomando los ingredientes necesarios para los Waffles.

-Ella es…-Bella se giró apenas, cuando escuchó una voz susurrante algo cerca de ella. A unos dos metros de ella, se encontraba una chica menuda, de larga cabellera negra, junto a una mujer que era exactamente igual a ella, pero mayor. Su madre, seguro.

La niña señalaba a Bella sin mucho disimulo, mientras su madre miraba a la castaña con algo de reproche en sus ojos.

Bella reconoció a la niña como una cursante de 1er año del Saint Marie. Y repentinamente, entendió todo. Rodó los ojos con disgusto, tomó lo que necesitaba y luego de pagar, salió apresuradamente de allí.

La pequeña castaña sentía cómo el enojo crecía más y más dentro de ella.

¿Por qué demonios la señalaban así, como si fuera una criminal?

Y ¿Quién se pensaba que era esa mujer para mirarla tan desdeñosamente y llena de reproche?

Bella cerró la puerta del departamento de un portazo.

Edward, que se encontraba caminando hacia la cocina, la miró con ambas cejas levantadas.

-¿Algún problema?-Le preguntó mientras Bella dejaba caer las llaves con precipitación sobre la mesa y tiraba su abrigo por Dios sabe dónde.

-¡Muchos, Edward, muchos! ¡Me señalaba como si fuera una especie de criminal!-Bella caminó firme hasta la cocina, dejó las compras sobre la encimera y sacó un bowl de un compartimiento, todo con movimientos bruscos, llenos de enojo-Y lo peor, es que su madre me miraba con reproche, ¡Cómo si hubiera hecho algo mal! ¿¡Puedes creerlo!? ¡Luego de tanto tiempo soportando cualquier cantidad de cosas, para ser juzgada cuando llego a ser feliz! ¡Solo por estar contigo! ¿Qué demonios le pasa a esta gent-

Bella se cortó abruptamente cuando Edward la tomó por los hombros, y la miró fijamente.

-Tranquilízate, Bella, o estallarás en cualquier momento. Ahora respira hondo, y explícame qué acaba de suceder, porque no entiendo nada.

Bella le obedeció, y luego de tranquilizarse, le contó sobre el episodio del almacén.

Edward suspiró. El sabía que algo como eso sucedería. Y también sabía que su Bella se pondría así de histérica cuando comenzara a suceder.

-Cariño, se que te costará, pero debes entender que cosas como estas sucederán muy a menudo de ahora en adelante. Debes aprender a ignorarlos, eso es todo. De la misma forma en la que yo ignoro las noticias que dicen estupideces sobre mí, ¿Recuerdas? No es tan complicado. Debes entender que todo aquel que te juzgue, o se atreva a criticarte por nuestra relación, es porque realmente no se merece ni un segundo de tu atención, porque no te conocen siquiera. ¿Entiendes lo que quiero decir, bebé? Simplemente, déjalo estar. Con el tiempo entenderán que no te afecta, y desistirán con todo esto. Simplemente relájate, Bella…

La castaña refunfuñó cosas sin sentido mientras se apretaba contra el pecho de su novio.

Sabía que él tenía razón, pero sería tan difícil hacer lo que le decía.

-Tengo una noticia para ti.

-Cuéntame-Bella levantó la cabeza, para ver aquellos hermosos ojos color esmeralda que le transmitían tanta paz, mientras se mantenía firmemente abrazada a él.

-Esta noche habrá una gala de la empresa. Esa que te mencioné hace unas semanas, ¿Recuerdas?-Bella asintió- No tenía pensado ir, pero pensé que quizás te gustaría. Ya sabes, despejarnos un poco -Bella sonrió como una tonta enamorada mientras Edward depositaba pequeños y dulces besos en su nariz, sus mejillas y sus párpados.- ¿Qué dices?

-Que sí. Por supuesto que sí, Eddie- Edward rodó los ojos, no molesto, sino divertido. Bella era un pequeño diablillo que no podía resistirse a burlarse de él todo el tiempo.

-Te amo-Edward bajó los labios y besó a Bella con adoración.

..

.

-¿¡ESTA NOCHE!? ¿¡Cómo que esta noche!? ¡Isabella, sólo faltan tres horas para esta noche!-Gritaba Alice desesperada al auricular, y Bella tubo que despegar el suyo un poco del oído para no quedarse sorda.

-Lo sé. Edward me lo dijo hoy, Alice…-Se excusó mientras masticaba otro caramelo.

