-¡Llegué!-Isabella cerró la puerta del departamento mientras soltaba las llaves sobre la mesa-El Time Square estaba lleno de gente a pesar del frío, tardé años en poder cruzar-Se quejó la castaña mientras caminaba hasta la cocina, para encontrarse a Edward sacando algo del horno.
-No tuvimos eso en cuenta cuando nos mudamos a Nueva York. Específicamente a dos cuadras del Time Square, ¿Eh?-Bromeó mientras se giraba y depositaba un suave beso en los labios de su novia.
-Igualmente, no me arrepiento. Langley era tan aburrido-Bella se quitó el abrigo y lo depositó en el perchero, en el mismo momento en que el teléfono comenzaba a sonar.
-¿Diga?-La castaña levantó el tubo mientras reía al observar como Edward se quemaba y maldecía en la cocina.
-Los necesitamos en Langley, ahora.
La joven miró a Edward mientras soltaba un suspiro.
-¿Otra vez? Hace menos de dos meses que nos mudamos aquí y ya es la tercera vez que debemos ir, John-Protestó mientras Edward caminaba hacia ella con una ceja alzada.
-Lo sé, y lo siento. Estamos teniendo problemas, serán solo un par de días, Is.
La castaña refunfuñó para sí misma mientras le daba el teléfono a Edward y se iba a la habitación para preparar los bolsos.
Cinco minutos después Edward estaba a su lado.
-Lo siento.
-No es tu culpa-Susurró mientras se ponía de puntillas para besarlo-No pueden vivir sin nosotros.
Edward soltó una risa mientras comenzaba a empacar también.
-Tienes razón.
..
.
-Amo los aviones-Susurró Isabella mientras se acomodaba en el pecho de su novio. Faltaba algo más de media hora para llegar a Langley, y la castaña estaba exhausta.
-Eres rara. Pero te amo igual-La joven soltó una risita y miró hacia arriba por entre sus pestañas.
Edward estaba nervioso.
Al ser alguien siempre tan sereno y controlado, el hecho de que estaba nervioso era evidente.
-¿Estás bien?
-¿Ah? Ah, sí. Sí.-Y también estaba distraído.
La castaña lo miró con una ceja alzada.
-Dímelo.
-Estoy bien.
-Edward…
El cobrizo rodó los ojos y Bella se incorporó en su asiento para mirarlo de frente.
-Quería esperar hasta que lleguemos para decírtelo.
-¿Decirme qué?
Bella observó como Edward se mordía el labio con el ceño fruncido.
-¿Vas a terminar conmigo?-Edward la miró consternado cuando la pregunta escapó de su boca.
-¿Qué? ¡No! Por supuesto que no, Bella-La castaña se relajó en el asiento antes de volver a la carga.
-¿Entonces?
-Yo quería preguntarte si…- "Pasajeros, abrochen sus cinturones para comenzar el descenso"
Bella se apresuró a abrochar el suyo, y se volvió a girar hacia Edward en menos de medio minuto.
-¿Preguntarme qué?-La curiosidad la estaba matando, y el hecho de que Edward se viera tan nervioso no ayudaba.
-Yo…
-Edward, si no lo dices ya te juro que-La castaña se calló de golpe cuando el avión comenzó a descender abruptamente, y se concentró en agarrarse bien del asiento.
-Respira y tranquilízate, Bella. Ya llegamos-Edward tomó una de las manos de la castaña entre las suyas, sonriéndole alentadoramente.
En menos de dos minutos, ya se encontraban bajando del avión, mientras Bella iba mirando a Edward inquisitivamente.
-¿Sabes? La paciencia no es uno de tus muchos talentos, cariño-Edward le sonrió traviesamente.
-Definitivamente. Venga, Edward-Antes de que pudiera seguir hablando, el inconfundible sonido de una bala cortando el aire los hizo girarse hacia la derecha.
Por instinto, ambos se arrojaron al suelo, y mientras los gritos comenzaban a resonar en el enorme aeropuerto, tomaron las armas que traían encima.
-Allí-Edward señaló hacia un hombre vestido de negro que corría en la dirección contraria a ellos.
Sin dudarlo, ambos se precipitaron en aquella dirección.
-Mierda-La castaña resopló mientras corrían, chocando a unos cuantos desgraciados que pasaban por allí y evitando a la seguridad.
-¿Dónde mierda está?-Edward miraba hacia todos lados mientras intentaban encontrar nuevamente a la oscura figura.
-¡Edward!-El grito de Isabella fue lo único que salvo a Edward de recibir una bala antes de tirarse al suelo.
La muchacha, sin dudarlo apuntó la pistola por sobre su novio, a un punto negro que se movía a lo lejos y disparó.
El grito de un hombre herido fue todo lo que recibió en respuesta.
Edward se puso en pie y volvieron a seguir su carrera hacia el lugar en el que un hombre yacía en el suelo, con la pierna totalmente ensangrentada.
-¿Quién eres?-Edward lo tomó por el cuello mientras lo interrogaba, pero el hombro solo emitía quejidos de dolor.
-¿John?-Is hablaba a su teléfono rápidamente, sin despegar la vista del hombre herido-Alguien nos disparó en el aeropuerto. Envía una ambulancia, está herido.-Sin más cortó el teléfono, y se dedicó a explicarles qué sucedía a los alarmados (e inútiles) guardias de seguridad del aeropuerto.
Una vez que la ambulancia se hubo llevado al hombre de negro, Isabella se giró hacia Edward.
-Dime.
Edward soltó una carcajada mientras la abrazaba. Isabella sintió la dureza de la pistola apoyada en su cintura.
-Ni siquiera en estas circunstancias te olvidas, ¿Eh?
-Nop-Le respondió enfatizando la 'P' mientras lo seguía mirándolo fijamente.
-Quería pedirte que fueras mi esposa-La castaña abrió mucho los ojos mientras Edward se mordía el labio-Cásate conmigo, Bella.
Una risa se escapó de los labios de Isabella mientras se abrazaba a Edward con fuerza, rodeando la cintura de su novio con las piernas.
-Sí, sí, sí. Seré tu esposa, Edward Cullen-Le respondió ante la atónita mirada de la gente que se encontraba a su alrededor.
Hace dos minutos estaban disparándole a un hombre y ahora se estaban besando.
-Te amo, Isabella.
-Y yo te amo a ti, Cullen. Te amaré siempre.
..
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Espero que les haya gustado el epílogo.
¡Saludos a todas, las quiero!
Emma.