Edward había ido a la oficina, y la recogería a las 9 para ir a la fiesta.

-Estoy allí con Rose en 5 minutos. Ve a ducharte, YA.

Bella obedeció con un suspiro cansino.

Alice era tan exagerada.

.

Luego de dos horas y media, Bella se encontraba perfectamente maquillada, vestida y peinada. Y debía admitirlo, le gustaba su aspecto

-¿Creen que le gustaré a Edward?- Le preguntó la castaña a sus amigas mientras se miraba en el espejo de cuerpo entero.

-Bella, a Edward le gustarías incluso vestida con una bolsa de papas.

-Es cierto. Mi hermano está loquito por ti, Bells-Le dijo Rosalie con una amplia sonrisa.

Bella sonrió también, y estaba por hablar cuando una bocina sonó en la puerta.

-Es Edward. ¡Adiós muchachas, muchas gracias por todo!

Bella corrió hasta la entrada del edificio, en donde Edward la esperaba, con las manos dentro de los bolsillos de un perfecto esmoquin negro.

Era simplemente hermoso.

Al cobrizo le brillaron los ojos cuando vio aparecer a su pequeña castaña. Estaba hermosa. Ella siempre era hermosa, pero esa noche estaba despampanante.

-Eres preciosa, Isabella-La castaña se sonrojó y le sonrió ampliamente, mientras rodeaba el cuello del cobrizo con los brazos.

-Y tú no estás nada mal, Edward- El joven también sonrió, mientras acercaba su boca a la de su novia lenta y dulcemente.

Edward siempre era dulce con ella. Lo que menos querría era asustarla, y darle una impresión equivocada.

Bella era sensible, delicada, y todavía estaba algo rota.

Edward debía ser paciente y tierno con ella, pues eso era lo que su pequeña niña necesitaba.

..

.

-Este lugar es imponente- susurró Bella, mirando con sus enormes ojos chocolate todo a su alrededor.

-¿Te gusta?-Preguntó Edward con una sonrisa, mientras caminaban entre los invitados, saludando a algunos, ignorando a otros.

-Me fascina-La castaña depositó un rápido beso en la mejilla de Edward, y en el momento en el que este le iba a devolver el gesto, una voz los interrumpió.

-Buenos días-La pelirroja se encontraba enfundada en un vestido rojo, brillante. Lucía despampanante.

Bella se sintió algo descolorida y patética a su lado, pero se obligó a forzar una sonrisa.

-Victoria, ella es Bella, mi novia. Bella, ella es Victoria, la vicepresidenta de la empresa-La saludó Edward. Victoria no le dirigió ni una mísera mirada.

-Así que decidiste venir a la fiesta. Bien por ti-Edward sonrió algo desganado.

-Fue por Bella…

Victoria dedicó a la menuda castaña una mirada de reojo, restándole importancia.

-Sí, claro. Ed-La hermosa muchacha de cabellera roja se acercó hacia Edward, bajando su tono de voz y adoptando una forma sumamente íntima con el cobrizo, dejando en claro, con la postura de su cuerpo, que Bella no estaba incluida en la conversación.-Frank Oregon te ha estado buscando desde que llegaste. Sé que es molesto, cariño, pero creo que deberías atenderlo. Ya sabes, es un gran inversor.

Edward dirigió una mirada de reproche a Victoria, para luego girarse hacia Bella, que miraba las puntas de sus pies con mucho interés.

-Volveré en un momento.

Bella no respondió.

-¿Te gusta la fiesta?-Bella levantó la cabeza para mirar a Victoria. La pelirroja de llevaba casi una cabeza y media, a pesar de llevar tacos.

-Sí, todo es tan hermoso y… caro.

La pelirroja soltó una risa. Que a Bella le pareció algo despectiva.

-¿Caro? Evidentemente no estás acostumbrada a esto ¿no es así?-Bella se limito a sonreírle molesta. No tenía intenciones de hacerle saber cuán equivocada estaba.-Debe ser incómodo para ti estar aquí.

-¿Por qué debería serlo?-Preguntó Bella recelosa.

-Bueno, primero y principal, es demasiado lujoso, ya sabes. Y bueno, luego está lo obvio…-Bella la miró con una ceja alzada, dándole a entender que no sabía a qué se refería con 'lo obvio'. Victoria resopló, y le sonrió irónica-Ya sabes de lo que hablo. Edward se ha tirado a la mayor parte de las mujeres que se encuentran en este salón. ¿No sabías acerca de sus aventuras? Créeme, niña, es muy difícil atrapar a Edward Cullen. Parece algo… -Victoria entrecerró los ojos, como si estuviera eligiendo la palabra correcta-embelesado contigo ahora, no caben dudas, pero, tú sabes lo que sucederá en un tiempo, ¿Verdad?-Bella la mirada con el ceño fruncido y Victoria le sonrió, intentando parecer comprensiva-Se necesita a una mujer de mucho carácter para mantener a su lado a Edward Cullen. A una mujer hecha y derecha, y tú no eres más que una niña…-Le dijo mientras le seguía sonriendo, como si le estuviera explicando algo obvio que Bella no alcanzaba a ver.

Victoria abrió la boca para seguir hablando, cuando sintió la presencia de Edward a su lado.

El cobrizo le sonrió a Bella ampliamente, y ella no pudo devolverle el gesto.

Se limitó a bajar la vista, esperar a que Victoria se despidiera apresuradamente de ellos y continuar en silencio.

-¿Todo está en orden?-Le preguntó Edward, mientras la miraba fijamente con esos ojos esmeraldas, capaces de descubrir siempre que ella mentía.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No me mientas.

-Quiero ir a casa.

Edward entrecerró los ojos, y con una cálida mano levantó la barbilla de Isabella, haciendo que lo mirara a la cara.

-¿Qué sucedió?

-Absolutamente nada. Sólo quiero ir a casa.

Edward conocía a Bella. Sabría que no le diría nada allí mismo. Sabía que primero debía hacer lo que ella quería, y luego desembucharía las cosas ella solita.

-Bien-Edward tomó a Bella del brazo y caminó con ella hacia su coche. Debía admitir que se sentía algo molesto con la actitud caprichosa de Bella.

En el camino de vuelta a casa nadie dijo ni una palabra.

Cuando entraron a la casa, Edward dejó las llaves sobre la mesa, mientras veía a Bella subir rápidamente a su habitación.

El cobrizo la siguió, y la encontró quitándose los zapatos con fuerza.

-Ahora, dime qué demonios sucede.

-He dicho que nada.

-Y yo he dicho que no te creo. Superemos esta maldita etapa de la negación, y dime qué sucede-Edward alzó la voz, lo cual hizo a Bella girarse y mirarlo fijamente.

-Victoria.-Fue lo único que dijo, y Edward entendió todo.

Victoria había intentado conseguir algo con él desde que entró a trabajar en la empresa. Al enterarse de su fama de mujeriego, pensó que sería fácil, pero Edward no tenía planeado involucrarse con ella, por lo que Victoria se sintió muy dolida, y hasta llegó a preguntarle si ella no era lo suficientemente hermosa para él.

Luego de un tiempo, Victoria había vuelto a la carga, mucho más atrevida que antes, y Edward ya no sabía qué hacer para dejarle en claro que no quería nada con ella.

Se acercó a Bella, y tomó su cara entre sus grandes manos, ignorando el intento de la castaña por alejarse de él.

-¿Qué te dijo?-Los ojos de Bella se llenaron de lágrimas i desvió la mirada.-Isabella, respóndeme, ¿Qué te dijo?-Bella, intimidada por el tono duro y autoritario de Edward se decidió por responderle.

-Cosas feas. Dijo que tú solo estabas embelesado por mí, pero que se necesitaba a una verdadera mujer para enamorarte, y que yo solo era una niña. Que tú me dejarías, y qué-La voz de Bella se cortó mientras un par de gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

-Eso es mentira, cariño-Edward se apresuro a atrapar las lágrimas de su Bella entre sus labios.-Es mentira…-Repetía mientras depositaba besos por el cuello y la mandíbula de Bella-Yo te amo, princesa. No estoy simplemente embelesado por ti. Me tienes completamente a tus pies-Susurró mientras subía hasta la boca de la castaña, y lo acepto gustosa.

-Edward…No me mientas-Murmuró entre beso y beso, y el cobrizo se separó de ella para dirigirle una mirada de reproche.

-Nunca te mentiría, Isabella, lo sabes muy bien. Eres mi ángel, mi vida. Te amo y nunca podría separarme de ti. No lo soportaría…-Edward bajó otra vez la cabeza hacia la de la castaña, y ambos se fundieron en un cálido, pero a la vez necesitado beso.

-Edward…

-¿Sí, mi amor?

-Sigue –susurró la castaña, mientras Edward depositaba besos por todo su cuello.

El cobrizo no puso evitar rodear su baja espalda con los brazos, y alzarla del cuello. Y Bella, automáticamente, enroscó sus piernas en la cintura de su novio.

-Te amo tanto-Se decían entre besos.

-Para-Susurró forzadamente Edward, mientras Bella desabotonaba el primer botón de su camisa blanca.

-No…

-Bella-El cobrizo tomó ambas de la castaña entre una suya-Para, ahora. Lo siento, bebé, pero sabes que no podemos ir más allá.

-¿Por qué no?-Preguntó la castaña mirándolo a los ojos.

Edward se desconcertó.

-Pues, porque… Ya sabes…

No sabía qué decir, y Bella le sonrió seductora.

-Lo sé, cariño. Pero quiero hacerlo. Lo necesito. Lo deseo-Edward no pudo controlarse. Al instante estampó sus labios contra los de Bella, y sonrió al sentir como ella le devolvía el beso ferozmente.

Descorrió con suavidad el cierre del vestido de su novia, mientras Bella soltaba apresuradamente los botones de su camisa.

Cuando el vestido cayó a los pies de Bella, Edward sonrió satisfecho.

-Eres tan hermosa-Susurró, y siguió depositando besos sobre su cuerpo.

La levantó con ligereza y la llevó hasta la enorme cama, recostándola debajo de él, y depositando todo su peso en sus brazos, para no aplastar a la frágil muchacha que yacía bajo él.

-¿Estás segura de esto?-Le preguntó con ternura.

Bella lo miró a la cara, sonriéndole con la boca y con los ojos.

-Confío tanto en ti. Te amo-Edward le devolvió la sonrisa, bajando hasta rodear un pezón de Isabella con sus labios.

Bella soltó un gemido, e instintivamente alzó sus caderas hacia las de Edward.

Edward también gimió, y siguió con su labor, al mismo tiempo que terminaba de sacarse los pantalones y los zapatos.

Cuando ambos estuvieron ya sin ropa, Bella se dedicó a acariciar el escultural cuerpo de Edward con sus manos, deleitándose con su tacto.

-Edward… Algo está sucediendo…Allá abajo-Le dijo Bella entrecortadamente, y Edward bajó su mano derecha hasta la vulva de Bella, acariciando sus risos, y palpando la zona con delicadeza.

-Estás mojada, cariño. Es normal-Bella soltó un suspiro de alivio, y Edward sonrió divertido. Ella era tan inocente.

Bella pensó que Edward iba a retirar su mano, por lo que se sorprendió cuando el dedo corazón del cobrizo comenzó a moverse suavemente sobre su botón.

-Edward-Murmuraba una y otra vez, mientras sentía un fuego líquido formándose en su vientre-Más…

Edward movió su mano más rápido, sonriendo complacido cuando Bella llegó al orgasmo, gritando y gimiendo su nombre, aferrándose con fuerza a sus hombros.

Edward se subió hasta besar a Bella delicadamente en los labios.

-¿Quieres seguir?-Le preguntó nuevamente.

-Por supuesto que sí-Le dijo, casi sin aliento.

Edward volvió a besarla, al mismo tiempo que su miembro invadía lentamente la apretada entrada de la muchacha.

Ambos gimieron al mismo tiempo, pero no dejaron de besarse.

Edward entró más y más en ella, mientras sentía como si fuera a estallar en cualquier momento.

Comenzó a moverse con suavidad, con un poco de temor a lastimarla.

-Más…

Edward sonrió, moviéndose más rápido.

Bella era maravillosa, se entregaba completamente a él, se confiaba a lo que él quisiera hacerle, sin reparos.

-Edward- Bella sollozó su nombre, mientras Edward gemía.

Lo sentía acercarse, una ola de placer creciendo en el interior de ambos.

Bella gritó el nombre de Edward cuando llegó al orgasmo, y Edward enterró su rostro en el cuello de su castaña mientras jadeaba.

-Te amo.

-Y yo te amo a ti-Edward sonrió, y beso a Bella en la frente, con mucha ternura.

Se giró, recostándose, y tomando a Bella en sus brazos, apoyándola sobre su pecho.

Bella estaba extasiada. Feliz.

Nunca hubiera imaginado que podría llegar a ser tan maravilloso, tan perfecto y estremecedor.

Sonrió con mucho amor en sus ojos.

Por primera vez desde hace mucho, no sentía dolor, no sentía pesar de ningún tipo.

Solo amor.